lunes, 27 de enero de 2014

Nuestra historia: Capítulo IV: Descansa Pedro

Lunes de nuevo. Y como no un nuevo e intrigante capítulo de Nuestra historia. Ya os dejé la previa el pasado jueves, así que a leer y a disfrutar...


IV-Descansa Pedro

Los pasillos del hospital cada vez eran más largos y a la vez más claustrofóbicos. Ana no dejaba de pensar en que si no hubiera marcado el número de Pedro, para decirle que pasara a recoger sus cosas cuando ella no estuviera en casa, esto no habría sucedido.
-Ana, deberíamos llamar a sus padres...-dijo Rafa mientras le pasaba la mano por el pelo a Ana.
-Rafa...-es lo único que pudo decir Ana mientras miraba a Rafa con  la cara desencajada y las lagrimas inundando sus mejillas.
-Lo haré yo-. Si alguien sabia decir las cosas ese era Rafa. Siempre estaba ahí, su manera de hablar pausada y cercana hacían que los problemas fueran más livianos. Ramón, unos meses atrás no hacía más que contarle que Patricia no era más que una "follamiga" pero que se había convertido en "demasiado" amiga  para dejarla como a tantas otras, así sabía perfectamente que Rafa le quitaría las piedras del camino a la hora de dejar a la última en llegar al grupo.
Mientras, Ana comenzó a tranquilizarse quizás producto del paso de las horas o quizás por el valium que le había traído Rafa. Los recuerdos le empezaron a llenar la cabeza y se vio a ella misma mandándolo a la mierda, odiándolo, besándolo, queriéndolo y observándole en los pasillos del instituto.- !Joder que imbécil¡, le deseaba todo lo peor esta mañana y ahora todo se puede acabar.- La idea de que Pedro no saliese con vida le atormentaba y pensar en que hace unos minutos no quería verlo nunca más, se le clavaba en el corazón como un puñal.
-Patri, no me lo perdonare en la vida, porque lo llamé...
-Cielo no pienses así, sabes que Pedro es un tío especial, saldrá de esta.
-Chicas esto va para largo- dijo Ramón, después de acercarse a la zona de quirófanos.- Las cosas están muy complicadas, es posible que después de la operación se quede en coma inducido, incluso que muera.
-¿Y las piernas?- sollozó Patricia con el poco aire que le quedaba por el sofoco.
-Eso es lo que menos importa ahora...- sentenció Ramón, acercándose a Ana y agarrándole la mano y limpiándole las lagrimas.
         El quirófano era una zarracatalla de batas verdes, pitidos y bisturíes. En medio, Olga luchaba por separar su lado profesional de su lado sentimental.
-¡Vamos Pedro, vamos!- a la vez que analizaba las posibilidades de qué hacer o probar para que sus piernas comenzaran a responder, pensaba en la noche de Nochevieja y en que por nada del mundo imaginaba que la siguiente vez que viera a Pedro en una cama fuera de esa manera. Por más que quisiera, no podía sacarse de la cabeza que la noche que pasó con Pedro fue increíble -Joder, sería una pena que todo esto quedase insensible de cintura para abajo, y justo ahora...- Olga se sorprendió pensando en los atributos de Pedro en medio de la operación.-Joder Olga, céntrate donde está tu juramento Hipocrático y tu profesionalidad, se dijo a ella misma.
-¡Doctora Tena despierte! Y si no está capacitada salga del quirófano y que venga alguien que este centrado.
-Perdón Doctor, Ya estoy al cien por cien.
            Al fin, tras largas horas de espera, Olga encaró el pasillo y fue a la sala de espera donde estaban todos. Tras hablar con los padres de Pedro, se acerco a los demás:
-Chicos, Pedro...
-Pedro está en coma, ya sabéis que estos días serán cruciales, está muy grave pero si en 48 horas no ha fallecido las probabilidades de que salga del coma aumentaran. Parece que la medula no está afectada así que creemos que con mucho esfuerzo y trabajo, si Pedro sobrevive podría volver a andar.
- Deberíamos descansar.-Dijo Rafa.
Ana se acercó a los padres de "su novio" y los convenció de que no podían hacer nada allí, que tenían que marcharse a casa e intentar dormir un poco. Así que les acompañó a la salida del hospital a tomar un taxi. Patricia y Rafa se marcharon juntos  y Olga ya se retiró a cambiarse y rellenar el papeleo de la operación. Pese a la tensión del momento, Olga se dio cuenta de que Ana en ningún momento le miró a la cara mientras contaba los detalles de la intervención. Era fácil ver que no quería hablarle ya que en otra situación le habría preguntado mil cosas y la habría corregido en todo lo que hubiera creído necesario. Ana era así, una persona muy responsable y a la que a veces las formas de hacer todo a impulsos de Olga, le sacaba de sus casillas.
-Ana, te llevo a casa.- Dijo Ramón mientras sacaba las llaves de su imponente deportivo.
-Gracias Ramón, no me veo capaz de coger la moto ahora mismo.-
           Ya en el coche, apenas cruzaron palabras, no había mucho que decir.-Mañana te llamo, si quieres me paso por aquí y vamos al hospital a ver cómo va todo, intenta descansar-. Ana bajó del coche, y como si algo que no fueran sus piernas la empujaran fue andando hasta su casa. Al abrir la puerta, sorpresa, varias cajas de laboratorios médicos le esperaban nada más entrar. -Dios, sus cosas-. Unas horas antes, las había metido en las cajas con toda la rabia que una persona engañada puede sentir hacia el hombre que había amado durante casi toda su vida. Una tras otra, sacaba las cosas de las cajas y recordaba lo especial que era Pedro, sus camisetas de fútbol, su amada camiseta con el 23 de Michael Jordan, sus discos, sus cartas, sus llaves del apartamento con el llavero de Homer, el cual, Ana odiaba.  Pedro siempre le decía que dejaría de ser joven el día que cambiara ese llavero por llevar colgada una tarjeta de descuentos del súper. Así entre recuerdos e incertidumbre Ana se fue a la cama, y mientras ponía religiosamente la alarma del móvil, un whatsapp: Olga "Ana siempre hemos estado juntas, y ahora deberíamos estarlo más que nunca, tenemos que hablar".-Tan juntas, que hemos compartido hasta el novio, venga ya.- Pensó mientras dejaba el móvil en la mesilla sin ninguna intención de contestar a Olga.
            A la mañana siguiente los padres de Pedro, más tranquilos, llamaron a Ana para preguntarle si sabía el numero pin del móvil de Pedro para mantenerlo encendido y poder atender llamadas de ex compañeros, amigos y demás conocidos, que no supieran la trágica noticia. Ana les dijo que era su año de nacimiento, y que enseguida les vería.-¿Qué hago? debería contarles lo que había pasado, pero me tienen como a una hija, quizás sea mejor dejar pasar el tiempo y no darles otro disgusto. Aprenderé a llevarlo.
        Ana caminó hasta el hospital para ver si Pedro presentaba alguna mejoría. En teoría tendría que ir a trabajar pero el día anterior el jefe directo de Ana le dijo que no se preocupase, que se tomase el tiempo que necesitara. Al llegar allí se encontró con Patricia que terminaba su turno de trabajo y le invitó a tomar un café en el Rock and Blues.
-Tía ayer me llamo Olga y no le contesté, no sé cómo afrontar esto, estoy hecha un lío. No sé si soy novia de Pedro, si soy amiga de Olga, ni siquiera sé quién soy yo ahora mismo.
- Es normal que ahora te plantees millones de posibilidades, todos lo estamos haciendo. Pero no deberías pagarlo con Olga. Siempre habéis sido amigas, además recuerda que esa noche todos habíamos bebido para el resto del año ya. Y qué coño, todos tenemos errores y secretos.
- Se que tienes razón y que Olga nunca se ha parado a pensar ni una de las decisiones de su vida, pero es que esto es diferente.
- Hola chicas, he imaginado que alguien estaría por aquí.-Dijo Rafa mientras se quitaba la cazadora.-¿Alguien ha visto a Ramón?
-No, ayer me dijo que si quería me traería al hospital, pero ya no he vuelto a saber nada más de él.- dijo Ana. Ramón nunca daba muchas explicaciones de lo que hacía o dejaba de hacer así que era habitual que pasaran días sin saber nada de él.
-¿Qué os parece si esta noche cenamos juntos?
- No me apetece mucho Rafa, creo que intentaré dormir algo más que esta noche, sé que lo haces porque no me sienta sola, pero creo que no voy a estar bien esté donde esté.
- Vale, pero ya sabes que estamos aquí para lo que necesites.
     Mientras, Olga, caminaba hacia el hospital para cumplir su obligación laboral, pensando en que por uno de sus calentones estaba perdiendo a dos de sus mejores amigos y estaba fraccionando el grupo que tantos buenos momentos le había dado.-Si ni siquiera ahora me habla, no lo volverá a hacer en la vida. Joder ¿porqué solo pienso cuando ya está todo hecho?-Si algo tenía claro Olga, era que necesitaba a sus amigas, ellas le ponían el punto de cordura que muchas veces a ella le faltaba.-Tengo que hacer lo que sea-.Siguiendo con su paseo de reflexión ya se encontraba en las calles cercanas al hospital, y de pronto vio a lo lejos a Ana andando entre la gente.- ¿Qué hago? Le saludo y le pregunto por Pedro, eso es.-Mientras en la otra dirección Ana.-Mierda, Olga viene andando hacia aquí, espero que no me diga nada.
-Ana...- pero ella pasó a su lado sin desviar la mirada ni un ápice, sólo pensaba en llegar a casa y que estos dos días pasaran rápido. Al caer la noche, Ana empezó a sentirse sola y decidió llamar a Ramón que en los últimos días se había portado muy bien con ella, así que cogió el teléfono y lo llamó.
-Ramón necesito hablar con alguien.
-¡Aquí estoy para lo que quieras niña! ¿Has cenado? ¿Qué te parece si compro algo de comida china, paso por tu casa y charlamos?
-Vale te espero.-A la media hora Ramón llamaba ya al portero automático de Ana. Nada más entrar al apartamento vio que las cosas de Pedro estaban revueltas por todo el salón y que había algunas mas en unas cajas a medio llenar.
-Ya sabes, las cosas de Pedro...
-Ya veo. Deberías retirarlas y no estar todo el día viendo sus cosas. Te ayudaría. -Los amigos comenzaron a cenar y a reír como siempre hacían.  El vino y la calefacción en el crudo invierno hicieron que el ambiente fuera bueno y que los dos estuvieran cómodos y olvidaran un poco todos los problemas de las últimas horas. Las historias y anécdotas se iban sucediendo a la par que los chupitos de Orujo y los Gin-Tonic. La tele ponía la música de fondo pero Ramón y Ana no se daban ni cuenta de lo que esta les ofrecía ya que cada palabra que decían o escuchaban se encontraban mucho mejor.
- ¡Dios!-Ana despegó sus ojos como pudo hasta tres veces y se dio cuenta de que lo que veía era cierto. Ramón estaba dormido en su cama, levantó el edredón para ver qué es lo que le podía explicar lo que ahí viera y efectivamente, ella llevaba una camiseta y ropa interior, pero Ramón no. Totalmente desnudo roncaba como si un helicóptero sobrevolara la habitación.-No puede ser, otra vez no.-Pensó Ana, ya que no era la primera vez que eso sucedía. Unos años atrás, en un cumpleaños de Ramón, todos salieron a tomar unas copas. Patricia todavía no había llegado al grupo. Rafa como siempre que bebía algún trago de más, o perdía los papeles o se dormía por los pubs, lo que suele ser un "colgao". Así que aquella noche Pedro decidió llevárselo a casa. De ese modo, Ana y Ramón se quedaron solos, y entre el alcohol, la labia de él y el sentimiento de atracción-odio que desde siempre había sentido Ana hacia Ramón, los dos acabaron en casa de Ramón dando rienda suelta a su pasión. Se prometieron que nadie jamás debía saber aquello, pero lo cierto es que Ramón nunca lo había olvidado, y lo había deseado desde hacía mucho tiempo.
"You and I we gonna live forever..." - ¡Joder! Ana saltó sorprendida de la cama. De su móvil salían los acordes de "Live Forever" de Oasis, y eso sólo sucedía cuando Pedro era el que le llamaba. La adrenalina recorrió hasta el último rincón del cuerpo de Ana mientras Ramón abría los ojos para volver a encender las luces del mundo.
-¿Si? ¿Diga?- respondió Ana con la voz entrecortada.
-Ana soy Olga, imaginé que no contestarías si llamaba con mi móvil…
- ¿Qué coño dices?
- Nada solo llamaba para decirte que deberías venir al hospital, Pedro.... Hola... ¿¿¿me oyes??? bip bip bip.
- Joder, era Olga. Solo le ha dado tiempo de decir que vaya al hospital. Me voy rápido, ya hablaremos de esto...
- ¿Cómo?
- Adiós.
    Cogió un taxi, y al llegar al hospital se encontró a Olga en la puerta más nerviosa de lo normal y con los ojos llorosos. Sin decirle nada, atenazada por los nervios, le hizo un gesto con la cabeza para que le siguiera. Sin mediar palabra recorrieron los pasillos y al entrar en la habitación de Pedro...
       ¿Qué es esto? ¿Dónde estoy?-De repente un soplo de aire fresco entro en mi cuerpo. No respiro bien. Todo está borroso. Solo veo una luz, siluetas y formas. ¿Qué me está pasando?
- Ana, Pedro responde, está saliendo del coma, quería que vinieras lo antes posible.
- Gracias Olga, muchas gracias-  sollozó Ana mientras agarró fuerte la mano de Olga.
     Pedro empezó a respirar fuerte, y a sufrir una especie de taquicardia, al momento abrió los ojos y contempló todo como un bebé observa un mundo nuevo.
- ¿Qué me ha pasado?
- Acabas de volver a nacer, Pedro descansa...
           
             











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