lunes, 23 de marzo de 2015

TayTodos: 9. Pasión.

Hoy nos llega el noveno capítulo de "TayTodos", pero antes vamos a repasar lo ocurrido el pasado lunes.
El capítulo anterior arranca con Carolina probándose modelitos para su cita con Jorge al que escribe un par de mensajes para quedar para esa noche. Ella no sabe en que situación comprometida se encuentra el madurito que tanto le gusta.
En la oficina a Sergio se le multiplican los problemas con Nerea llamando a la puerta. Este amenaza a Clara y la insta a colaborar, abre la puerta y atiende a su novia. Tras conseguir deshacerse de ella, vuelve al despacho y el instinto se apodera de él y se lanza sin control a por Clara. En plena faena aparece la mano de Jorge buscando ayuda y Sergio vuelve en sí de su pasión desatada y le atiende, esfumándose así todo el momento álgido que se había creado. Clara se recompuso también de semejante corte, se vistió y salió sin dar más explicaciones. Sergio, sale a por un vaso de agua para aliviar a Jorge y en la recepción tiene unas palabras con Clara, intentando que lo deje en paz, pero ella altiva le responde que tarde o temprano será él quien la busque.
Jorge responde a Carolina y la emplaza a cenar en un restaurante del barrio, más económico, al fin y al cabo Clara no le había pagado por el trabajito. Ella le responde que prepare algo en casa y pasan de salir por ahí. Para Jorge es perfecto dado su situación económica, así que apura sus 50€ en la compra para la cena, le da un repasito al piso y a su higiene personal y se baja al bar a esperarla. Cuando la ve llegar se da cuenta de que es preciosa, y embobado la recibe...

¿Conseguirá Clara lo que busca de Sergio? ¿Qué ocurrirá en la cita entre Jorge y Carolina? ¿Descubrirá Nerea lo que realmente le ocurre a Sergio? ¿Cómo le irá a Rebeca en su cita a ciegas con Montana, el amigo de María? No os perdáis el capítulo de hoy.

En cuanto a su creadora, decir que es una habitual de Zarracatalla Editorial. Que fiel a su estilo, cada día más agresivo, le ha dado otro puntito más de pasión a la escena del despacho de Sergio. Decir que es una de las personas más implicadas con este proyecto que ha ayudado tanto a crecer, y es una gran amiga con la que poder compartir todas las ideas que le surgen a este Despitado Observador. Ya la he descrito varias veces aquí, así que no me cansaré de decir que es un bombón que sueña mucho, muchísimo, y a la que debo gran parte de todo esto. Fue la primera en conocer mis intenciones para la novela colectiva de este año, la primera a la que confesar todas mis ocurrencias y la primera a quien recurrir cuando algo se atasca en el proceso creativo. Y pese a lo disparatado que puedan parecer las ideas propuestas, nunca rechaza ninguna; la reconduce y moldea, pero nunca descarta nada de lo que se le propone. Gracias a mi pin up particular. Ella es... Merche Comín Diarte

Os dejo con el capítulo de hoy (9. Pasión). Espero que os guste. Besetes a tod@s. Nos leemos.


 9. Pasión.

—Hola cariño, ¿qué tal ha acabado la reunión con la pareja de esta mañana?
—¿Qué pareja? ¿Qué reunión?
—La que estaba en tu oficina esta mañana cuando he ido a visitarte...
—¡Ah! Es cierto...
—¿Estás bien Sergio?
—Sí, es sólo que estoy un poco cansado. Tengo ganas de probar el menú e irme a dormir, hoy ha sido un día duro.

Nerea y Sergio llegan al restaurante donde van a probar el menú de su boda. Ella está nerviosa e ilusionada, no hace más que hablarle a Sergio de todo lo que les queda por preparar juntos: los detalles a los invitados, la canción que sonará cuando entren al restaurante, el color de las flores en la iglesia... Pero Sergio sólo se encuentra de cuerpo presente, dado que no puede quitarse de la cabeza lo que ha pasado esta misma mañana en la oficina, esa mujer que lo ha vuelto loco, que hace que desee hacer cosas que ni con su futura mujer había pensado hacer... No se la quita de la cabeza, no olvida el momento que la tuvo en su oficina, que la tocó con sus manos, que pudo observar ese cuerpo.
—¡¿¿¿Sergio me estas escuchando???! ¡¡¡SERGIO!!!
—¿Por qué gritas? ¡Qué estoy aquí al lado!
—Últimamente estás muy raro, dices que no te pasa nada, pero no te creo. Te pasas el día pensando en no sé qué cosas, pero no en nuestra boda, y yo no puedo con todo, necesito que me ayudes.
—Perdóname, pero tengo mucho trabajo y eso me tiene así, prometo descansar y centrarme más en nosotros.
Sergio le da un beso, el más fingido en todos los años que llevan juntos. Nerea no se queda muy convencida pero intenta hacerle creer que sí. Entran al restaurante y les llevan a una mesa donde un camarero les invita a probar el vino de la casa mientras esperan la cena. En ese mismo momento Sergio no puede creer lo que está viendo…, entran al restaurante un grupo de ocho personas, de una edad de entre cuarenta y cincuenta años y entre ellas, Clara.
—¡No puede ser, me estoy volviendo loco!
—¿Qué dices Sergio? ¿Tan malo está el vino?
—Nada, nada, cosas del trabajo que me han venido a la cabeza.
Nerea lo mira con cara desesperada, ya que no sabe qué hacer; mientras tanto Sergio no le quita ojo a ese grupo de gente que van a cenar en el mismo restaurante que ellos. Clara también lo ha visto, y la idea de estar las dos parejas en el mismo lugar, le encanta. Por lo que no duda ni un instante en acercarse a la mesa donde se encuentra Sergio.
—¿Qué tal compi de sauna?
—¿Qué haces tú aquí? —en las palabras de Sergio había mucho nerviosismo, dado que no se creía lo que estaba pasando.
—Lo mismo que vosotros, cenar —Clara sonreía—. ¿Esta es tu novia de la que tanto hablas? He de decir que tenías razón, es muy bonita.
Nerea sonríe al escuchar esas palabras, por el contrario Sergio sólo piensa en que ese momento se acabe.
—Me llamo Nerea y sí, soy la novia de Sergio. No sabía que hablaba de mí —sonríe sonrojada.
—No tiene otro tema en la boca, sólo a ti. Bueno pareja me voy a cenar que estoy muerta de hambre. Un placer conocerte Nerea, soy Clara. Y Sergio... nos vemos el lunes.
—Adiós Clara, encantada de conocerte —contestó Nerea.

Nerea le dice a Sergio que debe de ser un poco más simpático con Clara, ya que parece encantadora, no hace más que decir que le parece muy agradable y que es guapísima para tener más de cuarenta años. Sergio no puede más con la situación y tiene que salir del restaurante a tomar un poco de aire.
Clara que lo ve salir, le dice a su marido que sale fuera a fumarse un cigarro mientras les sirven la cena.
—Deseaba que salieses, me estas volviendo loco.
—Ya te lo dije... Volverías a por mí.
—Eres la mujer más mala de la tierra, pero no puedo más...
En ese momento la agarró con todas sus fuerzas de la cadera, llevándola bruscamente hacia él, sin pensar que estaban en la puerta del restaurante donde se encontraban las parejas de ambos.
Lentamente se abre la puerta del restaurante, tras la cual aparece Nerea que ve como su futuro marido está a un centímetro de la boca de Clara.
- ¡¡¡¿¿¿Que está pasando aquí???!!!


********

Después de tomar un par de cervezas Jorge invita a Carolina a subir a cenar a su apartamento, ella acepta encantada, no porque tuviera mucho hambre, si no por las ganas que tiene de quedarse a solas con el madurito.
—Para ser de una persona de tu edad, es bastante moderno el apartamento —dice Carolina riéndose.
—El buen gusto no va en la edad, si no en la persona —contesta Jorge con tono de burla sonriendo mientras le coge de la mano y la lleva hasta el salón, donde está preparada la mesa para cenar los dos solos. La cena que había preparado no llevaba mucha elaboración, dado que eran unas pizzas compradas en el supermercado de abajo, pero eso es lo de menos. Ambos, mientras cenan, no hacen más que mirarse con ojos de querer acabar rápidamente y empezar lo que más desean en ese momento…
Carolina le da un trago más para terminarse la última cerveza que les queda.
—Y ahora que no tenemos más cervezas, ¿qué podemos hacer?
—Podemos quedarnos aquí sin beber, o bajarnos al bar a tomarnos juntos alguna más.
—Y si nos quedamos aquí… algo tendrás preparado para que quiera quedarme…
Jorge no sabe que responder, la respuesta que ella ha dado le encanta, pero no sabe cómo seguir. Ella ve que lo ha dejado sin respuesta, por lo que decide coger el toro por los cuernos. Se levanta, le coge la mano y le pregunta por la habitación. Él se levanta y la lleva hacia ella. Llegan, se miran, ella suelta su mano subiéndola por su brazo hasta llegar a su cuello, al cual se agarra con ambas manos, lo besa, él solo se dejaba llevar… hasta que escuchan cómo se abre la puerta del apartamento.

—Papa, ¿estás en casa?...

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