Cuando sueñas con algo tan bonito es muy difícil despertar sin el anhelo de volver a cerrar los ojos y perseguir ese imposible... Siempre presente, en tu memoria, y un día ocurre. Distribuyes tus libros en la mesa, te sientas en el stand con tus compañeros de jornada, te engalanas con tu mejor sonrisa (esa que es sincera porque estás disfrutando), desenfundas el boli de la suerte que te acompaña allá por donde vas, y comienzas a firmar tus obras, saludar a amigos, informar de tu proyecto a desconocidos que se convierten en improvisados cómplices de tu alegría, a hacerte fotos para el recuerdo de una mañana increíble, y a luchar contra las manecillas del reloj intentando convencerlas de que caminen más despacio... No quieres que llegue la hora del cierre, es tu momento y ese es tu lugar. Todo lo demás, deja de importar.
Además tuve la gran suerte de coincidir con las autoras Elena Laseca y Sarilis Montoro, compartir este episodio con ellas fue genial, pues me permitió conocer en persona a Elena y compartir otro instante más con Sarilis, pues a lo largo de nuestra trayectoria como autores hemos compartido muchos momentos (y letras) muy gratificantes.
Agradecer como siempre a los miembros de la AAE por su predisposición, su trabajo y su ilusión para que todo saliera fenomenal, que estuviéramos a gusto en la caseta y todo estuviera perfecto. Y como no, a la encantadora Carmen Aliaga, por acercarse a compartir un ratito con nosotros. No sabes la ilusión que me hizo ese detalle. ¡Qué grande eres!
Parece que ya he aterrizado de este vuelo onírico, pero me quedo con pie y medio en el suelo, el otro medio, quién sabe... ¡Quiere seguir soñando!
Besetes a tod@s.
Nos leemos.
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