III. POR MI
CULPA
-Un,
dos, tres, cuatro...un, dos, tres, cuatro.....-los servicios de emergencias
intentan reanimar a una mujer de unos sesenta años que conducía el coche contra
el que he chocado.
El semáforo estaba rojo, pero era Ana quien
llamaba y… he perdido la noción del tiempo y del espacio.
Oigo
sirenas. Muchas sirenas. Suenan lejanas. Tengo un terrible dolor de cabeza. Imagino
que causado por el fuerte impacto del airbag. Hay un montón de cristales a mí
alrededor y mucho humo..., me cuesta respirar. Oigo que alguien grita, pero me
siento cansado, muy cansado.....
-¡Chico!
¡Chico! ¡Despierta! ¡No te duermas! ¡Escúchame!-un miembro del cuerpo de
bomberos intenta despertar a Pedro, pero
no lo consigue.
-¡Debemos
sacar a este chico de aquí lo antes posible! Pero tiene las piernas
atrapadas-uno de los médicos.
-Tendremos
que intentar sacarlo por el techo-le responde el jefe de bomberos.
-Ha
perdido el conocimiento y mucha sangre-médicos y enfermeras de la ambulancia
examinan a Pedro- ¡Deberemos hacerlo deprisa!
En
esos momentos parte hacia el hospital la otra ambulancia. Se lleva a la mujer que
conducía el otro coche. Está grave.
Tras
hora y media retirando hierros y cristales consiguen sacar a Pedro del
vehículo. Lo meten en la ambulancia y se dirigen al hospital. Por el camino intentan
despertarle sin éxito.
-¡Rápido,
oxígeno! Ya queda poco-dice una de las
enfermeras-, ya estamos llegando, ¡aguanta chaval!....
Mientras,
en el hospital, Ana sostiene su móvil en la mano. Le ha llamado tres veces y nada.
-“El
teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura en estos momentos”-le
responde una vocecilla en el auricular.
-¡Grrr!
¡Me saca de mis casillas! ¡Será posible! ¡¡¡Como ha podido hacerme esto, y
encima no cogerme el teléfono!!!
Un
aviso por el megáfono hace volver en sí a Ana, que se encontraba inmersa en sus
pensamientos y en todo lo que había pasado en las últimas horas.-Pues nada, ¡a
trabajar!
-“Doctora
Retuerto, doctora Retuerto. Acuda al servicio de urgencias, por favor. Repito,
Doctora Retuerto, acuda al servicio de urgencias, por favor”.
-¡Sitio, por favor! ¡Dejen los pasillos libres!-Ramón
se afana en despejar la zona ante la inminente llegada de la ambulancia- ¡Rafa,
reúne a todo el equipo en quirófanos!
-Accidente de tráfico. Varón. De unos 30 años. Sin
identificar. Con traumatismo cráneo-encefálico y posible pérdida de
sensibilidad en las extremidades inferiores-el equipo médico de la ambulancia
adelanta el parte a Ramón, que los recibe a la entrada-. Que alguien avise al
doctor Andrés y a la doctora Retuerto.
-Ya les han avisado- acompaña al equipo junto a la
camilla, cuando de repente se da cuenta de quién es el paciente-. ¡Oh Dios mío!
¡Pero si es Pedro!
-¿Le conoces?
-Si.... Es el novio... Bueno si, el novio de Ana. La
doctora Ana Retuerto-a la par que entran al quirófano. Allí les aguarda todo el
equipo a excepción de Ana.
-Roberto, busca a Ana. Tiene que estar al caer. Debes
impedir que entre. ¡Es Pedro!..
-¡Y que le digo!-Roberto es el mas joven del equipo de
quirófanos y con el que más confianza tienen ambos.
-¡No sé, invéntate algo!
-Pero... ¿Qué ha pasado?
-Un accidente de tráfico, por lo visto se saltó el
semáforo. ¡Joder Roberto, no hay tiempo! ¡¡Que no entre!!-Ramón se estaba
empezando a desesperar.
-¿Pero...?-Roberto obedeció al ver como se descomponía
el rostro de su interlocutor ante tanta pregunta-. Bueno, voy a ver si viene
Ana.....
Ya en el pasillo, Roberto ve venir a Ana. No sabe que
decirle. ¿Cómo le va a explicar que no puede entrar al quirófano?
-Ana...
-Buenos días Rober.
-No puedes pasar...-bloqueando la entrada.
-¿Qué pasa Rober? Tienes mala cara. ¿Por qué no puedo
pasar? Me han llamado por megafonía para que acuda, hay una urgencia.
-Lo sé, lo sé. Pero no puedo dejarte pasar.-Roberto no
encontraba una excusa mínimamente creíble.
-Lo siento Rober, pero si no me das más explicaciones
voy a tener que pasar. ¡Es mi trabajo!
-Ummm..... yo..., no sé como decirte esto...
-Venga hombre, que me estás asustando.
-Esta bien...-de repente cogió fuerzas y lo soltó- Es
Pedro.
-¿Cómo que es Pedro?
Tres segundo de silencio interminables. Roberto al
final concluyó.
-El del accidente. La urgencia por la que te han llamado.
Es Pedro..., está grave.
A unos metros de allí, en el Rock´n Blues, el bar de
la esquina donde se reúnen a tomar unas cervezas después del trabajo, se
encuentran Olga y Patricia tomando un café y hablando del mal rollo que va a
haber ahora en el grupo.
-¡Como se te ocurre liarte con Pedro!
-¡Oye, guapa! ¡Dos no se lían si uno no quiere! Que no
se te olvide que tanta culpa tiene él como yo. Bueno que digo.... ¡Más culpa
tiene él, que es el que tiene novia!
-Pues sí. No le vamos a quitar méritos... ¡Pero es que
su novia es tu amiga, tía!
-¡Mira quien fue a hablar! ¿Y lo tuyo con Ramón, eh?
-No me compares. Que no teníamos pareja ninguno de los
dos.
-Bueno... tu no. Pero él estaba con aquella chica
morena del laboratorio. Que si no recuerdo mal estuvo a punto de suicidarse
cuando Ramón le dijo que la dejaba porque estaba saliendo con otra.... ¡tú!
-¡Venga ya! ¡Esa tía es una teatrera! ¡No fue para
tanto!-Patricia estaba empezando a calentarse por las acusaciones de su amiga.
No soportaba que estuviera escabullendo el bulto de esas maneras-¡Joder, Olga!
No me cargues con el muerto a mí. Que esto no es lo mismo y lo sabes.
-Perdona Patri, solo es que....
La conversación se interrumpe por el sonido del
“busca” de Olga.
-Pero ¿hoy no tenías fiesta?
-Si, pero siempre lo llevo encima por si acaso.
-Bueno. ¿Te vas al hospital?
-Si, es una urgencia. No sé que habrá pasado. Le
tocaba turno a Ana en trauma...
-Adiós. Mañana nos vemos. ¡Corre, vete! Que ya pago yo
los cafés-su tono era mucho mas conciliador. Así era Patricia. Podía enfadarse
contigo y a los dos segundos se apaciguaba. Nunca te guardaba rencor. Era una
gran persona a la que todos recurrían en sus peores momentos por su dulce
temperamento.
-Gracias Patri por el café y tu paciencia… Te llamo
mañana.
Olga le tiró un besito al aire a modo de despedida y
salió volando del establecimiento. Ella remató con tranquilidad su capuchino y
se dirigió con parsimonia hacía la barra para abonar los cafés. En ese momento
sonó su teléfono. Casi se le cae el monedero al ver que era Ramón.
-Hasta me he ruborizado y todo ¡Que vergüenza!, que
hago… ¿Lo cojo…? Pues no. ¡Que se joda! Que la última vez que quedamos me dio
plantón. Y su escusa... ¡Que se había dormido! Si, ya… ¡Y una mierda!-Lo cierto
es que no era mentira. Se había dormido, pero en casa de una de las enfermeras de la segunda
planta-Y a mí, no debería importarme, lo nuestro fue algo breve....
Se interrumpen sus pensamientos por el sonido del
móvil de nuevo. Otra vez Ramón.
-Que no lo voy a coger. ¡He dicho que no! Lo cierto es
que me gusta. Me gusta como me mira... ¡Pero no como mira a otras!
¡Seré imbecil! ¡Claro que le gusto...le gustan todas!
Y además lo dejamos claro desde un primer momento. Yo sabía como era él, que le
gusta la fiesta. Le gusta salir, y salir con todas. Pero le creí cuando me dijo
que yo era especial. Que ambos mantendríamos una relación abierta, pero que yo
era especial. Solo que yo, en realidad, no quería una relación abierta.
Vuelve a sonar el móvil. Esta vez es un whatsapp de
Ramón:
-”Ya sé que no me quieres coger el teléfono, pero
quería que supieras que Pedro está ingresado en el hospital. Ha tenido un
accidente con el coche. Lo han traído hace un momento. He preguntado por ti,
pero me han dicho que hoy no trabajabas. Está muy grave, creo que deberías
venir. Un Beso.”
Patricia de dirige al hospital a toda velocidad,
pensando también en todas las cosas que habían sucedido en los últimos días.
Todo lo de nochevieja, lo de Pedro con Olga, Ana… y ahora esto.
Accede por el servicio de urgencias buscando a Ramón:
-¿Pero que es lo que ha pasado?
-Aún no se saben los detalles, pero por lo que se ve
Pedro se saltó el semáforo y se llevó a otro coche por delante.
-¿Y como está?
-Ha entrado en quirófano hace ya un buen rato. Aún no
saben los daños que tiene, pero no pinta bien. Cuando llegó ya estaba
inconsciente, y no saben en que estado
se encuentran sus piernas, quedaron aplastadas por debajo del volante...
-¿Y Ana...?
-No lo sé… He mandado a Rafa para que se quedara con
ella. No le hemos permitido que entrara en el quirófano.
-¡¡OH!! ¡Por eso han llamado a Olga! Estábamos tomando
un café, y le ha sonado el busca....
-¡Ufff..., que marrón!
-Voy a ver como está Ana, gracias por
avisarme-Patricia le dio un dulce beso en la mejilla a Ramón, le sonrió y salió
a buscar a su amiga.
Por el pasillo se encuentra con Olga que se dispone a
entrar en quirófano. Esta se le queda mirando extrañada.
-Hola Patri, ¿que haces aquí?
-¿No lo sabes...?
-¿Que pasa....?
Un silencio que podría cortar el aire. Patricia
prosigue.
-Es Pedro. Ha tenido un accidente. Por eso te han
llamado a ti para operar, no quieren que entre Ana-el rostro de Olga se
descompuso-. Es él quien está en quirófano. Me voy a ver si encuentro a Rafa,
que está con Ana... Quizás no te lo tendría que haber dicho, pero creo que era
mejor que lo supieses antes de entrar. Estaré por aquí…
Patricia le dio un abrazo a Olga y tomó sus mejillas
con sus manos.
-Vamos Olga, tienes que ayudar a nuestro amigo. ¡Se
fuerte!
Ella asintió con la cabeza sin articular palabra.
Patricia le correspondió asintiendo. Olga cogió sus manos, las beso, agacho la
cabeza y en silencio entró al quirófano. No podía creer lo que estaba pasando,
era como una pesadilla de la que no puedes despertar.
En las inmediaciones Rafa acompañaba a Ana, que estaba
dando vueltas de un lado a otro del pasillo, sin poder parar, y no dejaba de
preguntarse porque nadie le contaba nada de lo que había pasado. Patricia
apareció por la puerta de quirófanos y Ana corre a abrazarse con ella. Entonces
rompió a llorar. Hasta el momento había resistido, pero al ver a Patricia no
pudo contenerse más.
-¿Pero que es lo que ha pasado? ¿Por qué nadie me
cuenta nada? ¿Cómo está? ¿Te han dicho algo?
-Solo sabemos que ha sido un accidente de tráfico. Por
lo visto se saltó un semáforo en rojo. Aún no saben por qué, pero uno de los
bomberos dijo que cuando lo sacaron del coche, tenía el móvil en la mano....
Entonces
vieron palidecer a Ana, que tuvo que sentarse en uno de los asientos para no
caerse, y solo dijo...
-Por mi culpa...
Y arrancó a llorar.
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