lunes, 31 de marzo de 2014

Nuestra historia. Capítulo XIII. Yo puedo.

Lunes. Llega otro nuevo capítulo de Nuestra historia. Tras la tensa situación planteada por Trini Aznar entre Ana y Ramón, con la salvadora aparición de Mario y un "secreto a voces" que está planteando de momento más discusiones que alegrías, el final de la última entrega nos deja a las dos protagonistas enfrentadas en la puerta del hospital... ¿Qué pasará en este explosivo cara a cara? Todo esto y mucho, muchísimo más, en un tremendo capítulo que seguro os va a encantar.



XIII.     Yo puedo.


-¿Qué coño haces, Olga? ¿No crees que ya has hecho demasiado? Déjame en paz, y métete en tus asuntos, que no son pocos tampoco.
Olga, se sintió acorralada. No esperaba que después de tanto tiempo sin hablar, fuese allí delante de la puerta del hospital donde iban a resolver sus asuntos.
-Mira Ana, no es sitio ni horas para que tengamos esta conversación.
-¿Conversación? ¿Contigo? Sólo quiero marcarte los límites de mi vida. Y recordarte que tú ya los has sobrepasado ¡y de qué manera! Ni tú debías de sacar conclusiones de una situación en la que no debías de haber visto ni Ramón debería de haberse creído tus suposiciones. Así, que sí. Vamos a dejarlo. Pero te aviso Olga, ¡sal de nuestras vidas!
Ana, dejándole con la palabra en la boca, dio media vuelta y con paso firme entró por la puerta del hospital y siguió hasta los ascensores. Entró y le dio al botón mientras respiraba hondo por el trago que acaba de pasar. Cuando ya las puertas metálicas del ascensor se cerraban, una carpeta golpeó en el sensor, y se abrieron de golpe.
-¡Otra vez tú! –Gritó Ana.
-Sí, Yo. No creas que puedes decirme eso, y que todo termine. Tú también tienes que escucharme.
-No, ya hemos hablado todo lo que tú y yo teníamos que hablar.
-De eso nada. Quiero saber, necesito saber. Te conozco hace años, y sé que estas embarazada.
Mientras las puertas volvían a cerrarse, Ana, atemorizada por si su secreto podía ser desvelado antes de hora, empujó a su compañera de trabajo contra los botones del ascensor. Clavó sus ojos a menos de un palmo de los de Olga, y con un tono muy subido contestó.
-Si fuese el caso, sabría de quien es. De mi pareja. Estoy segura. Así que te repito. ¡Sal de nuestras vidas!
Volvió a dejarle con la palabra en la boca y echó a andar hacia la habitación de Pedro. A los pocos pasos, se giró y vio que no había nadie detrás. Por fin le había dado esquinazo. En ese momento el busca de Ana sonó. Pensó leerlo en cuanto llegase a la habitación, llevaba demasiadas cosas en las manos. 
Iba muy nerviosa, así que dio media vuelta, y cruzo hasta los baños. Necesitaba hablar con Sandra. Allí, una arcada cogió fuerza, y con el móvil en la mano, experimentó el primer síntoma claro del embarazo.
Sandra, enseguida le contestó. Le dijo que había hecho muy bien al dejarle las cosas claras a Olga, pero que no se tenía que alterar. Estaba de camino al Hospital, en unos minutos, hablarían tranquilamente.
Ana, ya con la bata, y el busca en el bolsillo, pasó a ver a Pedro.
-Buenos días, Peter-. Con una maravillosa sonrisa.
-Buenos días cariño. Como echaba de menos escucharte cada mañana. ¿Has descansado?
-Hola otra vez, Mario. Sí, he descansado.
-Tienes mala cara. ¿Ha pasado algo?
Ana miró a Mario, que estaba con cara de preocupación, y después mirando a su pareja, le dijo.
-No, nada. Acabo de coincidir con Olga, y eso todavía no lo he superado.
Mario, con cara de sorprendido, pues no sabía nada de lo que estaba pasando, preguntó a ambos, sin obtener respuesta de ninguno. Sólo unas miradas que le dejaron claro, que había algo que no sabía, y que había ocurrido durante su estancia en Londres.
En estas, entraron en la habitación Irene y Sandra, y explicaron que Antonio, seguía dando vueltas con el coche.
Mario, se presentó a las dos mujeres que habían entrado a la habitación, y puso algo más de ímpetu al saludar a Sandra.
-Mario, es mi hermana, le dijo Pedro cabeceando. Y ella, mi madre.
-Solamente pretendía ser educado… -Dijo él entre risas y sin quitarle ojo a Sandra.
-Ana, hija. ¿Has desayunado? Te veo mala cara.
-Sí, Irene, no te preocupes-cogió la mano de Pedro.-Me voy a ver a mis pacientes, aunque dejo a mi preferido en buenas manos.  Sandra, en cuanto de la primera ronda, si te apetece, echamos un café y te cuento novedades.
-Claro. Avísame y bajo a verte-dijo Sandra echándole un beso.
Ramón, enfadado pero en el fondo ilusionado,  arrastraba una silla de ruedas en la que iba una señora de edad avanzada que no dejaba de hablar. Llevaba en sus rodillas un montón de papeles y los sobres típicos de las radiografías. Iban camino de rayos, y Ramón solo pensaba que Ana estaba de turno, igual tenía otra oportunidad de abordarla y volver a preguntarle.
Ramón colocó a la señora de la silla de ruedas en una esquina de la sala de espera, cogió los papeles y los sobres, y entró por la puerta que comunica con las salas de rayos.
Allí estaba Ana, con una coleta y unos cuantos mechones que caían sobre su dulce cara. Estaba leyendo unos informes sin darse cuenta de quien se acercaba a ella. Sonó de nuevo el busca, pero en ese momento,  al levantar la cabeza de los papeles, vio que Ramón se acercaba. Sin darle tiempo para reaccionar, fue ella la que se encaró con él y le dijo.
-Tenemos que hablar. Cuando salgamos, te espero en el Rock & Blues. Esto tiene que terminar Ramón. 
Él que no esperaba que fuese ella quien tomase la iniciativa de quedar para hablar y despejar dudas, se quedó paralizado y balbuceando le dijo que se verían allí.
Sandra, Mario, Pedro y su madre, seguían de cháchara en la habitación cuando oyeron que alguien tocaba la puerta pidiendo permiso para entrar. Eran el director del hospital, el médico forense  y un señor de traje con un maletín. Dirigiéndose a Pedro, el director le dijo.
-Buenos días-alargando su brazo hacia Irene y ofreciéndole un apretón de manos, repitió.-Buenos días.
Las caras de la madre y la hermana de Pedro, eran un poema. Ellas se miraron y en ese momento recordaron a la exagerada señora de hijo quisquilloso. Mario, viendo la tensión que se había creado en la habitación, se levantó de la silla, se excusó y salió al pasillo.
-Pedro, te presento al señor Eduardo Gómez, abogado de la señora que iba en el coche con el que chocaste. Estoy llamando a Ana, pero no contesta al busca.
A Pedro, que era la primera noticia que tenía sobre el tema, se le desencajó la cara. Irene se echó las manos a la cabeza, y Sandra salió de la habitación en busca de Ana y Antonio.
El señor de traje, que con una parsimonia increíble había entrado sin saludar, echó el maletín encima de la mesita, lo abrió y saco unos papeles.
-Aquí le dejo un acuerdo económico que hemos redactado la familia de mi cliente y yo, para dar por olvidado el incidente. Espero que lo acepten, o en caso contrario, que hayan contratado ya a un abogado. Aunque su seguro se pueda hacer cargo, le recomiendo que acepten el acuerdo para no hacer esto muy largo y  demasiado traumático para mi cliente. Ahí va también mi teléfono y mi correo electrónico. Esperamos prontas noticias.
El abogado, sin dejar que nadie de la habitación articulase palabra, salió de la habitación, mientras el director les decía que volvería en un rato a verles.
Mientras tanto, a Sandra, no le podían ir los dedos más rápido. Escribía  a Ana, para que fuese inmediatamente a la habitación. Pero antes de que se conectase y lo leyera, ya  habían salido. Mario, viendo que Sandra suspiró mientras les  dejaba paso, abrazó a Sandra que se derrumbó en sus brazos.
Ana seguía en rayos y Antonio seguía sin aparecer. Así que entró de nuevo a la habitación y preguntó por lo que le habían dicho. Allí estaba Pedro, abriendo el dossier que le habían entregado. En un largo silencio y entre lágrimas, comenzó a leer.

Olga, dado el éxito obtenido con Ana, y en su empeño por romper la relación de la pareja, pensó que era ella la que tenía que hablar con Pedro y malmeter entre ellos para que desde el principio tuviese sus dudas con su futura paternidad. Se dirigió a la planta donde se encontraba ingresado, e iba decidida a desmontar todas las ilusiones de su amigo.
Sandra recorría la planta de Traumatología buscando a su cuñada para que subiera a la habitación, tras preguntar por ella en el puesto de control. Ana, después de que la avisasen sus compañeras, se acordó que el busca le había sonado en varias ocasiones. Mientras a paso acelerado iba en busca de Sandra leyó los tres mensajes del busca en los que la avisaban de que un abogado estaba en el hospital preguntando por Pedro, y que acudiese inmediatamente.
Iban como el gato y el ratón, una por cada pasillo sin coincidir. Así que Ana echó a correr a la habitación de su novio.
Cuando entró, se encontró a Pedro llorando, Irene consolándole, y a Mario mirando por la ventana con una mano apoyada en la pared. Cogió la carpeta, y empezó a leer.
En ese momento, tocan en la puerta, y entran sin esperar contestación. Era Antonio, que se había entretenido comprando el periódico deportivo, y un par de revistas de coches.
-Mira que te traigo-comenta Antonio sin conocer la situación. Al percatarse deja caer todo al suelo y se apresura a preguntarle a Ana, que estaba sentada a los pies de la cama.

Olga, ya en el pasillo, y cerca de la habitación,  sin saber que Pedro estaba muy bien acompañado, terminaba de urdir su plan. Cuando Sandra se topó de frente con ella,  y enfurecida le dio un empujón mientras le gritó.
-Todo esto es por tu culpa, ¡zorra!
Sandra se fue con su familia y Olga, desbordada, rompió a llorar en busca de un rincón donde hacerlo.
Llegó el mediodía y con él llegó la calma. Todos habían digerido el mal trago, y Antonio e Irene, se habían ido en busca de un abogado. Mario, se ofreció a acompañar a Sandra a casa, y Ana ya había hecho sus informes, así que tenía un rato para quedarse con Pedro tranquilamente. ¿Serán muchas noticias en un mismo día? Tenía que decírselo, y cuanto antes.
Pusieron la tele un rato, porque el silencio dañaba sus oídos. Los dos miraban la pantalla de la televisión, cogidos de la mano y sin ver lo que estaban mirando.
Ana no sabía cómo empezar, pensó que cuando se lo dijese, tenían que estar unidos, sin historias ni rencores amorosos de por medio. No se lo pensó más, tenían que hablar.  Se levantó, cogió aire, y acercándose mucho a Pedro, le preguntó.
-¿Está todo olvidado?
-Por mi parte sí, “pequeña”.  Me he dado cuenta de que eres la mujer de mi vida. Y que ninguna otra puede hacerme sentir lo que siento cada vez que te tengo cerca. Los dos, y yo el primero, descuidamos nuestra relación, y aunque siempre nos acordemos de lo mal que lo hemos hecho, siempre recordaremos que lo hemos superado juntos.
Se abrazaron, y se dieron un dulce beso. Una lágrima recorrió la mejilla de ambos. Era el momento. Subieron un poco más el volumen de la tele y Ana puso el sillón de la habitación en la puerta, para que no pudieran abrirla sin tiempo de reacción. Pedro, no tenía ni idea de lo que iba a cambiar su vida, simplemente pensaba que iban a sellar esa reconciliación con otra tórrida escena de hospital.
-Pedro, tengo que contarte algo, pero no quiero que te asustes.
-¿Qué pasa? ¿Aún hay algo que tengas que contarme?
-Sí-dijo ella con una bonita sonrisa, la cual dejaba leer entre líneas que no era nada malo.
-¡Desembucha princesa!
Ana, sacó de su bolsillo una cajita negra y alargada, adornada con un lazo blanco que había estado preparando entre pacientes y radiografías. Antes de dársela, le avisó.
-Lo siento Pedro, pero lo nuestro nunca volverá a ser como antes.
Pedro, muy desconcertado, no sabía si era un regalo de despedida, o un regalo porque sí. Pero ese aviso le acababa de despistar, y mucho. Lentamente, y a la vez que los dos se miraban fijamente, deshacía el lazo para poder abrir la caja.
La cara de Pedro cuando quitó la tapa, fue de desconocimiento absoluto. No sabía por dónde le pegaba el aire.
-¡Ana!
-Es tuyo, no hay duda-adelantó Ana.
Volvió a mirar la caja con los ojos abiertos como platos. Sacó el “Predictor” y la abrazó. Muy emocionado volvió a mirar ese aparato que llevaba en la mano, y acto seguido, volvió a abrazarla.
-Te he avisado, lo nuestro nunca volverá a ser lo de antes. Será mucho mejor.
Mientras se besaban y asimilaban lo que les estaba ocurriendo, en el otro bolsillo de la bata de Ana, vibró en móvil. Será Sandra, que ya ha llegado a casa, pensó. Nada más lejos de la realidad. Era Ramón. ¡El pesado de Ramón!
            “Bajo al Rock & Blues. Allí te espero.
-¡Mierda! Me tengo que ir cariño. Aún va coleando algún tema por aquí en el hospital, pero no tienes de que preocuparte. Yo me las arreglo-dijo Ana.
Se despidieron muy cariñosamente, y Ana prometió volver en un rato. Mientras retiraba el sillón de la puerta y volvía a colocarlo en su sitio, hizo prometer a Pedro que esperarían un tiempo para contarlo a los demás.
Ana ya estaba bajando la rampa del hospital y se dirigía al bar donde Ramón estaba esperándola. Abrió la puerta, se acercó a la barra y saludó a los camareros. Buscó a la causa principal de sus problemas, y lo encontró. Allí, en la mesa de siempre.
-Ponme un café con leche, por favor-le dijo al camarero.-Pero hoy ponme doble azucarillo, que lo necesito.
Fue hacia la mesa de Ramón, cuando se percató que no estaba solo. Estaba acompañado por Olga.

-Yo puedo, yo puedo-dijo en voz baja, auto convenciéndose. Se sentó en la mesa, y antes de que le diese tiempo a dejar sus cosas en la silla de al lado, Ramón le dijo…

domingo, 30 de marzo de 2014

Autor de La Primavera

Hoy desvelamos la identidad del autor de la poesía del viernes con temática primaveral. Una persona que siempre me ha dado su apoyo en todo momento volcándose en cualquier proyecto que haya emprendido. Interesándose por todo aquello que sabe que me gusta o interesa. Apasionado. Inquieto, sobretodo intelectualmente. Comprometido a lo largo de toda su vida, los que lo conocéis podréis confirmarlo. Y al que nunca podré agradecer todo lo que ha hecho por mi. Otro zarracatallero habitual. Es Manuel Zalaya Navascues y es mi tío. 
Su enlace en facebook, al que era reacio al principio y ahora está a la última. Para que lo felicitéis, que se lo merece.
https://www.facebook.com/manuel.zalayanavascues?fref=ts

Nos leemos mañana. Besetes a tod@s.

viernes, 28 de marzo de 2014

Colección Cupido. Primavera

En esta ocasión llega la Primavera a Zarracatalla Editorial. Tras el reto lanzado para la composición de poesías que giren en torno a esta estación tan especial, os dejamos con la siguiente poesía que hemos recibido. El domingo revelaremos su aut@r.
El próximo viernes 4 de abril continuarán los relatos en su formato habitual. En esta ocasión con el impactante "No puedo más". Tremendo. No os lo perdáis.
Besetes a tod@s. Nos leemos.


La primavera,
la sangre altera.
Pregunta a tu corazón
si eso es la primavera.

El seguro te dirá
que prefiere otra manera.
Es estar enamorado
de una forma diversa.

Enamorado de un recuerdo.
De un lugar.
Una quimera.
O una persona concreta.
  
Solo él, será capaz
de ver como le llega

a tu corazón la primavera.

jueves, 27 de marzo de 2014

Conocemos a...

Hoy tendremos la oportunidad de conocer a dos mujeres. Casualidades de la vida les toca compartir hoy esta sección. Ya tienen otra cosa más en común.
Por otro lado os recordamos que mañana, último viernes del mes, se publicarán las poesías recibidas que tenían por temática: la primavera. Y el domingo descubriremos su autoría. El próximo viernes 4 de abril volverán los relatos de Colección Cupido. 
No olvidéis el gran reto que hemos planteado: la Colección Uni2, que publicará novelas de varios capítulos escritas por parejas, bien sea escribiendo capítulos alternos o haciéndolo entre ambos. Esa cuestión organizativa os la dejo a vuestra elección, como más cómodo te encuentres con tu compañero. El caso es que deberéis entre ambos estructurarla en capítulos y enviarnos el inicial antes del 9 de mayo. Alguien ya hay interesado en participar, espero y confío que pueda llevarlo a cabo porque será entretenido y divertido. ¡Anímate a participar! Si de algo está sirviendo este blog es para demostrarnos a nosotros mismos que somos capaces.



ESCRITOR ANÓNIMO DE LA SEMANA
Gran capítulo de nuevo el de esta semana. A los lectores se les hizo corto, buena señal. El título era revelador "Secreto a voces". Y es que lo que Ana creía que era un secreto se está convirtiendo en una noticia que circula habitualmente por los pasillos del hospital gracias a Olga. Además contamos con la aparición salvadora de Mario ante un nuevo acoso del desconcertante Ramón en la puerta del piso de Ana. Y para rematar nos deja con la intriga de qué pasará cuando las dos pretendientas de Pedro se queden a solas en la puerta del hospital.
  Gracias como a todos por su total entrega y predisposición. Una maravilla contar con ella. Ha sido muy divertido comprometerte y lograr convencerte. Una cosa más que sabes hacer, superada la prueba (que no lo tenías nada claro). Gracias a... Mari Trini Aznar Yoldi. 
Aquí os dejo el enlace a su perfil en facebook como suele ser habitual.
https://www.facebook.com/trini.ay?fref=ts



CONOCEMOS A... 
Hoy conocemos a Elena Arenas Giménez, amiga y colaboradora habitual de Zarracatalla Editorial. Aunque no la veáis está ahí semana tras semana moviendo sus hilos mágicos y permitiéndonos contactar con la mayoría de músicos que han pasado por el blog. Es un placer contar con una colaboradora de este calibre, un honor y una suerte. Por eso en su día la nombre "Asesora musical autorizada" y he de decir que el cargo no se le ha subido a la cabeza, jajajaja. Autora del quinto capítulo de Nuestra historia titulado “Estoy de vuelta”. Así se describe ella misma:
¡Uf, no sé!
Queda raro eso de describirse a uno mismo.
Apasionada del arte. Lo mismo me dan piedras de hace muchos años que corcheas. ¡Especialmente corcheas!  Multiinstrumentista bastante mediocre pero que disfruta con ello. Ay…si no fuera por esos raticos…
Estudié Magisterio de Educación Musical (RIP) pero trabajo en una fábrica. Es un asquico de trabajo pero pones el cerebro en automático con el modo alerta activado y ¡que vuele la imaginación!
Creo que soy amiga de mis amigos y  vergonzosa a más no poder.
Esto servirá ¿no? Espero que sí.

Nos va a responder a las preguntas de nuestros seguidores:
    En qué te inspiraste para escribir este capítulo y cómo te sentiste al recibir el encargo.
o      Empiezo por el final. Me sentí tremendamente halagada, a la vez pensaba: ¿seré capaz?
o      Inspirarme…no sé…intenté comprender la situación de cada uno de los personajes y seguir de la forma más coherente posible, intentando a la vez que no decayera la intensidad del relato.

    Donde, cuando y cual era tu situación cuando lo escribiste
o      En casica, con ropa cómoda (venga va…en chándal) sentada en el sofá con el portátil en las rodillas. Glamuroso ¿eh?

    ¿Cómo ves el proyecto Zarracatalla Editorial?
o      ¡Ha sido un bombazo!
Ahí estamos todos preticos al ordenador a ver qué pasa con Nuestra Historia, con los relatos de San Valentín…un acierto total.

    ¿Escribes habitualmente? ¿Cómo te has encontrado al hacerlo?
o      Hacía mucho que no escribía. Sí que suelo hacerlo. A veces, cuando hay algo que me supera (sea positivo o negativo) necesito escribirlo. Es como si al ponerlo en papel (o en pantalla) saliera de mi cerebro y me aliviara.
o      Más que encontrarme, me he reencontrado. Como digo, hacía mucho que no escribía y me ha servido para ver que “todavía estoy ahí”.

    Algo que no sepamos y que te gustaría compartir acerca del capítulo…
o      Estuve a punto de hacer que entre Olga y Patricia comenzara una historia intensa más allá de la amistad, pero después de releer todo lo anterior antes de continuar con mi capítulo pensé: vamos a ver, bastante liada está ya la cosa…y al final no seguí por ahí.

    ¿Cómo creías que iba a continuar tu capítulo?
o      Me sorprendió mucho la reacción de Ramón. Después de leerlo me dije: este no es mi Ramón ¡me lo han cambiado!!! Mi Ramón empezaba a ser humano, sensible…pero nada, al final como dice Eduardo Comín, ¡odiamos a Ramón!

    Recomiéndanos un libro, un disco y una película
o      Sólo uno de cada…difícil…
o      Libro: Los renglones torcidos de Dios de Torcuato Luca de Tena. O los de Jane Austen. Me encanta cómo describía la sociedad de su época.
o      Disco, uf, más dudas todavía. Barro para casa. Me quedo con cualquiera de O’Carolan. ¿Los habéis escuchado? Absolutamente geniales.
o      Película…también hay muchas. “La vita è bella”, pero así, en versión original. Tremenda.

    Un sitio para quedar…
o      Todo depende de la compañía. Si la compañía es buena, el lugar es lo de menos.
    ¿Cómo finalizarías Nuestra historia?

o      ¡Oh cielos! ¿Pero esto va terminar? No soy quien para decidirlo. Esa responsabilidad se la dejo al autor(a) del último capítulo. ¡Menudo marrón!!

martes, 25 de marzo de 2014

10.000 visitas y notición

El lunes superamos las 10.000 visitas. Una cifra impresionante y que nunca creímos batir cuando arrancó este proyecto, y mucho menos en tan poco tiempo (poco más de tres meses). Estamos locos de contentos y en esta ocasión y para celebrarlo vamos a hacer una cosa un poco diferente. Seguiremos contando cada mil visitas con artistas que quieran colaborar con nosotros, tenemos muchos amigos que agradecen sus aportaciones, pero hoy vamos a celebrarlo adelantando un notición:


Habrá una edición impresa limitada de Colección Cupido 


Como digo será una tirada pequeñita y previa reserva. Un bonito recuerdo de que es posible hacerlo, que podemos escribir y ser leídos, que es divertido hacerlo y qué mejor manera que con esta edición impresa. Para leerlo, para recordarlo y como no: un bonito regalo para cualquier situación. Así que permacened atentos al blog porque en los próximos días iremos revelando como se va a ir desarrollando todo el proceso. En la celebración de las 11.000 visitas desvelaremos alguna cosilla más. De momento está en fase de edición.

Gracias por seguirnos fielmente semana tras semana, respondiendo a nuestros retos y leyéndonos sin descanso. Habrá textos mejores que otros, unos capítulos os gustarán más que otros pero recordad que lo hacemos con todo el cariño del mundo. Gente como tú y como yo que solo pretendemos pasar y hacer pasar un rato divertido. Así que de nuevo, gracias y como suelo decir para despedirme:
Besetes, nos leemos

lunes, 24 de marzo de 2014

Nuestra historia. Capítulo XII. Secreto a voces

Tras el gran capítulo del lunes pasado de Cristina Martínez hoy os traemos una nueva entrega en la que ¿se desvelará qué le ocurre a Olga? Esto y mucho más en este nuevo  e inquietante episodio.




XII.     Secreto a voces.


Olga no encuentra las palabras para explicarle a Patricia lo que le ocurre. Patricia intenta ayudar a su amiga, pidiendole que se serene y ordene sus pensamientos.
Olga le cuenta que ha ido a la habitación de Pedro y el panorama que se ha encontrado al abrir la puerta. Sin olvidar mencionarle que ha visto un calendario al lado de la bata de Ana con los días tachados y que sospecha que Ana está embarazada. Es en ese momento en el que Olga no puede resistir más y rompe a llorar.
                -¿Qué pasa Olga? Me estás asustando-dice Patricia a su amiga.
                -Es sólo que, yo pensé que, después de todo el lio que se ha formado con este cuarteto amoroso, la relación de Ana y Pedro estaría rota y que yo podría tener una oportunidad con él-susurra Olga entre gimoteos-. Más aún después de lo que pasó el otro día después de que ambos discutiesemos con Ana, y de saber que Pedro esta furioso por el desliz de Ana y Ramón.
                -¿Seguro qué es solo eso lo que te pasa ?-pregunta Patricia a su amiga. Porque intuye que hay algo más que Olga no quiere contar, o no puede.
Mientras en la habitación de Pedro, la alegria por la mejoría de este hace que Ana y Sandra olviden por un instante la notica que deben dar.
Ana decide no decir nada todavia, pues ni tiene fuerzas en este momento, ni sabe como decirlo, ya que sabe que la mala noticia afectará animicamente a Pedro y esto puede influir en su recuperación física.
                -¡Esto es genial!-dice Pedro- seguro que antes de Semana Santa estoy dando los primeros pasos, jajaja.
                -¿De qué te ries, a caso hay algo gracioso en este asunto que se nos escapa a todos?-responde Sandra.
                -No hermanita, sólo que me ha hecho gracia que, ahora, a mis 31 años, tenga que aprender a dar mis primeros pasos otra vez. Como si fuese un bebé.
Ana y Sandra cruzan un instante la mirada, pues las dos saben que eso ocurrira también dentro de poco tiempo. Y que será Pedro el que deba enseñar a su hijo a dar esos primeros pasos.
Ana se va, pués tiene que empezar su turno. Dice que pasará a ver a Pedro antes de irse a casa. En la habitación de Pedro se respira un ambiente de esperanza.
Al salir de la habitación se encuentra con Rafa, que va a ver a su amigo.
                -Ana, ¿cómo se encuentra Pedro?
                -Mejor, más animado. El médico ha dicho que pronto podrá empezar la rehabilitación.
                -Ya sabía yo que no todo iban a ser malas noticias.
                -Si… Me voy a trabajar Rafa. Por cierto, Sandra está dentro-. Ana se fue y le guiñó un ojo a su amigo, pues su cuñada le había contado lo sucedido en el bar.
                -Entonces voy para dentro. Luego nos vemos Ana.
Al empezar el turno Ana y Ramón se cruzan por el pasillo.
                -Ana tenemos que hablar.
                -No es el momento, ya hablaremos.

En la habitación de Pedro, la visita de Rafa es bien recibida por todos. Le dice que ya sabe las buenas noticias y que se alegra por él.
Sandra se excusa diciendo que se va a tomar un café y Rafa aprovecha para ir con ella diciendo que tiene que volver al trabajo. Los dos salen camino de la cafetería, y al llegar allí Sandra le cuenta a Rafa que Pedro puede tener problemas, ya que la familia de la señora del accidente está removiendo las cosas. También le dice que todavia ni Ana ni ella han dicho nada, entre otras cosas porque no saben como decirlo, le pide que él tampoco comente nada con nadie.

El fin del turno de Olga coincide con el fin del turno de Ramón. Ambos amigos se juntan a la salida del hospital. Ninguno de los dos tiene buena cara.
                -¿Qué pasa Olga? no tienes buena cara, ¿estás bien?
                -Te podría mentir, pero la verdad es que no, no estoy bien. ¿Y tú? Tampoco es que tengas muy buena cara.
                -No, es verdad. He intentado hablar con Ana antes, pero me ha dicho que no era el momento, pero la verdad es que creo que no quiere hablar conmigo en ningún momento.
Olga le propone ir al Rock and Blues a tomar algo. Una vez allí, le cuenta lo que vio en la habitación de Pedro, y sus sospechas sobre el embarazo de Ana. Hablan un rato y se va cada uno a su casa.
Al acabar su turno, Ana pasa a ver a Pedro, que ya está solo. Sus padres y su hermana se han ido a casa a descansar. Se queda un rato en la habitación, pero empieza a sentir mareos.
                -Ana, ¿estás bien? ¿Te pasa algo?
                -No tranquilo, estoy bien. Solo es cansancio, ultimamente no descanso bien.
                -Vete a casa y descansa cariño, yo estoy bien.
                -Sí, creo que me voy a casa ya, mañana vengo a verte antes de entrar a trabajar.
                -Muy bien, mañana nos vemos.
                -Hasta mañana Pedro.
Le da un beso de despedida y se dirige a la puerta para marcharse, cuando se acuerda de algo.
                -Por cierto, ¿sabes a quién he visto? A Mario, ya ha vuelto de Londres. Me ha dicho que cuando pueda se pasa a verte.
                -¿Sí? A ver si es verdad y se pasa. Seguro que tiene mil historias que contar y hace que se me pase el rato más rápido.
                -Hasta mañana, descansa Pedro.
                -Hasta mañana cariño.
Ana se dirige a su casa y cuando llega a su piso se encuentra a Ramón esperandola en la puerta. Ana se queda bloqueada porque no esperaba esta situación tan pronto.
                -Ana, tenemos que hablar. Si no quieres hablar en el hospital, hablaremos aquí o donde tu quieras, pero tenemos que hablar. Yo no puedo más con esta situación.
                -Mira Ramón no me encuentro bien, estoy cansada y no tengo ganas de discutir ahora.
                -¿Seguro que no te encuentras bien? Yo creo que es otra cosa lo que te pasa. Olga me ha contado algo muy interesante cuando hemos salido del trabajo.
                -¿Olga? ¿que te ha contado ella? Si no sabe nada de lo que pasa.
                -Para no saber nada, me ha dicho con bastante seguridad que cree que estas embarazada.
                -¡¿Qué?!-grita Ana-. ¡Cómo se atreve a decir esas cosas !
                -Me ha contado lo que vio en la habitación de Pedro.
                -¿Y por eso ya dice que estoy embarazada?- Ana cada vez estaba más nerviosa y más enfadada.
                -También vio el calendario con los días tachados, y dice que conociendote eso solo puede significar una cosa. Ella te conoce muy bien, y ha atado cabos.
Ana está en shock, no sabe que decir ante eso, se pone pálida por momentos.
                -Solo quiero que me digas si es verdad, si es mio… ¿Ana ? ¿Ana estás bien?
                -Por favor vete, no quiero hablar contigo.
                -No me voy sin una respuesta.
Ana intenta pasar para abrir la puerta y entrar en casa, pero Ramón cortandole el paso le coge del brazo.
                -¡Sueltame y dejame entrar en casa!-grita Ana.
Pero no le hace caso. Mario está subiendo a su casa, y al oir el grito de Ana se acerca rapidamente para ver lo que ocurre. Como Ramón no quiere montar ningún espectáculo suelta su presa, levanta sus manos en posición de « tranquilo chaval que aquí no ha pasado nada » y lentamente abandona el rellano aguantando en todo momento la desafiante mirada a Mario. Este coge las llaves de la mano de Ana que sigue paralizada, le abre la puerta y entra con ella a casa. Se dirige a la cocina y le prepara una tila para intentar que se relaje.
Cuando se recupera, Ana da las gracias a Mario y le dice que no se preocupe, que no pasa nada. Le explica que Ramón es un amigo del hospital y que no se debe preocupar. Pero estas explicaciones no convencen del todo a su vecino. La situación ha sido muy tensa como para que no ocurra nada, aunque decide no entrometerse más en los asuntos de Ana y dejarla tranquila con sus secretos, por el momento...
Para cambiar de tema, Mario pregunta por Pedro, y Ana le cuenta que evoluciona bien y que pronto empezará la rehabilitación. También le dice que cuando le comentado a Pedro que le ha visto se ha alegrado y que le gustaría que fuese a verlo y a contarle que tal por Londres.
                -Mañana cuando te vayas al hospital voy contigo y así voy a ver a Pedro, ¿te parece?- pregunta Mario.
                -Claro, me parece muy bien, se alegrará de verte.
Como Mario ya ve más tranquila a Ana se va a su casa y la deja descansar.
Al día siguiente, tal como habían quedado se van juntos al hospital. Cuando llegan en la puerta está Olga, que también acaba de llegar. Lo que hace recordar a Ana la desagradable conversación de ayer con Ramón en la puerta de su apartamento, y su enfado con Olga vuelve con más furia si cabe. Mario la saluda efusivamente desconocedor de los acontecimientos que se han ido produciendo sucesivamente tras la última noche del año pasado. Pero la tensión se puede cortar con un cuchillo entre ambas. Algo que no pasa desapercibido para el sagaz vecino. Ana le dice a Mario la habitación de Pedro y le invita a que se adelante, que enseguida sube ella. Él entiende que debe dejarlas a solas.

Ana y Olga se quedan solas en la puerta del hospital…

jueves, 20 de marzo de 2014

Conocemos a...

Hoy lamentablemente y por cuestiones de tiempo sentimos comunicar que no hemos podido preparar la entrevista de la sección Conocemos a... y sintiéndolo mucho y por el mismo motivo mañana no tendremos relato de Colección Cupido, pero volverán la próxima semana con las poesías primaverales (aún estáis a tiempo de participar) y al siguiente viernes ya con otra perla que tenemos reservada. Os emplazo para el lunes con el siguiente capítulo de Nuestra historia. Así que sin más vamos con:




ESCRITOR ANÓNIMO DE LA SEMANA
El capítulo de esta semana ha tenido dos denominadores comunes entre nuestros seguidores en facebook. Varias personas han comentado lo mismo: corto pero intenso. Cuando me adelantó el título me gusto muchísimo "Suma y sigue", que viene del comentario que aparece en su interior de "suma y siguen los problemas" y es que parece que a Pedro cuando resuelve uno se le plantea otro. Veremos que pasa en el siguiente, porque con el final que nos dejó este...  Gracias como a todos por su total entrega y predisposición. Además vamos a desvelar que el valor va en el temperamento de la escritora de esta semana, pues nos envió un mensaje y se ofreció para escribir un capítulo. Eso dice mucho de ella, y es que no se te pone nada por delante, verdad... Cristina Martínez. 
Aquí os dejo el enlace a su perfil en facebook como suele ser habitual.
https://www.facebook.com/profile.php?id=1481359511&fref=ts

lunes, 17 de marzo de 2014

Nuestra historia. Capítulo XI. Suma y sigue.

Magistral el capítulo de la semana pasada de Eduardo Comín. Hoy os traemos la siguiente entrega en el que descubriremos quién hay tras la puerta, el resultado del test y otro final....



XI.     SUMA Y SIGUE


Las miradas de Olga y Ana se cruzaron fugazmente. Olga no terminó de entrar en la habitación y al ver semejante panorama se dió media vuelta y se fue sin decir nada.
Cuando Ana consiguió reaccionar le dijo a Pedro que tenía que marcharse. Pedro aceptó, y por extraño que parezca se había percatado de la visita de Olga. Todavía a horcajadas sobre Pedro, se levantó cuidadosamente, se vistió, le dio un beso y le susurró entre feliz, preocupada y avergonzada por la situación, que mañana vendría a verlo.
Salió de la habitacón y se fue a la sala de descanso a tomarse una tila y relajarse un poco antes de marcharse. Su turno había terminado hacia un rato. Cuando llegó a casa decidió darse un baño antes de acostarse. Mientras lo preparaba se aseguró de que la puerta estaba bien cerrada, cogió un trozo de papel y anoto « IMPORTANTE : MAÑANA CAMBIAR LA CERRADURA ». No quería tener más sorpresas. Sospechaba que Ramón pudiera haber hecho una copia. Junto a la nota dejo las llaves y se sumergió en el relajante baño.
A la mañana siguiente, al despertase, Ana cogió el telefono y le mando un whatsapp a Sandra. Quería contarle las novedades sobre el accidente de su hermano. Tumbada en la cama se puso a teclear. Cuando finalizó se levanto y presa de su inquieta cabeza que la atormentaba con los últimos acontecimientos se dispuso a limpiar todo el piso. Era lo que hacía cuando estaba nerviosa y una de las cosas que sacaba de quicio al holgazan de Pedro, para el cual nunca era buen momento para realizar las tareas del hogar. Pero ahora él no estaba y se preguntaba si volverían a convivir algún día.  Cuando termino cogió las llaves y al salir de casa se encontró con Mario, su vecino de arriba que acababa de llegar de Londres.
-¡Hola Mario!, ¿Qué tal te ha ido?- Se alegraba sinceramente de verlo. Era un buen chaval y un excelente vecino.
-¡Hola Ana! La verdad es que muy bien. Mejor de lo que esperaba. Vosotros por aquí ¿Qué tal?
-Me alegro de que te haya ido bien. Bueno, la verdad que no muy bien, Pedro esta en el hospital-. El gesto de Ana se tornó triste.
-¿Cómo? ¿Está bien? ¿Qué ha pasado?- se sorprendió el recién llegado.
-Ahora ya está mejor, fuera de peligro. Tuvo un accidente con el coche. Es largo de contar, quedamos en otro momento y te cuento que voy con prisa-realmente así era.
-Okey Ana. No te preocupes, si necesitas algo ya sabes dónde estoy-y le regaló su mejor sonrisa.
-Gracias Mario. Si quieres pasarte por el hospital, Pedro se alegrará de verte-respondió Ana agradecida.
-Gracias Ana, cuando tenga un rato iré a verlo. Ambos se despidieron y se fueron a sus quehaceres.
Ana bajó al portal y ahí estaba Sandra esperándola para acompañarla al cerrajero. Una vez terminaron se sentaron en una terraza y pidieron unos cafés, mientras Ana le iba contando.
-No me lo puedo créer. ¿Cómo es posible ?
-Ya ves Sandra, Pedro jugándose la vida y la señora sin tener nada grave. ¡La que está liando! Lo que nos faltaba, como teníamos poco... Suma y sigue con los problemas.
-Ana, me estas asustando. ¿Qué más pasa?
-Es pronto para contarlo, porque todavía no es seguro. ¿Te acuerdas que llevo unos días con mareos y mal estar?
-Ana... ¿Me estas contando que estás embarazada?
-Si Sandra. Ayer me hice la prueba y dió positivo-el rostro de Ana esperaba una respuesta y al mismo tiempo reflejaba un gran alivio al haber podido contar el gran secreto que la atormentaba.
Sandra con una gran sonrisa en la cara, se empezaba hacer ilusiones.
-¿Quién más lo sabe?
-Nadie más Sandra. Como te he dicho no es seguro todavía. Tengo que pedir cita al ginecólogo y que me lo confirme.
-¡Vamos ahora mismo!-era pura energía- ¡Yo te acompaño ! Ahora que lo sé... ¡No nos podemos quedar aquí! Coge tus cosas, entro a pagar y nos vamos.
Ana no tuvo tiempo de pedirle a Sandra que se calmara, ya estaba dentro. Cuando salió, ambas marcharon dando un tranquilo paseo. De camino, Sandra frunció el ceño.
-Ana, una pregunta. ¿Es de mi hermano o de Ramón?
-No te preocupes Sandra, es de tu hermano.
-¿Segura?- Necesitaba confirmación.
-Si, si, al salir positivo cogí un calendario y marque los días. No hay duda, « ES DE PEDRO »
-¿Voy a ser tía?-por lo bajinis- ¡Voy a ser tía!-afirmando-¡¡Voy a ser tíaaaa !!-gritando y saltando.
-Sandra, sé que te hace mucha ilusión, pero te tengo que pedir que no se lo cuentes a nadie hasta que no sea seguro. Por otro lado, cuando lleguemos al hospital me gustaría hablar con tus padres y con Pedro sobre el accidente.
-No te preocupes, cuando lleguemos mis padres ya estarán y podremos hablar tranquilamente en la habitación.
-Gracias Sandra. De verdad. Por todo lo que estás haciendo y como has afrontado la situación. Gracias.
Al ver la cara que estaba poniendo, Sandra le dio un abrazo y le dijo que todo iba a ir bien. Que iba a estar ahí para todo lo que necesitase. Ana le respondió con una sonrisa y dándole las gracias de nuevo reemprendieron el camino hacia el hospital.
Antonio e Irene terminaron de hablar con el médico y fueron a la habitación de Pedro.
-¡Buenos días mi niño! ¿Qué tal te has despertado?
-Muy bien mama, mejor que estos días atrás. Le contesto con una gran sonrisa, en la cual su madre se fijo.
-Cuanto me alegro de verte sonreír. Hacía mucho que no lo hacías. Te traigo una buena noticia para que sigas sonriendo.
-¿Qué pasa mamá? ¿Has hablado con el médico?
-Eso es. He hablado con el médico y me ha dicho que te estás recuperando favorablemente y que dentro de poco podrás empezar la rehabilitación.
En esos momentos, Sandra y Ana entraban por la puerta. Al ver la sonrisa que tenían todos, Sandra preguntó:
-¿Qué pasa?
-Sandra querida, que ganas tenía de que llegases. He hablado con el médico y me ha dicho que Pedro se recupera favorablemente y que pronto empezara la rehabilitación.
-¿En serio mamá?
-Si hija, por fin las cosas empiezan a ir bien-y una sonrisa iluminó su cara.
Sandra y Ana se miraron fijamente y con una mirada cómplice decidieron callar, no querían estropear el momento.
En el otro lado del hospital, Olga y Patricia aprovechaban en su tiempo de descanso para hablar sobre su reacción en el bar.
-Olga, ahora que estamos las dos tranquilas, ¿Me puedes explicar tu reacción en el bar del otro día?
-Claro que sí Patricia. No actué corretamente, pero la cosa se va a complicar un poco más. No sé como voy afrontar esta situación. Tengo que hablar con Pedro y Ana tranquilamente.
-Olga, ¿Qué pasa?
-Digamos que…  

domingo, 16 de marzo de 2014

¿Quién escribió Migas a la Aragonesa?

Sorprendidos aún con el genial relato del viernes. Nos encanta que tanta gente de diferentes edades y lugares se hayan sumado a la iniciativa. Si la pasada semana cruzábamos el Atlántico, esta nos vamos hasta Brighton, Inglaterra. Allí tenemos a esta genial escritora trabajando y formándose. Pronto la volveremos a ver por nuestras calles, pero hasta entonces no tenemos mas remedio que felicitarle por su excelente historia vía facebook. Así que muchas gracias Mavie por colaborar con nuestro proyecto y enhorabuena por el regalo que nos has hecho. Mavie Lezaun Andreu.
https://www.facebook.com/laviebymavie?fref=ts

Recordad que mañana tenemos un nuevo capítulo de Nuestra historia. El número XI de la saga. Se titula Suma y sigue y entre otras muchas cosas descubriremos quién está tras la puerta de la habitación. Y... ¿sabremos el resultado del test de embarazo? No os lo perdáis.

sábado, 15 de marzo de 2014

Ya vamos por 9.000 visitas

El pasado jueves superamos las 9.000 visitas a las páginas del blog. Treméndamente emocionante seguir creciendo semana tras semana junto a vosotros. Proponiendo retos y divirtiéndonos con ellos. Así que para celebrarlo contamos con un regalico musical que llevábamos semanas esperando y por fin nos ha llegado. Es el primer videoclip de Nasville de su tema "Despierta una vez más". Es su carta de presentación y esperamos desde aquí que les sirva para que les sigan surgiendo nuevos proyectos. De momento podéis verlos actuar en directo el próximo sábado 29 en acústico en El Bedel Casco Viejo a partir de las 23:30 horas con entrada libre. Versionarán conocidos temas e interpretarán temas propios. Os animamos a asistir. Enhorabuena chicos, este es otro pasito más.
Os dejo también su página en facebook:
https://www.facebook.com/pages/Nasville-Music/425938877455112




Recordad que en la entrada de mañana descubriremos quién es el autor de "Migas a la Aragonesa". Un relato realmente genial que espero que os guste. Y el lunes un nuevo capítulo de Nuestra historia... "Suma y sigue" es su titulo. Como nuestro proyecto: suma y sigue.

viernes, 14 de marzo de 2014

Colección Cupido. Migas a la Aragonesa

Aquí os dejo el relato de esta semana perteneciente a la Colección Cupido. También como los anteriores altamente recomendable. Narra la historia de Hugo y cómo conoce a Chloe. Genial. Ya lo veréis.
El domingo desvelaremos quién lo ha escrito y mañana tenemos la celebración de las 9.000 visitas.



Migas a la aragonesa.

Cena para dos con piano de fondo. ¿Quién da por hecho que va a salir bien? Si además, ¡el tío desafina! ¿Soy el único que se ha dado cuenta? La laminera ésta seguro que no se ha enterado. Engullendo sus olivas esféricas tan a gusto que se le ve… En cambio, los sorbetes (todo currados) están muertos del asco ¡ojo! Menuda delicatessen echada a perder, que son de mandarina con lazos de zanahoria, vamos ¡más escoscados que yo! Mi pajarita negra no puede competir con estos platos del Ferrán… en fin amigo, vamos a entrar, con una pregunta fácil:
-¿Ya han decidido los primeros?
-Tomaré el Pot au feu de canard. - Lo que viene siendo verduritas con carne, mini punto señora.
En fin, sigamos para bingo.
-¿Y el caballero qué desea?
-Esta noche me gustaría probar el Hachis parmentier, ¿qué vino nos puede recomendar? - ¿Para una lasaña desintegrada como la que se acaba de pedir?
-Tenemos un Rioja que marina perfectamente con ambas selecciones.
Ellos asienten, con lo que quieren decir “váyase camarero”.
¡Ay, ababoles! Por lo que os van a sablar esta noche que mal habéis pedido… La mejor selección ha sido el Rioja, que por supuesto siempre casa con todo. Yo lo recomiendo  porque mi enología es bastante básica, y hay que ir a lo seguro.

Lo malo de trabajar en este tipo de restaurante, es que descubres a seres humanos que dejaron de serlo hace tiempo. Hay un protocolo que hay que seguir, eso lo acepto, pero ¿y los modales; por qué no se siguen? Un por favor, un gracias… Aquí encuentras personas que no sé en qué momento se ganaron la potestad para ser superiores a otros, que te piden la comida casi con asco… ¡ah bueno! A mi estos me hacen mucha gracia ¿vas a cenar algo que pides con ganas de vomitar? ¡Qué gente más curiosa! Cariñosamente los llamo de la “Aristogracia”.
-¡Nando!- grito yo a pleno pulmón nada más llegar a cocina- Que quieren un “potau” y el hachis de marruecos.
-Que te jodan Hugo.- Cómo le pica que abrevie sus creaciones a cosas banales y simplonas, básicamente lo que viene siendo mi sentido del humor. Si no fuera por el amor que le tiene a su cocina sé, que más de un día, me tiraría algún cazo con buena gana… Por eso sólo le puedo decir estas cosas aquí y en casa, que eso también lo tiene recogidico y limpio el amigo. Y más ahora, que tenemos a su novio el gabacho de okupa. Que no por mucho que están buscando algo para irse juntos y dejarme sólo otra vez. Sí, después de un año de okupa, sí claro-seguro que sí.

ABRIR la puerta y encontrarte dos maletas más en el salón de tu piso del casco, tan buscado con alegría e ilusión desde Idealista: céntrico, espacioso, interior, ideal para dos amigos que empiezan a trabajar, luminoso, todo un chollo, incluso añadiendo la información que siempre omiten en Internet y que bien conoces por experiencia: olor a urinario de festival, ginebras y demás mezclas en tu portal mañana sí, mañana también. Pues eso, en nuestra guarida de la ciudad, entre nuestra mesa Lack y sofá también Ikea, de cuyo nombre… no puedo pronunciar, ahí están las dos samsonites. Al cerrar la puerta he despertado al bueno de Jean, que aparece de la nada:
-¡hola amigo!
-¿qué pasa Juan?
-¡Ah, no no! ¡Jean! E’ como los vaqueros Levis.
Me encanta ese acento entre andaluz y francés. Su año de erasmus sevillano lo dejó marcado. Bueno, ¡y tanto!, han pasado ¿seis… siete? Pfff, un porrón de años y aquí siguen juntos. Cómo pasa el tiempo, ellos empezaron a salir poco después que en nuestra cuadrilla empezase la maratón de las bodas: dos, tres por año respectivamente durante unos 4 años. Años muy felices, de muchas fiestas, muchísimas fotos que desearía haberlas hecho con cámaras de carrete para haberlas velado todas y no tener pruebas de nada, los recuerdos nublados de aquellas despedidas de solteros están mucho mejor. Por supuesto que a cada una hay que añadirle proporcionalmente una cantidad curiosa de dinero. ¿Lo mejor de todo? resulta que ahora dos de cada cuatro están en crisis y el resto divorciados o a punto. Pero no mis compañeros, en ellos sigue habiendo un toque infantil que tiene el amor y que a veces sólo parece que la gente mayor sabe mantener.
Total, que en lo que yo me remonto en el tiempo, a él le ha dado tiempo de ir a la cocina y volver con dos copas y una de sus botellas reservadas para ocasiones importantes:
-Jean Pierre Jean Pierre, ¿qué me vas a vender?
-¿qué dices? Yo no vendo, ¡yo invito!
Cómo se le ve venir… pero vamos a dejarle feliz, hasta la tercera, entonces ya hablará él solito.

-Eh mira, Fer y yo nos mudamos pronto.
-Sip… cómo siempre
-Sí sí, ya lo tenemos. El mes que viene es cuando nos mudamos al otro piso. ¡Está por Goya!
No sé cuantas botellas van. Pero la noticia, la que llevo esperando hace tiempo, me acaba de sacudir un tortazo a mano abierta. De repente se me pasan los fotogramas de aquel primer año yo sólo en el piso: mucho exceso, todo blanco, nunca con dinero, siempre con deudas… muy mal año. Por suerte para mí, parece que mi querido Jean Pierre Gaultier me conoce y tiene un as guardado:
-He pensado, que para ayudar con el alquiler mi amiga Chloe se puede venir aquí contigo. Quiere aprender el español por un año, eh yo sé, te vendrá bien compañía aquí en la casa…
Justo después de aceptar su idea terminamos hablando de que este sábado hay clásico. Él, como buen seguidor del Betis y del Madrid, y yo que soy todo lo contrario, tenemos buena conversación para rato.
¿Te crees que me he quedado dormido pensando en la tal Chloe? Me la imagino con el pelo tipo hilo de pescar todo rubio platino, con ojos claros y delgadez enfermiza, de esa que ronda la anorexia. Ególatra y creída… como buena persona proveniente de la France! Y para más INRI, de París. Así que vendrá iluminada perdida.

-BUENOS DÍAS.
Abro un ojo, estoy tirado en el sofá con la misma ropa, eso sí, se ve que Jean me tiró una manta por encima con mucho amor. Y cual es mi sorpresa al encontrarme a una chica afroamericana delante de mí: piel tizón, ojos enormes y negros, pelo cardado casi afro y carbón. ¿Esta es Chloe?
-Yo soy Chloe, amiga de Jean.- Pues sí que lo es.
Me sigue explicando su primera noche en Zaragoza.
-Como yo no quise ser molesta ayer, me quedé en le hotel en centro, muy bien precio…- Se nota entusiasmo y un español mejor que mi francés. El idioma, ¡cabrones!
La chiquilla está que no para quieta. Va hablando a la vez que mira la casa, las estanterías, los libros… nuestra sección de porcelanas del chino a 1 euro…jaja, eso mola: lo empezamos en un mañaneo. Resulta que nuestro bar de almuerzos se había convertido en un bazar, teníamos que hacer gasto, así que pillamos las dos figuras más majas y baratas, y desde ese día se nos fue de las manos. Luego resultó que nos habíamos equivocado de calle, el bar seguía donde siempre.
A estas que me voy a la cocina. Necesito un reconstituyente plato precalentado que siempre me da la vida: MIGAS. Tan sencillas y necesarias para mi dieta íbera… Agujerazos con un tenedor a la tapa y un par de minutos al micro. Sólo les faltan mis dos guarniciones preferidas: tomate orlando y longaniza del pueblo. Si me oyera Nando decir esto me cortaba el cuello, un día se me ocurrió llamar guarnición al fuet y literalmente me tiró la barra a la cabeza. Es un poco basto mi amigo.
Volviendo a mi desayuno: sé que a la hora de venderlas son simples trozos de pan, pero está claro que yo soy una persona bastante plana.
Cuándo vuelvo Chloe se ha quedado revisando las portadas de nuestra colección de CDs: Marea, Extremo, Platero, Chenoa… Joder, quedaría mejor decir que es del Nando pero no, lo pillé porque me iba a casar con ella. Que gran vergüenza primer OT, ¡peor que las hombreras de los 80!
Vamos a ser un caballero:
-¿Quieres?
Chloe se gira a cámara lenta (o eso me parece a mí). En las manos tiene cogido como si de un bebé se tratase: Senderos de Traición. Yo me he quedado petrificado, pues le tengo un amor bastante insano a ese maravilloso arsenal de acordes y palabras perfectamente fusionadas al unísono. Claro, cuando digo esto la gente asume que estoy loco. Es amor, ¿vale? Lo de Chenoa fue una gran broma comparado con esto ¡VALE!
-¡Los Héroes! Yo no conozco ninguna de este disco pero sí  Avalancha: La Chispa Adecuada, Derivas…
-Es tuyo.
-¿Qué?- Me dice ella. ¿QUÉ? Pienso yo. ¿Acabo de darle mi anillo de la tierra media a Chloe, mi valioso tesoro desde los ocho; rompí literalmente mi hucha para sacar las dos mil quinientas pesetas que costaba; se me va la olla? Además, yo sólo tenía ahorradas quinientas, el resto las puso mi padrino porque sabía que era una buena inversión. Gracias a él gané este amor a la buena música.
-No… digo, que lo escuches, que cómo si fuera tuyo, siéntete cómo en casa… Es una expresión española, ¡ya te irás haciendo!
-¡Gracias!- Me contesta con una sonrisa.
De repente Chloe acaba de ganarse toda mi atención. De la manera más absurda que se me podría ocurrir.
-¿Qué es eso?
-Migas, antes te dije que si querías…
-Y qué lleva, qué son “migas”.- Ella entre comilla la palabra migas haciendo orejas de conejo con los dedos índice y corazón en cada mano.
-Es pan duro. Mojado con agua… y lo despedazas.- Me siento un gilipollas porque a cada pausa que hago le intento gesticular lo que quiero decir.
-¡Están muy buenas!- Le digo en un intento de parecer listo. Completamente fallido. Haber Hugo tú puedes, algo inteligente para decir…
-¿Sabes que Héroes son de Zaragoza?- A ella le sorprende la noticia, ¡Eso es minipunto y punto para el equipo de los chicos!
Así que empezamos hablando de música. De repente pasamos a las películas, que claro, los títulos en francés y español son completamente diferentes, así que empezamos a reír con las traducciones de Google, y gracias a Wikipedia, sacamos los nombres de todas nuestras favoritas. Parecemos dos en una primera cita. Bastante curioso sentimiento para mí. Mi última, y única novia, fue Abril. Me gustaba por lo original, pero lo dejamos por la bipolaridad. Aunque nunca lo admita en público, también la quería por eso. Duramos 5 años. Era una relación perfecta. A distancia. Nos conocimos en el Interrail, nunca pensamos que quedaríamos en España pero sí. A veces soy un romántico, y fui yo el que se plantó en su piso a no se cuanto rato de la Barceloneta una noche de locura con el coche. Ella estudiaba allí periodismo, pero era de A Coruña, así que íbamos viajando. Nos veíamos en Galicia o Aragón, quedábamos a mitad de caminos, nos íbamos de locura al sur o a Portugal... No había Skype, llamar por teléfono era bastante más caro que un iPhone de esos, así que todo eran cartas. Cada semana una, a veces más, a veces ninguna… Relación sana: sabíamos que nos queríamos y que había distancia, no intentamos acortarla… hasta que ella lo intentó. Empezó a ser más dependiente. Pero como siempre he sido muy John Travolta, yo empecé a ser más y más y más… cabrón. Gilipollas. Imbécil… De repente se plantó ella en Zaragoza, con dos cojones. Solamente para dejarme. Por cobarde. Entonces el dependiente me volví yo… ahí se mezclo con mi año de vivir de manolo en el piso. Dicen que las cosas pasan por algo. No sé yo…

Coincidimos en ranking con Pulp Fiction, Siete Psicópatas y El Rey León. ¿Cómo puede ser posible, dos personas que han crecido en lugares tan diferentes (ella en la ciudad del amor y yo en un pueblo de la ribera) tengamos tanto en común? De repente se me pasa por la cabeza que si es el Nando, que igual se está vengando por todas las que le voy soltando… Que sí que sé que suena absurdo, y a excusa barata, pero así es la historia. Total, que antes de seguir emocionándome decido poner tierra de por medio.
-Tengo que ir a currar.
Ella me dice que me vaya bien el trabajo y vuelve a sonreír, ¿puedes dejar de hacer eso, que me enamoras?

SON las cuatro de la tarde. Hasta las siete no tengo porqué ir al restaurante… pero tenía que escapar. Las historias tan fáciles no pueden ser buenas, como los conductores de autobús… no me las creo yo, desconfío mucho ¿quién te promete a ti, que ese señor no ha tenido la peor noche de su vida, y ahora dependes de él para llegar a la otra punta de España? Con sus puertos de montaña, sus curvas… vamos, que no, que por eso yo viajes de tres o viajes de seis horas, una Dormidina fuertecica y que pase lo que Bunbury quiera.
Estoy en Don Jaime y mi curro está en Independencia. Vamos, a quince minutos con mucha calma. Así que empiezo a callejear. Subo hacia La Seo y el Pilar. De forma inconsciente empiezo a comparar ciudades. Vale, que no tengamos la torre Eiffel no quiere decir que no podamos competir a ciudad bonita. Miro al frente: y el Foro Romano. Mano derecha Catedral preciosa y la de la izquierda ya es inexplicable… ¿Qué es lo que tenemos los maños con la Pilarica? ¡Si tampoco somos muy creyentes! Pero a esta… a esta la tenemos buena estima. Mira, te diré, yo con ella en un Tuzsa me iba hasta Kazajistán o incluso más a la derecha sin dormidina ni miedo.
Así que sigo por la plaza, me asomo al puente de piedra para ver el Ebro, me vuelvo para llegar a la calle Alfonso… que gusto de lugar. Tren para ir a donde quieras. Autobús también, pero como ya sabemos que la Virgen del Pilar todavía no conduce, a mi eso me hace menos ilusión…

Después de tres horas de peregrino, y cinco Ambar llego al curro. Al entrar por la puerta veo a Nando leyendo el Heraldo. Levanta la vista para decirme:
-¿Pero qué haces?-No sé por qué pero yo deduzco que se refiere a Chloe.
-¡No lo sé! Así tan fugaz todo no está bien…
Nando me responde con esa cara larga que pone cuando sabe que me estoy rallando por algo. Solo con esa cara ya se puede saber que me va a sacar toda la información que quiera. Incluso lo de Kennedy.
Así que después de una catarsis de frases sin sentido, le acabo explicando la chispa causante de todo:
-Pues eso, y Chloe de repente ha cogido Senderos de…
-Traición. No digas más ¡Bueno, la que ha liado ésta chiquilla! Y dices que es negrita.
-¡Afroamericana!...
-Que sí Huguito. Pues creo que la conocí en el viaje a Estocolmo. Me suena lo que dices, una chica con un carácter muy guay.
-¿Eso qué quiere decir?
-Pues chico ya sabes. Muy decidida. Con mucho estilo. También muy sexy, yo no sé para que has venido ¡si hoy libras!- ¡Coño! Ahora entiendo por qué me ha preguntado que qué hacía… Superándome en cosas absurdas.

-Mira Hugo, en un mes vas a estar tú sin mí en ese piso ¡ya es hora que seas un hombre! Y actúes como tal. Si vuelve a salir mal, sabes que me vas a tener detrás empujándote para que te pongas de pié, pero deja de ponerte la misma excusa y date el gustazo. Así que a casa ya.

Cuando el tío me suelta estos discursos soy incapaz de responder. Así que derecha izquierda derecha izquierda que me voy a por el primer flechazo que he tenido jamás.
Así que me vuelvo a hacer el camino de vuelta a casa. Voy bastante desorientado y no sé cómo ni por qué estoy cogiendo el camino más largo: el de la calle Alfonso. Así que antes de llegar paso por enfrente del Fnac y toma sorpresa que en el escaparate hay movidas de El Principito. En esa primera cita que hemos tenido hace escasamente cinco horas hablamos de libros y con este, llegamos a la conclusión de que ninguno de los dos sería capaz de mantener a esa rosa, ¿Sabes cuando un amigo te pide que cuides a sus plantas? Pues resulta que a ambos nos lo habían pedido. Y ambos usamos la estrategia del ibuprofeno: una cápsula al macetero y la flor vuelve a revivir. Aquí no ha pasado nada: ¿exceso o falta de agua? Ibuprofeno.

No sé como pero una bombilla aparece en mi cabeza, me paso Alfonso para hacer un par de compras antes de volver a casa y escribirle un par de mensajes a Jean.

YA ESTOY EN CASA. Ella no está. Voy directo a la cocina y empiezo con el zafarrancho. Uno de los mensajes que le mandé a Jean fue que cogiese a Chloe y la sacase de casa hasta nueva orden. No sé qué le habrá dicho, pero ha funcionado así que seamos positivos.

Preparé una tabla de montaditos de morcilla con manzana y unos huevos rotos con jamón. Compré dos paquetes más de mis migas de confianza, y ese fue mi plan para aquella cena.
No velas. No vino. Compré botellines de Ambar y puse la mesa como un camarero profesional que estoy hecho.

Cuando ella llegó le expliqué que quería disculparme por haber huido por la mañana. Ella se volvió a reír. Conociéndola desde hacía menos de un día, esa sonrisilla me iba ganando cada vez más y más.
Empezamos la cena. Abrimos botellines. Volvimos a relajarnos. Yo me dejé ir llevando por el momento. Cada vez estábamos más cerca el uno del otro, y eso que en un sofá FRIHETEN es fácil perderse.
-Chloe, tengo un regalo.
-Jaja, ¿qué?
-Porque vamos a ser compañeros de piso. Y es una nueva aventura para ambos. Así que he pensado que ambos tenemos que empezar a aprender a cuidar plantas.- Y ahí que saqué el macetero rojo con las rosas rojas que pillé en la floristería de confianza. Confianza la que tenía mi madre en el sitio de Hortensia, yo jamás había comprado nada allí, pero la señora en seguida me reconoció:-“Tú, eres el de la Susana, sí, que cuando baja a Zaragoza siempre me viene a pillar flores. ¿Qué tienes una mozica o qué?” Esta gente por qué se entera de todo. ¿Por comprar un macetero de rosas quiere decir que…? Vale sí, me ha pillado. Que después de más de diez años viviendo en Zaragoza, sea la primera vez que compro flores…

En cuanto dejé el macetero apoyado en la mesa le dio un ataque de risa a la morena que me contagió.

Después de explicarle todo lo que me habían dicho en la tienda nos volvimos a sentar, pegados el uno al otro y no sé cómo pero pasó.

Fuimos a mi cuarto y como buen caballero no diré nada sin la presencia de mi abogado delante.

Fue una noche genial con una mañana sincera. Sin palabras, porque hay veces que sobran, entendimos que no es posible que una persona que acaba de llegar a una ciudad, en un país nuevo se pueda quedar enganchada del primer anzuelo que ve. Es algo muy egoísta.
¿Qué las cosas pasan por algo? Ahora puedo decir que claramente sí.

En tan solo un día me enamoré de esta mujer, y en un año el destino hizo que nos pasaran ciento y un millón de cosas que han hecho que ahora estemos juntos.

Por eso, mi querida Chloe, te escribo esta carta para decirte: ¿quieres casarte conmigo?