lunes, 17 de marzo de 2014

Nuestra historia. Capítulo XI. Suma y sigue.

Magistral el capítulo de la semana pasada de Eduardo Comín. Hoy os traemos la siguiente entrega en el que descubriremos quién hay tras la puerta, el resultado del test y otro final....



XI.     SUMA Y SIGUE


Las miradas de Olga y Ana se cruzaron fugazmente. Olga no terminó de entrar en la habitación y al ver semejante panorama se dió media vuelta y se fue sin decir nada.
Cuando Ana consiguió reaccionar le dijo a Pedro que tenía que marcharse. Pedro aceptó, y por extraño que parezca se había percatado de la visita de Olga. Todavía a horcajadas sobre Pedro, se levantó cuidadosamente, se vistió, le dio un beso y le susurró entre feliz, preocupada y avergonzada por la situación, que mañana vendría a verlo.
Salió de la habitacón y se fue a la sala de descanso a tomarse una tila y relajarse un poco antes de marcharse. Su turno había terminado hacia un rato. Cuando llegó a casa decidió darse un baño antes de acostarse. Mientras lo preparaba se aseguró de que la puerta estaba bien cerrada, cogió un trozo de papel y anoto « IMPORTANTE : MAÑANA CAMBIAR LA CERRADURA ». No quería tener más sorpresas. Sospechaba que Ramón pudiera haber hecho una copia. Junto a la nota dejo las llaves y se sumergió en el relajante baño.
A la mañana siguiente, al despertase, Ana cogió el telefono y le mando un whatsapp a Sandra. Quería contarle las novedades sobre el accidente de su hermano. Tumbada en la cama se puso a teclear. Cuando finalizó se levanto y presa de su inquieta cabeza que la atormentaba con los últimos acontecimientos se dispuso a limpiar todo el piso. Era lo que hacía cuando estaba nerviosa y una de las cosas que sacaba de quicio al holgazan de Pedro, para el cual nunca era buen momento para realizar las tareas del hogar. Pero ahora él no estaba y se preguntaba si volverían a convivir algún día.  Cuando termino cogió las llaves y al salir de casa se encontró con Mario, su vecino de arriba que acababa de llegar de Londres.
-¡Hola Mario!, ¿Qué tal te ha ido?- Se alegraba sinceramente de verlo. Era un buen chaval y un excelente vecino.
-¡Hola Ana! La verdad es que muy bien. Mejor de lo que esperaba. Vosotros por aquí ¿Qué tal?
-Me alegro de que te haya ido bien. Bueno, la verdad que no muy bien, Pedro esta en el hospital-. El gesto de Ana se tornó triste.
-¿Cómo? ¿Está bien? ¿Qué ha pasado?- se sorprendió el recién llegado.
-Ahora ya está mejor, fuera de peligro. Tuvo un accidente con el coche. Es largo de contar, quedamos en otro momento y te cuento que voy con prisa-realmente así era.
-Okey Ana. No te preocupes, si necesitas algo ya sabes dónde estoy-y le regaló su mejor sonrisa.
-Gracias Mario. Si quieres pasarte por el hospital, Pedro se alegrará de verte-respondió Ana agradecida.
-Gracias Ana, cuando tenga un rato iré a verlo. Ambos se despidieron y se fueron a sus quehaceres.
Ana bajó al portal y ahí estaba Sandra esperándola para acompañarla al cerrajero. Una vez terminaron se sentaron en una terraza y pidieron unos cafés, mientras Ana le iba contando.
-No me lo puedo créer. ¿Cómo es posible ?
-Ya ves Sandra, Pedro jugándose la vida y la señora sin tener nada grave. ¡La que está liando! Lo que nos faltaba, como teníamos poco... Suma y sigue con los problemas.
-Ana, me estas asustando. ¿Qué más pasa?
-Es pronto para contarlo, porque todavía no es seguro. ¿Te acuerdas que llevo unos días con mareos y mal estar?
-Ana... ¿Me estas contando que estás embarazada?
-Si Sandra. Ayer me hice la prueba y dió positivo-el rostro de Ana esperaba una respuesta y al mismo tiempo reflejaba un gran alivio al haber podido contar el gran secreto que la atormentaba.
Sandra con una gran sonrisa en la cara, se empezaba hacer ilusiones.
-¿Quién más lo sabe?
-Nadie más Sandra. Como te he dicho no es seguro todavía. Tengo que pedir cita al ginecólogo y que me lo confirme.
-¡Vamos ahora mismo!-era pura energía- ¡Yo te acompaño ! Ahora que lo sé... ¡No nos podemos quedar aquí! Coge tus cosas, entro a pagar y nos vamos.
Ana no tuvo tiempo de pedirle a Sandra que se calmara, ya estaba dentro. Cuando salió, ambas marcharon dando un tranquilo paseo. De camino, Sandra frunció el ceño.
-Ana, una pregunta. ¿Es de mi hermano o de Ramón?
-No te preocupes Sandra, es de tu hermano.
-¿Segura?- Necesitaba confirmación.
-Si, si, al salir positivo cogí un calendario y marque los días. No hay duda, « ES DE PEDRO »
-¿Voy a ser tía?-por lo bajinis- ¡Voy a ser tía!-afirmando-¡¡Voy a ser tíaaaa !!-gritando y saltando.
-Sandra, sé que te hace mucha ilusión, pero te tengo que pedir que no se lo cuentes a nadie hasta que no sea seguro. Por otro lado, cuando lleguemos al hospital me gustaría hablar con tus padres y con Pedro sobre el accidente.
-No te preocupes, cuando lleguemos mis padres ya estarán y podremos hablar tranquilamente en la habitación.
-Gracias Sandra. De verdad. Por todo lo que estás haciendo y como has afrontado la situación. Gracias.
Al ver la cara que estaba poniendo, Sandra le dio un abrazo y le dijo que todo iba a ir bien. Que iba a estar ahí para todo lo que necesitase. Ana le respondió con una sonrisa y dándole las gracias de nuevo reemprendieron el camino hacia el hospital.
Antonio e Irene terminaron de hablar con el médico y fueron a la habitación de Pedro.
-¡Buenos días mi niño! ¿Qué tal te has despertado?
-Muy bien mama, mejor que estos días atrás. Le contesto con una gran sonrisa, en la cual su madre se fijo.
-Cuanto me alegro de verte sonreír. Hacía mucho que no lo hacías. Te traigo una buena noticia para que sigas sonriendo.
-¿Qué pasa mamá? ¿Has hablado con el médico?
-Eso es. He hablado con el médico y me ha dicho que te estás recuperando favorablemente y que dentro de poco podrás empezar la rehabilitación.
En esos momentos, Sandra y Ana entraban por la puerta. Al ver la sonrisa que tenían todos, Sandra preguntó:
-¿Qué pasa?
-Sandra querida, que ganas tenía de que llegases. He hablado con el médico y me ha dicho que Pedro se recupera favorablemente y que pronto empezara la rehabilitación.
-¿En serio mamá?
-Si hija, por fin las cosas empiezan a ir bien-y una sonrisa iluminó su cara.
Sandra y Ana se miraron fijamente y con una mirada cómplice decidieron callar, no querían estropear el momento.
En el otro lado del hospital, Olga y Patricia aprovechaban en su tiempo de descanso para hablar sobre su reacción en el bar.
-Olga, ahora que estamos las dos tranquilas, ¿Me puedes explicar tu reacción en el bar del otro día?
-Claro que sí Patricia. No actué corretamente, pero la cosa se va a complicar un poco más. No sé como voy afrontar esta situación. Tengo que hablar con Pedro y Ana tranquilamente.
-Olga, ¿Qué pasa?
-Digamos que…  

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