jueves, 27 de noviembre de 2014

Conocemos a...

Hoy conoceremos al escritor de la semana, autor del capítulo de ayer miércoles de Nuestra historia (39. Adiós). Además en la entrevista tendremos a Bárbara López Díez.

ESCRITOR ANÓNIMO DE LA SEMANA
El capítulo comienza en el juzgado, con el juez a punto de dictar sentencia cuando Ana empieza a sentir unos fuertes dolores y su entrepierna se humedece. El juez ante el parto inminente decide posponer la vista diez días. La familia sale volada al hospital y mientras Ana es acompañada por Pedro y Sandra reciben una llamada al móvil de Pedro. Es Mario que les informa del fallecimiento de Olga. Los sentimiento están muy enfrentados y a flor de piel en Ana ante semejante noticia.
Una vez en el hospital su comadrona le hace una ecografía y todo parece ser una falsa alarma aunque deberían de estar alerta ya que el proceso de parto había comenzado. Como el tanatorio estaba muy cerca de allí la joven pareja decide pasar a despedirse de Olga. Una última visita y todo habría acabado.
Cuando llegan se encuentran con Mario, junto con la familia de la difunta y para sorpresa de todos Ian, al cual avisó la policía al ser la última llamada que reflejaba el móvil de Olga. Este se acercó a la pareja preso por la curiosidad con el fin de enterarse de qué conocían a Olga. Ana le cuenta que son amigas de la infancia evitando nombrar cualquier detalle del día del accidente de Pedro y su infidelidad con su amiga. En ese momento entró...
¿Quién aparecerá ahora en escena? ¿Cual será el veredicto para el juicio de Pedro finalmente? ¿Qué papel desempeñará Thomas de aquí en adelante tras venirse abajo los planes de fuga? ¿Y Ramón, qué tal le irá en el nuevo módulo? ¿Qué reacciones habrá ante el fallecimiento de Olga? El parto es inminente... No os perdáis el próximo capítulo.
En cuanto a su creadora es otra fantástica mujer, seguidora del blog desde el comienzo y capaz de describir perfectamente los sentimientos de Ana en este capítulo. Ha sabido comprender al personaje perfectamente así como enlazar en esta situación tan dramática a los tres amantes de Olga: Pedro, Mario e Ian se encuentran en el mismo lugar. ¿Descubrirán Mario e Ian el doble juego de Olga? Nos ha dejado un gran capítulo y además tenemos la suerte de que sea doble, así que el próximo lunes el capítulo 40 (Wellcome) también es suyo. Gran lectora y deportista estuvo a punto de ser llamada a filas para escribir un capítulo a principios de año, tras ser su marido el que pasara por estas líneas, pero su lesión en el hombro nos hizo ser pacientes, esperar su total recuperación y convocarla una vez su lesión se quedó a un lado y pudo volver a ser la tenaz luchadora en las pistas de padel emulando a su ídolo Rafa Nadal. Ha merecido la pena esperar, sin duda.
Gracias a... Rosi Oliver Navarro.


CONOCEMOS A...
Hoy conocemos a Bárbara López Díez, amiga y colaboradora de Zarracatalla Editorial. Autora del capítulo XXXII de Nuestra historia titulado “Ian”. Así se describe ella misma:
Me llamo Bárbara López y tengo 35 años. Soy profesora del colegio Escuelas Pías de Zaragoza y trabajo en tercer ciclo de primaria como tutora de 6ºA y como especialista de francés. A nivel profesional me considero diferente…me encanta la innovación y crear mis propios materiales y recursos para hacer más agradables las asignaturas a mis alumnos. Soy maestra vocacional y disfruto muchísimo con mi trabajo. Mis alumnos son mis niños y los adoro. A nivel personal… soy extrovertida, independiente y muy despistada… apasionada, hiperactiva, emotiva… no sé… muy yo…. Mi estado habitual es tener una sonrisa en la boca, soy muy alegre. Me encantan los animales y mi tiempo libre lo dedico a ellos, por lo que tengo familia numerosa…
Nos va a responder a las preguntas de nuestros seguidores:
    En qué te inspiraste para escribir este capítulo y cómo te sentiste al recibir el encargo.
Buffffff… David ya me lo había pedido en varias ocasiones, pero los compromisos laborales (notas, evaluciones…) me lo había impedido. Así que cuando me lo propuso en verano no me quedó más remedio que aceptar el reto. La verdad es que nunca me había planteado escribir ni mucho menos participar en una historia como esta…. Incertidumbre, miedo, inseguridad… tuve un cúmulo de sensaciones, ya que mi mayor preocupación era pensar que no iba a estar a la altura.
Inspiración… sí claro… mi vida, mi yo… En realidad… esa sensación de Olga yo también la he vivido. De hecho, creo que desde que escribí este capítulo he dejado atrás una pesada mochila, es como si el haber compartido con el personaje parte de mis sentimientos me hubiese liberado de cierto pesar.

    Donde, cuando y cual era tu situación cuando lo escribiste
Estaba de vacaciones e inmersa en los preparativos de la boda de mi hermana…

    ¿Cómo ves el proyecto Zarracatalla Editorial?
Me encanta, es una experiencia genial y me ha gustado participar en algo vivo

    ¿Escribes habitualmente? ¿Cómo te has encontrado al hacerlo?
Escribir de forma literaria no, aunque de cara a mi trabajo estoy acostumbrada a escribir relatos breves y pequeñas historias.

    Algo que no sepamos y que te gustaría compartir acerca del capítulo…
No… lo que no he compartido queda para mí

    ¿Cómo creías que iba a continuar tu capítulo?
La verdad es que no pensé en ello, simplemente escribí. Dejé la puerta abierta para el siguiente escritor

    Recomiéndanos un libro, un disco y una película
Mi libro;  El sanador de caballos
Mi disco;  cualquiera de El Barrio
Una película; El último mohicano

    Un sitio para quedar…
Club hípico Fóster

    En la presentación de Colección Cupido pudimos enterarnos de que habrá edición impresa también de Nuestra historia en la que has participado. Cuéntanos tus impresiones al respecto. Estamos ya en periodo de reserva de ejemplares…
¡¡¡¡¡¡¡¡¡Quiero uno!!!!!!!!!

    ¿Cómo finalizarías Nuestra historia?
Prefiero no terminarla…. Me gustan las sorpresas.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Nuestra historia. Capítulo XXXIX. Adiós.

Tras el capítulo de la pasada semana (38. La sentencia dicta) de Ana Asensio Hernando, hoy la acción continúa...
El capítulo continúa con la llamada de Mario a... Ana. Le pide a su amiga que le cuente todo sobre la situación con Olga siguiendo la petición de Pedro de que hablara con su novia. Ana le invita a cenar para explicarle todo.
Pedro por su parte no para de darle vueltas a su conversación con Patricia. ¿Y si las niñas no eran suyas? ¿Sabe Ana de la existencia de Thomas?
Olga sigue cabreada con Pedro por elegir a Ana y rabiosa por el whtasapp que Mario le interceptó en el que quedaba con Ian.
A la hora de la cena Mario acude a la invitación de sus vecinos y no da crédito a las barbaridades que Ana le explica sobre Olga. Este les cuenta que el otro día la vio salir de su piso y entonces Ana comprende que lo de la ropa por el suelo, la cama y los papeles del juicio de Pedro es obra de Olga de nuevo y se disclupa con su novio.
Mientras en la prisión comienza el turno de visitas y Ramón recibe a Olga. El preso se disculpa ante su guapa amiga por tener que soltar a Ana de su secuestro y no llevarlo hasta el final como tenían planeado. Olga le informa que Ana ha tenido gemelas y crece todavía más la certeza de que son suyas.
A la salida de prisión Olga iba hecha un lío con su relación con Ian. Quería que quitara la denuncia a Pedro y no sabía hasta donde llegar con el pelirrojo. Saturada por este triángulo amoroso, su relación con sus amigos tan deteriorada y por cargar con todas las culpas de esta situación, se sintió muy nerviosa. Necesitaba fumar. Buscó desesperadamente un mechero mientras conducía y se empotró contra un camión. Murió en el acto.
Tras la visita de Olga, Ramón fue acompañado por los funcionarios que le cuentan que tienen pinchado su móvil y todas las conversaciones con su hermano y sus planes de fuga. Así que fue trasladado de módulo por un largo tiempo. Estaba mentalmente destruido.
Pedro y el resto de la familia salieron juntos desde su piso hasta la sala número 4 del juzgado donde el juez iba a dictar sentencia...
¿Cual será el veredicto para el juicio de Pedro? ¿Que papel desempeñará Thomas de aquí en adelante tras venirse abajo los planes de fuga? ¿Y Ramón, qué tal le irá en el nuevo módulo? ¿Qué reacciones habrá ante el fallecimiento de Olga?No os perdáis el capítulo de hoy.



XXXIX.  Adiós…


La sala no era muy grande, las paredes pintadas de un blanco impoluto con varios retratos de autoridades que colgaban en el frente. Todos los asistentes sentados en bancos de madera, como sí de una parroquia se tratase. El juez imponía respeto en su sillón de piel negro, apoyado sobre una mesa de madera maciza de cerezo. Esos segundos de silencio parecieron horas.
Ana empezó a sentir un fuerte escalofrío a la vez que un dolor intenso en la parte baja de la espalda que recorría todo su contorno hasta llegar al bajo vientre. Sin querer, un gemido sonó en la silenciosa sala. Por mucho que quiso disimularlo, fue sin éxito ya que no pasó inadvertido para nadie. No sabía sí eran los nervios del momento, ya que nunca se había encontrado en una situación similar, el hombre de su vida estaba a punto de ir a la cárcel.
Algo dentro de su cuerpo estaba cambiando. Poco a poco el dolor fue aumentando, ya se reflejaba más directamente en su útero. Respiraba con fuerza, como sí al llenarse de aire fuera a esfumarse esa molestia. Toda la sala se giró hacia ella. El juez vio como Ana se retorcía de dolor, mientras Pedro le cogía de la mano.
—¿Señorita se encuentra bien? —preguntó amablemente el juez, a pesar de su aspecto serio. Los ocho meses y medio de embarazo eran más que notables.
Ana se disponía a contestarle cuando una sensación de humedad invadió su entrepierna. No era muy abundante, pero lo suficiente como para darse cuenta de que el momento cumbre estaba llegando. A pesar de su experiencia en el sector de la medicina, todo esto era nuevo para ella, de la misma manera que cualquier madre se enfrenta a un parto por primera vez.
<<¿Porqué me está pasando todo esto ahora?, ¡es el momento decisivo para Pedro!, qué oportuna soy…>>; se decía para sus adentros.
Dadas las circunstancias, el juez decidió posponer la sentencia diez días. Pedro no era ningún criminal peligroso que no pudiera estar en libertad diez días más. Fue benévolo con él y decidió dejarle el tiempo suficiente para conocer a sus “futuras hijas”.
A Irene y Antonio les cambió la cara, no sabían si reír o llorar. Diez largos días más de incertidumbre, pero al fin y al cabo, diez días más al lado de su hijo, por lo que pudiera pasar. Lo importante ahora mismo era Ana y sus gemelas, faltaba poco para ver la carita de esas niñas.
Sandra fue rápidamente a buscar el coche para acercarlo hasta la puerta del juzgado y llevar a Ana y Pedro hasta el hospital.
—Ana, cariño, ya vamos al hospital. Tranquila, voy a poder estar a tu lado —le repetía Pedro con una sonrisa en la cara.
Pedro se había liberado de toda la tensión del juzgado. Dentro de unos días no sabría donde estaría pero lo que ahora tenía claro es que no se iba a separar de esa mujer y de sus “hijas”, aunque cada vez más aparecía la imagen de Ramón al pensar en el nacimiento.
<<Aggg… ¿Por qué no puedo borrar esto de mi cabeza? Da igual, son mis hijas y ya está>>; se repetía una y otra vez. <<Pero no está… ¡Maldita sea! ¡Tengo que averiguar esto como sea!, voy a explotar…>>
                El teléfono de Ana sonó a escasos metros de llegar al hospital, era Mario. Pedro contestó, ya que ella no estaba en condiciones de cogerlo, aunque los dolores se estaban suavizando un poco y no eran tan intensos como en la sala del juzgado.
—Hola Mario, ¿qué tal? Soy Pedro.
—Hola Pedro. Por favor, tengo que deciros algo, no sé cómo hacerlo… —Mario lloriqueaba a la vez que hablaba, Pedro no sabía que estaba pasando.
—Dime Mario, voy con Ana y Sandra, te están escuchando también. Joder… Mario, ¿qué pasa? ¡Suéltalo ya!
—Pedro… eh…, es Olga… ¡Ha sido terrible! Al parecer salía de la cárcel de visitar a Ramón y justo en esa rotonda se ha empotrado con un camión. ¡Se ha matado, Pedro… se ha matado! Nada se ha podido hacer.
—¡Pero qué dices! Madre mía… ¡No puedo creerlo!
Pedro quitó el altavoz del móvil, evitando que Ana oyera todos los detalles, no quería hacerla sufrir más en ese momento.
—Mario perdona, estamos a punto de entrar al hospital con Ana. En cuanto pueda te vuelvo a llamar.
Ana y Sandra no daban crédito a lo que estaban escuchando.
—¿Es cierto lo que estamos oyendo?
—Sí, contra un camión. La trasladan al velatorio que hay al lado del hospital y el entierro es mañana a las seis de la tarde.
Ana apenas sentía contracciones ya, estaba claro que había sido una falsa alarma. Una lágrima caía de su rostro. En estos últimos tiempos todo se había vuelto loco y hacía que odiara a Olga con todas sus fuerzas, había tocado lo que más quería y eso no se lo perdonaría nunca. Pero no podía evitar pensar en todo lo que había vivido junto a ella, sólo le venían a la mente imágenes de ellas dos, riendo, divirtiéndose, imágenes de sus años de instituto que fueron los más bonitos de su juventud. El corazón de Ana iba por un lado mientras su cabeza por otro. Quería pensar que así todo habría terminado, pero le martirizaba el pensar que nunca más iba a tener oportunidad de arreglar las cosas y vivir esos momentos mágicos de entendimiento y amistad con ella.
Se encontraban en los pasillos del hospital en la planta de ginecología cuando Charo, su comadrona, la invitó a pasar para hacerle una ecografía.
—Vamos Ana, adelante. ¿Qué te ha pasado?
—Nada Charo, ha sido una falsa alarma. He manchado un poco pero ya no tengo dolor.
—Haremos una ecografía para ver que todo está bien y podrás irte a casa. Respecto a lo que me dices que has manchado, has expulsado el tapón mucoso y eso quiere decir que el proceso de parto ha comenzado, pero tranquila… puede ser cuestión de tres horas o de tres días. Todo está bien, Ana. Una de ellas está encajada en el canal de parto. Sí vuelven esas contracciones me avisas y vienes de nuevo. Puedes estar tranquila.
— Gracias, Charo, nos vemos —dijo Pedro.
               
El tanatorio quedaba a unos cinco minutos andando desde allí. Pedro y Ana se miraron y decidieron que tenían que hacerlo. Tenían que ir a despedir a Olga, era la última vez que la verían y todo esto habría acabado. Ellos seguirían juntos, sin tener que esquivar las tretas que le gustaba jugar a Olga, temida por todas las novias por tener ese poder de seducción con sus respectivos. Todo hombre era capaz de caer a sus pies y eso a Ana nunca le afectó, sabía cómo era su amiga, pero todo cambió el día que tocó al suyo.
Allí estaba Mario, la última presa de Olga, junto a toda la familia de ella desconsolada. Al fondo para sorpresa de Pedro y Ana… se encontraba Ian.
—Ana, no puede ser, este es… es el hijo de la mujer del accidente… ¡Pero qué coño hace aquí! —susurro Pedro en el oído de Ana con cara de asombro total a la vez que de pocos amigos.
—Es verdad, ¿pero como conoce él a Olga?
                Ian era la última llamada que aparecía en el teléfono de Olga, la policía se puso en contacto con él para indagar y saber a quién darle la noticia.
Mario e Ian permanecían ajenos del juego a dos bandas que ésta llevaba y toda la trama que tenía montada con el único fin de conseguir a Pedro.
                Ian no pudo con la curiosidad y fue él quien preguntó a la pareja sí conocían a Olga. Se acababan de ver en el juzgado. Ian iba impecable. Su perfume inundaba toda la sala del velatorio. Era atractivo en cualquier situación. Los vaqueros negros le quedaban perfectos y la camisa gris que llevaba marcaba todos y cada uno de sus músculos de la espalda. Ana no pudo evitar dar un repaso a todo su estilismo, que aunque sencillo, sabía lucirlo como nadie.
                Ana le explico que eran amigas desde hace mucho tiempo, aunque últimamente no andaban muy bien las cosas entre ellas. También sintió ganas de explicarle con todo tipo de detalle todo lo sucedido el día del accidente para que toda la historia de Pedro y el juzgado tuviera un final feliz, pero se limitó a decirle que Pedro y ella habían tenido una fuerte discusión ese día por culpa de Olga. Ian vio en Ana sinceridad, pero eso no iba a cambiar las cosas, podían haber matado a su madre y no se lo iba a perdonar al culpable ya se llamara Pedro o cualquier otro. Estaba decidido a continuar con esto.

En ese momento entró…

martes, 25 de noviembre de 2014

Conocemos a...

Hoy conoceremos al escritor de la semana, autor del capítulo del lunes pasado de Nuestra historia (38. La sentencia dicta). Además en la entrevista tendremos a Elisa Cebollada Bailón.

ESCRITOR ANÓNIMO DE LA SEMANA
El capítulo continúa con la llamada de Mario a... Ana. Le pide a su amiga que le cuente todo sobre la situación con Olga siguiendo la petición de Pedro de que hablara con su novia. Ana le invita a cenar para explicarle todo.
Pedro por su parte no para de darle vueltas a su conversación con Patricia. ¿Y si las niñas no eran suyas? ¿Sabe Ana de la existencia de Thomas?
Olga sigue cabreada con Pedro por elegir a Ana y rabiosa por el whtasapp que Mario le interceptó en el que quedaba con Ian.
A la hora de la cena Mario acude a la invitación de sus vecinos y no da crédito a las barbaridades que Ana le explica sobre Olga. Este les cuenta que el otro día la vio salir de su piso y entonces Ana comprende que lo de la ropa por el suelo, la cama y los papeles del juicio de Pedro es obra de Olga de nuevo y se disclupa con su novio.
Mientras en la prisión comienza el turno de visitas y Ramón recibe a Olga. El preso se disculpa ante su guapa amiga por tener que soltar a Ana de su secuestro y no llevarlo hasta el final como tenían planeado. Olga le informa que Ana ha tenido gemelas y crece todavía más la certeza de que son suyas.
A la salida de prisión Olga iba hecha un lío con su relación con Ian. Quería que quitara la denuncia a Pedro y no sabía hasta donde llegar con el pelirrojo. Saturada por este triángulo amoroso, su relación con sus amigos tan deteriorada y por cargar con todas las culpas de esta situación, se sintió muy nerviosa. Necesitaba fumar. Buscó desesperadamente un mechero mientras conducía y se empotró contra un camión. Murió en el acto.
Tras la visita de Olga, Ramón fue acompañado por los funcionarios que le cuentan que tienen pinchado su móvil y todas las conversaciones con su hermano y sus planes de fuga. Así que fue trasladado de módulo por un largo tiempo. Estaba mentalmente destruido.
Pedro y el resto de la familia salieron juntos desde su piso hasta la sala número 4 del juzgado donde el juez iba a dictar sentencia...
¿Cual será el veredicto para el juicio de Pedro? ¿Que papel desempeñará Thomas de aquí en adelante tras venirse abajo los planes de fuga? ¿Y Ramón, qué tal le irá en el nuevo módulo? ¿Qué reacciones habrá ante el fallecimiento de Olga?No os perdáis el próximo capítulo.
En cuanto a su creadora es otra asidua del blog. Capaz de inventar personajes como Freya o relatar capítulos sorprendentes como este. Clara, decida y atrevida. Su bonita sonrisa la define y sus ojos la hacen única. Su potente materia gris e imaginación te hacen valorar la suerte de haber creado este blog que te acerca a gente así. Un placer compartir líneas contigo, deseando que se prolongue por mucho tiempo.
Podéis leer su historia también en este blog (Freya), no os defraudará.
Gracias a... Ana Asensio Hernando


CONOCEMOS A...
Hoy conocemos a Elisa Cebollada Bailón, amiga y colaboradora de Zarracatalla Editorial. Autora del capítulo XXXI de Nuestra historia titulado “Zarracatalla de sentimientos”. Así se describe ella misma
Soy una chica normal, en una edad especial y fantasía en el pelo. Aragonesa de pura cepa pero con el corazón dividido por dos tierras que se miran, en el Norte es Aragón y en el sur, Andalucía.
Amo todo lo que me rodea, y quiero a todos que me quieren.
Por lo demás...no tengo más que decir.

Nos va a responder a las preguntas de nuestros seguidores:
    En qué te inspiraste para escribir este capítulo y cómo te sentiste al recibir el encargo.
o      ¡Pues la verdad que me asusté un poco! Pero sabía que ese día iba a llegar, así que bueno pensé: si he conseguido hacer cup-cakes sin quemarle la cocina a mi madre... ¡con esto también puedo! En el capítulo que escribí, para describir a Ian me inspiré en mi novio en lo que  físicamente se refiere. En cuanto al resto del capitulo... iba saliendo solo.

    Donde, cuando y cual era tu situación cuando lo escribiste
o       Escribía trocitos en mi peluqueria, en mi habitación… Ppero finalmente lo escribí en la cocina. Una tarde de finales de Julio, a eso de las 20.00h. Sola, sin nada de ruido y con la mesa llena de papeles que había ido escribiendo.

    ¿Cómo ves el proyecto Zarracatalla Editorial?
o      Lo veo muy divertido e interesante. ¡Estamos descubriendo verdaderos escritores!

    ¿Escribes habitualmente? ¿Cómo te has encontrado al hacerlo?
o      No ,no escribo. Pero oye, ¿no se me da mal no? Jejejeje! Me he encontrado muy a gusto, y me ha gustado la experiencia.

    Algo que no sepamos y que te gustaría compartir acerca del capítulo…
o      Nombro la pelicula "El diario de Noa" que es mi favorita, ahí me delate un poco. Solo aquellas personas que me conocen se dieron cuenta.

    ¿Cómo creías que iba a continuar tu capítulo?
o      Me imaginaba que más o menos seguiría así. Esta perfecto.

    Recomiéndanos un libro, un disco y una película
o      En el tema libros me has pillado...no soy de leer, ya que nunca consigo pasar de la página 200, siempre me duermo. Pero si tengo que decir uno...mmm..."La llave mágica" de Lynne Reid Banks.
o      Disco recomendaría "A ritmo de Jota" de Roberto Ciria. Tiene un sonido de instrumentos espectaculares y la voz de Roberto es un regalo para los oídos.
o      Película. Sin dudarlo "El diario de Noa".

    Un sitio para quedar…
o      Cualquier sitio es bueno si la compañía es la adecuada.
o      En la plaza del Pilar, el mirador de San Nicolás o en la plaza de mi pueblo.

    En la presentación de Colección Cupido pudimos enterarnos de que habrá edición impresa también de Nuestra historia en la que has participado. Cuéntanos tus impresiones al respecto.
o      Pues me enorgullece que algo en lo que he colaborado salga a la luz y le deseo el mismo éxito que tuvo Colección Cupido. Da gusto ver como con una pequeña aportación de cada uno pueda salir algo tan grande.

    ¿Cómo finalizarías Nuestra historia?
Con un final feliz. Y un continuará....como las buenas películas.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Celebramos las 20.000 visitas. Desvelamos todos los secretos.

Superadas las 20.000 visitas. Estamos muy contentos de poder alcanzar esta cifra y de compartirlo con vosotros. Porque ya sabéis que si de algo va este blog, no solo se trata de escribir, atreverse y leer, no. Este blog tiene el fin último de compartir. Compartir un proyecto, una idea, hacerte partícipe, colaborar en ella y al hacerlo tú compartes también con todos nosotros un pedacito de esta zarracatalla de sentimientos en que se ha convertido el blog.
En cuanto a sus secciones, están todas en funcionamiento: cada semana un nuevo capítulo de Nuestra historia y también de Colección Uni2 y de la sección Conocemos a... con sus entrevistas a nuestros autores.
Nuestra historia ha entrado en la recta final. Solo faltan por publicarse seis capítulos más y la trama llegará a su fin. Pero antes nos deparará muchas sorpresas, ya veréis.

Nuestra historia. Edición impresa.
Se acerca poco a poco el final de un proyecto que ha liderado las publicaciones y entradas en el blog. El principio activo por el cual se creó esta fantástica aventura creativa. Ya hemos comenzado a trabajar de pleno en dicha publicación y estábamos esperando impacientes esta celebración para desvelaros como prometimos todos los secretos que seguro os van a interesar. Esta publicación se ha demorado un poquito hasta que hemos tenido todos los cabos sueltos bien atados y así poder ofrecerós hoy de un plumazo todos los secretos que encierra este libro. Atentos:
El acto de presentación tendrá lugar el sábado 3 de enero en D´Votos (Bar España), a partir de las 21:00 horas. En breve os indicaremos más detalles de cómo funcionará el acto y la hora exacta que puede variar porque todavía queda más de un mes. Además podrás leer el último capítulo antes que nadie. Si reservas tu ejemplar podrás tenerlo disponible para el acto de presentación, cuando todavía no se haya publicado en el blog el desenlace final de la novela. Es una ventaja que concedemos a todos los que confiáis en nosotros y como premio por colaborar apoyando este proyecto adquiriendo uno de nuestros libros.
Esa noche del estreno contaremos con otro de nuestros grupos de cabecera: Esleir. Que tras el acto de presentación amenizarán la velada con su música de fusión. En sucesivas celebraciones milenarias enlazaremos algún que otro tema nuestros amigos para que los que todavía no los conozcáis podáis hacerlo y así ir calentando el ambiente de cara a la gran cita.
Os desvelamos también otro de los secretillos mejor guardados... aunque viendo el resultado de Colección Cupido, a nadie va a extrañar que la encargada de realizar la portada sea Ruth Martínez de Maral Fotografía. Cómo vamos lanzados más abajo os mostramos el resultado de su trabajo. Esa será la portada de Nuestra historia.
En cuanto a las ilustraciones, que habrá en este libro, corren a cargo de nuestro amigo Ivan Gonzalo Pellejero, que ha puesto cara a Pedro, Ana, Olga y Ramón. Es un complemento ideal para la novela y poder contar con él ha sido una gozada.
El prólogo del libro está escrito por Eduardo Comín Diarte, nuestro "hombre de avanzadilla", como lo suelo llamar. Con él empezaron las publicaciones en el blog y es de recibo que sea él quien de algún modo cierre este círculo que comenzó hace ya cerca de un año. Nos aportará su visión particular de todo lo que rodea a Nuestra historia y al Universo Zarracatalla Editorial.
El último capítulo y que cerrará la trama lo va a escribir Adolfo Navascués Gil. Genio gallurano emigrado al sur (Lorqui, Murcia) por destinos de la vida y autor de "Las aventuras del caballero Gil", entre otras muchas genialidades. Poco a poco en sucesivas celebraciones milenarias iremos descubriendo más detalles de este fenómeno que desde el principio se prestó a colaborar. Un privilegio poder contar con él y su total disposición, como la del resto de compañeros para con este proyecto.
El plazo de reserva de ejemplares sigue abierto y se amplía hasta el 1 de diciembre, pero no os descuidéis. Sabéis que trabajamos bajo pedido y que luego si no lo has reservado puede que te quedes sin él. Envíanos un mensaje a nuestro perfil de facebook Zarracatalla Editorial en facebook o un email a: zarracatalla@gmail.com

Aquí os dejo la portada como he comentado anteriormente. Chula, eh. Besetes a tod@s. Nos leemos.


lunes, 17 de noviembre de 2014

Nuestra historia. Capítulo XXXVIII: La sentencia dicta.

Tras el capítulo de la pasada semana (37. Plan de fuga) de David Carrasco Molina, hoy la acción continúa...
El capítulo continúa con Ana pendiente de la persona que ve en la calle cuando sale de su casa. Es nada menos que Olga y tras el cruce de miradas la conversación va subiendo de intensidad y esta le informa a Ana de su nuevo novio: Mario. Sabe que tocar a su vecino saca de sus casillas a Ana y Olga disfruta de la comprometida situación viendo a su amiga desesperarse.
En Estocolmo encontramos a Thomas, el hermano gemelo de Pedro con todo preparado para viajar a España.
En la prisión el día arranca con el recuento de presos y una conversación muy jugosa entre Pedro y un funcionario de prisiones: Matías. En ella le insiste en que el plan de fuga está preparado y que no le falle, habrá dinero para todos, de eso se encarga Thomas, empresario de éxito.
Mientras, Olga llega al piso de Mario y con el calentón que traía comienza a hacerle el amor al joven prácticamente sin mediar palabra. Suena el timbre, es Pedro el que pasa a ver a su vecino y les encuentra en plena faena. Olga, en lugar de ruborizarse lo anima a sumarse a la fiesta y este que es una bomba a punto de estallar explota de rabia y zarandea a la explosiva morena. Mario media en la trifurca y Pedro le explica el plan secreto que Olga lleva en su cabeza: utilizarlo para aproximarse a él. Le pide que hable con Ana y que no llame a la policía. Mario confundido despacha a Pedro e instintivamente comienza a registrar el bolso de Olga en busca de cualquier prueba que corrobore la teoría de su vecino. Comprueba también su móvil y encuentra un comprometedor whtasapp de Ian.
Ramón desde prisión llama a su hermano que le confirma que el dinero está preparado y este le da instrucciones sobre la fuga.
Mario sigue alucinando con el mensaje encontrado y decide hacer una llamada a...

¿A quién llamará Mario? ¿Cual será el veredicto para el juicio de Pedro? ¿Cómo irá la fuga de Ramón? ¿Que papel desempeñará Thomas de aquí en adelante? ¿Olga que tiene que decir de todo lo acontecido en el piso de Mario?No os perdáis el capítulo de hoy.



XXXVIII.     La sentencia dicta.


—Ana, soy Mario.
—Mario, tenemos que hablar contigo respecto a Olga, ha cambia…
—Ana, quiero que me contéis todo —dijo Mario sin dejarle terminar la frase.
—Ven a cenar a casa esta noche sobre las nueve —contestó nerviosa a la vez que contenta. ¿Sería capaz Mario de creerles? Era todo tan surrealista… Olga tenía una capacidad de convicción sobre la gente y además unas armas de seducción, que bien se encargaba ella de explotarlas al máximo para conseguir aquello que se propusiera.
—Está bien, luego os veo pareja, tengo muchas ganas de que me pongáis al día.
<<No importa si las hijas son de Ramón, ella me quiere, estamos enamorados, serán mis niñas y jamás sabrán de la existencia de ese desgraciado>>. Pedro no paraba de darle vueltas a lo que Patricia le había contado, ¿sabría Ana de la existencia de Thomas? ¿Y si era así, porqué no se lo había contado si ella estaba segura de que las niñas eran suyas?

Yo también tengo muchas ganitas de ti, nos vemos el viernes en mi casa
A Olga no le importaban los sentimientos de nadie, pero intentaría convencer a Mario de que ese whatsapp fue un mal entendido, sólo lo hacia por estar cerca de Pedro y fastidiar a Ana—. ¿Por qué vuelve con él y a mi no me dirige la palabra? Ojalá las niñas sean de Ramón y Pedro sea un infeliz a su lado —pensó Olga.

 
—Pasa Mario, he hecho tu cena favorita, lasaña de atún.
—Eres un sol, Anita.
Mario no daba crédito a las barbaridades que estaba haciendo Olga por estar cerca de Pedro y recordó algo…
—Pero yo vi a Olga saliendo de vuestro piso el día que comió con la señora María, me dijo que no entrara que os ibais a echar la siesta, que estabais cansados.
—¿Quéeeeee? ¿La viste saliendo de nuestra casa? ¿Pero como ha entrado esa bicho?  ¡Hay que cambiar la cerradura! Esta chica está cada vez peor! Ahora entiendo lo de la ropa por toda la casa tirada... Lo siento Pedro…  Lo que más me fastidia es que lo papeles del juicio de Pedro estaban desordenados, seguro que los leyó. ¡A saber que se le está pasando ahora por la cabeza con tal de hacernos mas daño!
—Mario, aléjate de ella, por tu bien —dijo Pedro, que hasta ahora había permanecido callado.
—No cabe duda de que esta chica no está muy cuerda y no quiero que os haga daño a ninguno de los dos. Pedro perdona por lo que paso en casa, pero…
—Perdóname tú, no debí de entrar así, pero llevo mucho tiempo cargando con culpas que no deberían de ser mías. Deberíamos haber hablado antes sobre esta situación, pero entre el embarazo, hospitales y el juicio… No es que dispongamos de mucho tiempo libre…
—Bueno y… ¿qué tenéis pensado hacer con esta chica? Porque no va a parar hasta que os destruya.

Se escuchó la cerradura de la puerta:
—Tienes visita, además de loco, tienes suerte con las mujeres… ¡Qué hijo de puta!
No era difícil saber de quien se trataba teniendo en cuenta ese comentario…
—¡Qué agradable sorpresa!
—¿Qué tal Ramón?
—Bien Olga, esperando salir pronto de aquí. Creo que no va a ser tan largo como esperaba.
—¿Puedo hacer algo por ti?
—No, todo va bien, tranquila.
Hubo unos segundos incómodos de silencio y Ramón dijo:
—Tuve que soltarla Olga, estaba sangrando, me desesperé. Yo realmente la quiero y no quiero que le pase nada malo. Ese niño es mío, estoy seguro.
—No es un niño, tiene gemelas. Te comprendo Ramón, está siendo todo muy complicado y más ahora que estás dentro y tengo que pensar en muchas cosas yo sola…
—¿Gemelas? Qué gran noticia me das Olga. Tranquila, dame un poco de tiempo y podré ayudarte como te mereces, compensaré el fallo que tuve.
—Tengo que irme, espero poder venir más a menudo a visitarte.
—Gracias Olga, pronto nos veremos guapa.

Olga iba pensando en Ian, tenía que hacer algo para que retirara la denuncia a Pedro, su amado. ¿Le decía que lo conocía? Estaba en una situación extraña. <<¿Qué es lo que siento realmente por Ian? ¿Es despecho porque me dejó y ahora quiero utilizarlo y dejarlo cuando quiera? ¿O realmente siento algo más?>>. Empezó a llorar desconsoladamente, ¿qué había pasado en estos últimos meses? Todo había cambiado tanto, sus amigos y Pedro… Todas las culpas eran para ella y Pedro salía de rositas, no entiendía nada… Buscó un cigarro, cuando estaba nerviosa necesitaba fumar. No era asidua a ello, pero siempre llevaba un paquete en el bolso.
—¿Mechero? ¿Dónde hay un puto mechero? ¡Ahí! —tuvo que estirarse y agacharse ligeramente para poder alcanzarlo y antes de incorporarse escuchó una bocina. Se incorporó rápidamente, pegó un volantazo y nada pudo hacer, el coche de Olga acabó empotrado debajo del camión.  Enseguida se escucharon las sirenas, llegó un helicóptero, la policía y muchos coches permanecían parados en la carretera. Nada se pudo hacer por la vida de Olga. Falleció en el acto.



Puesto que las visitas eran grabadas y escuchadas por los funcionarios de prisión, decidieron cambiar al día siguiente a Ramón de módulo.
—¿Dónde me lleváis cabrones? —decía gritando desde el furgón.
—¡Cállate ya, enseguida vas a verlo!
Ramón estaba muy cabreado, tenía todo preparado para la fuga  dentro de una semana y ahora, ¿qué estaba pasando?
—No deberíamos decirte esto, pero... tenemos todas las conversaciones con tu hermano grabadas,  el móvil que te entregó nuestro compañero estaba pinchado. Así que, bienvenido a tu nuevo hogar, tu hogar por mucho tiempo.
Ramón se quedó sin habla, su ira y su rabia habían desaparecido. Se sentía agotado mentalmente, sólo quería llorar.  No recordaba cuando fue la última vez que lloró. Probablemente cuando era niño, su padre siempre había sido un hombre muy duro con él y con su hermano. Le vinieron a la mente recuerdos de su niñez, cuando hacían trastadas, llegaban a casa y su padre les esperaba con el cinturón en la mano porque llegaban tres minutos tarde de la hora establecida. A ellos ya no les importaban las zurras con el cinturón, era algo que casi casi tenían a diario, como el dejarles sin comer durante un día entero por dejar la ropa sin recoger o la cama sin hacer. Esos pensamientos se cortaron en el momento que se escucharon las voces por el altavoz, era la hora de comer. Tenía que reponerse o los otros presos se lo comerían si lo veían así.
—¡Chico nuevo en casa! ¿Qué os parece? —dijo un preso gritando para que Ramón lo escuchase.


¡¡¡Rrrrrrrrrringgg!!!
—Pedro, ¿estás preparado?
—Nunca se está preparado para saber si tienes que ir a la cárcel o quedarte en la ruina.
Llegó el día, hoy se dictaba sentencia en el juzgado. Todos con los nervios a flor de piel, Ana, la hermana de Pedro, sus padres, Mario… Todos deseosos de que fuera una multa y no la entrada a prisión. Quedaban dos horas para entrar a los juzgados y saber que pasaba con esta situación tan horrible que estaban viviendo. Salieron todos desde el piso de la pareja. Entraron en silencio a la sala número 4. Pedro no escuchó nada hasta que el juez dijo:
—Y la sentencia es…


viernes, 14 de noviembre de 2014

Conocemos a...

Hoy conoceremos al escritor de la semana, autor del capítulo del lunes pasado de Nuestra historia (37. Plan de fuga). Además en la entrevista tendremos a Patricia Aznar Serrano.

ESCRITOR ANÓNIMO DE LA SEMANA
El capítulo continúa con Ana pendiente de la persona que ve en la calle cuando sale de su casa. Es nada menos que Olga y tras el cruce de miradas la conversación va subiendo de intensidad y esta le informa a Ana de su nuevo novio: Mario. Sabe que tocar a su vecino saca de sus casillas a Ana y Olga disfruta de la comprometida situación viendo a su amiga desesperarse.
En Estocolmo encontramos a Thomas, el hermano gemelo de Pedro con todo preparado para viajar a España.
En la prisión el día arranca con el recuento de presos y una conversación muy jugosa entre Pedro y un funcionario de prisiones: Matías. En ella le insiste en que el plan de fuga está preparado y que no le falle, habrá dinero para todos, de eso se encarga Thomas, empresario de éxito.
Mientras, Olga llega al piso de Mario y con el calentón que traía comienza a hacerle el amor al joven prácticamente sin mediar palabra. Suena el timbre, es Pedro el que pasa a ver a su vecino y les encuentra en plena faena. Olga, en lugar de ruborizarse lo anima a sumarse a la fiesta y este que es una bomba a punto de estallar explota de rabia y zarandea a la explosiva morena. Mario media en la trifurca y Pedro le explica el plan secreto que Olga lleva en su cabeza: utilizarlo para aproximarse a él. Le pide que hable con Ana y que no llame a la policía. Mario confundido despacha a Pedro e instintivamente comienza a registrar el bolso de Olga en busca de cualquier prueba que corrobore la teoría de su vecino. Comprueba también su móvil y encuentra un comprometedor whtasapp de Ian.
Ramón desde prisión llama a su hermano que le confirma que el dinero está preparado y este le da instrucciones sobre la fuga.
Mario sigue alucinando con el mensaje encontrado y decide hacer una llamada a...
¿A quién llamará Mario? ¿Cual será el veredicto para el juicio de Pedro? ¿Cómo irá la fuga de Ramón? ¿Que papel desempeñará Thomas de aquí en adelante? ¿Olga que tiene que decir de todo lo acontecido en el piso de Mario?No os perdáis el próximo capítulo.
En cuanto a su creador es otro asiduo del blog. Un tipo genial capaz de imaginar mil situaciones, divertido y comprometido con sus amigos. Rápidamente te brinda su amistad al cien por cien y con esta gente así de maravillosa es conveniente no defraudarla porque lo da todo desde el minuto cero, sin pedir nada a cambio. Así que espero corresponder tu entrega con este proyecto con estas escasas líneas de agradecimiento. 
Podéis leer su historia también en este blog (Un destino inesperado) junto a su novia Natalia.
Gracias a... David Carrasco Molina


CONOCEMOS A...
Hoy conocemos a Patricia Aznar Serrano, amiga y colaboradora de Zarracatalla Editorial. Autora del capítulo XXIX de Nuestra historia titulado “Todo se complica” junto con su inseparable amiga Sara Garcés Carcas. Así se describe ella misma:
Soy una chica de 23 de años de Zaragoza y soy enfermera. Actualmente dedico mi tiempo a mi trabajo en el hospital y a colaborar en la protectora de animales de la que soy voluntaria.
Me gusta disfrutar de todo lo que hago, poner humor y ver la cara positiva de las cosas.
Me encanta estar con mis amigos y familia y disfrutar con ellos, cuidar de mi perrita Noa y aprovechar el tiempo lo máximo posible.


Nos va a responder a las preguntas de nuestros seguidores:
    En qué te inspiraste para escribir este capítulo y cómo te sentiste al recibir el encargo.
Cuando me propusieron colaborar escribiendo un capítulo de este libro, por un lado, me sentí muy emocionada, con muchas ganas de probar una experiencia así, y por otro, algo nerviosa ya que no sabía si podría ser capaz de hacerlo bien porque nunca había escrito ninguna historia.
La inspiración nos fue surgiendo poco a poco, mientras íbamos escribiendo e imaginando la historia.


    Donde, cuando y cual era tu situación cuando lo escribiste
Con Sara, en su casa, durante dos tardes en verano.

    ¿Cómo ves el proyecto Zarracatalla Editorial?
Creo que es un proyecto muy interesante y el hecho de que cada capítulo esté escrito por una persona me parece muy original y muy buena idea para que la gente participe activamente.

    ¿Escribes habitualmente? ¿Cómo te has encontrado al hacerlo?.
No escribo habitualmente, pero participar en este proyecto ha sido muy gratificante para mí.

    Algo que no sepamos y que te gustaría compartir acerca del capítulo…
Pasamos muy buenos ratos escribiéndolo y con algunas ideas que teníamos para ello nos reímos mucho. Quisimos que fuese un capítulo intrigante y esperamos haberlo conseguido!!!

    ¿Cómo creías que iba a continuar tu capítulo?
Aunque dejamos algunas cosas en el aire para que el siguiente autor lo continuase como quisiera, la historia continuó tal y como me hubiese gustado.

    Recomiéndanos un libro, un disco y una película
Un libro: la trilogía de “Los juegos del hambre” de Suzanne Collins.
Un disco: Antes de que cuente diez de Fito y Fitipaldis.
Una película: 8 Apellidos Vascos de Emilio Martínez-Lázaro

    Un sitio para quedar…
                 Bar Botánico.

    En la presentación de Colección Cupido pudimos enterarnos de que habrá edición impresa también de Nuestra historia en la que has participado. Cuéntanos tus impresiones al respecto.
Me parece estupendo ya que así puedes disponer de la historia completa y leerla cuando te apetezca sin necesidad de un ordenador. Además, a la gente que se le cansa la vista frente a la pantalla le vendrá genial para poder disfrutar también de esta historia.

    ¿Cómo finalizarías Nuestra historia?
Me gustaría fuese un final realista, que pudiese darse en la vida real, pero totalmente inesperado que nos deje sin palabras.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Nuestra historia. Capítulo XXXVII: Plan de fuga

Tras el capítulo de la pasada semana (36. Los gemelos golpean dos veces) de Eduardo Casanova Tutor, hoy la acción continúa...
El capítulo anterior arranca con la llamada de teléfono que recibe Pedro. La voz femenina resultó ser de Patricia, que le pide que no le cuente a Olga que es ella quien llama. Le indica a Pedro que tiene algo que comentarle pero que prefiere hablar con él en persona, así que se citan para el día siguiente.
Mientras Olga continuaba su relación a dos bandas con Mario e Ian, se encontraba cenando con este último e intentando sonsacarle información para utilizar en el juicio de Pedro. Al final consigue averiguar el nombre del abogado que les lleva el caso y principal culpable de llevar hasta las últimas consecuencias la acusación a Pedro.
Al día siguiente Pedro acude puntual a su cita con Patricia en el centro comercial y tras una conversación típica de cortesía le pregunta por motivo por el que ha decidido quedar con él. Patricia le cuenta que ha recuperado ya totalmente la memoria y que recordó una conversación con Ramón en Pau que le decía que él era el padre de las gemelas y que además él mismo tenía un hermano gemelo en Estocolmo que nadie del grupo conocía, que estaba pendiente suya y que si algo le ocurría vendría en su ayuda. Pedro aturdido y ofendido por la autenticidad de su paternidad se siente confuso. Patricia le indica que con Ramón en la cárcel es posible que su hermano gemelo acuda a socorrerlo, y que esté alerta por si acaso.
Pedro regresa a casa con la compra de la cena preparada a modo de escusa de su visita al centro comercial y Ana le comenta que mañana ha quedado con su hermana para ir de compras. A la mañana siguiente tras el desayuno, la joven embarazada se despide de su novio y sale a la calle al encuentro de su cuñada, y allí se quedó helada al ver en la acera de enfrente a...
¿Quién será y qué querrá de la pobre Ana? ¿Cual será el veredicto para el juicio de Pedro? ¿Cómo le irá a Ramón en prisión? ¿Aparecerá su hermano en escena? No os perdáis el próximo capítulo.



XXXVII.   Plan de fuga.



El corazón de Ana se paralizó por momentos. No podía creer lo que estaban viendo sus ojos. Era la última persona a la que se quería encontrar, ya casi ni se acordaba de Olga y de todo lo mal que se lo había hecho pasar. Ana se detuvo en seco. Olga también se percato de que Ana estaba al otro lado de la acera y también se detuvo en seco. Cruzaron sus miradas.
Olga estaba disfrutando de aquella situación al ver a Ana con aquella mirada de odio hacia ella. Sin embargo Olga miraba a Ana con una sonrisa de lado a lado que  aun la ponía más nerviosa pero sin duda alguna sentía el mismo odio hacia Ana.
<<Anita se fuerte Anita se fuerte y pasa de ella que no merece la pena complicarte la vida. Y más estando embarazada>> —pensaba Ana hacia sus adentros.
—Hola Anita, que guapa y gorda te veo, el embarazo te sienta genial.
—Mira Olga, no sé como tienes la cara de dirigirme la palabra. Te deseo lo peor en tu vida y te lo digo bien claro: no se te ocurra meterte en nuestras vidas nunca más.
—¡Ay Anita que cosas tienes! Yo ya he pasado de pagina… Por cierto, tengo un novio de hace poquito tiempo.
Ana siguió andando antes de que Olga terminase la frase.
—Se llama Mario y creo que es tu vecino. ¿Lo conoces?
Olga se reía mientras Ana seguía su camino al encuentro de Patricia.
—Que sepas que te vas a tener que acostumbrar a ver esta carita más a menudo. ¡El destino es así y no se puede hacer nada contra él por más que quieras, Anita! —gritó Olga a diez metros de distancia.

Thomas, el hermano gemelo de Ramón llevaba unos meses muy nervioso en Suecia (Estocolmo). No había podido viajar a España al tener que hacerse cargo de unos negocios muy importantes. Tenía siete fundiciones a pleno rendimiento y él era el dueño. Tenía a su cargo a tres mil trabajadores.
Desde que era un adolescente siempre había trabajado en las fundiciones de su padrastro pero por causas desconocidas lo encontraron muerto en su casa. Y todo aquel imperio fue pasado a Thomas como el único heredero de los bienes del difunto.
Tenía el carácter como su hermano Ramón o incluso peor, y solo tenía en mente a su hermanito. Llevaba unos meses intentando cerrar unos temas empresariales que le habían impedido viajar a España. Había llegado ese ansiado día. Ya tenía todo atado para poder viajar y ayudar a su hermano.

Las ocho de la mañana. Las sirenas de la prisión empiezan a sonar y empiezan hacer el recuento matutino de presos como cada día. Ramón está en el modulo 7 que es uno de los más conflictivos. Desde que entró en prisión solo había tenido peleas por su carácter y por su rabia contenida hasta acabar en dicho modulo. Se disponía a ir a la ducha como cada mañana y se encontró Matías, el funcionario de prisiones...
—¡Ey Ramón pórtate bien, eh!
—¿Cómo me voy a portar bien con la de gentuza que hay aquí? Y sólo me buscan la boca…
—Te doy un consejo: pasa de todo el mundo aquí dentro o acabaran contigo.
—¡No me des sermones! –le dijo Ramón con cara de loco enfurecido.
Ramón se había ganado la confianza de Matías. Algo vio en él. Su intención solo era aprovecharse de la inocencia de aquel funcionario de prisiones. Ya llevaba un tiempo hablando todos los días con él y ganándose su confianza.
Desde el primer día que entro prisión solo tenía algo metido en la cabeza. Fugarse de aquel infierno para poder vengarse de todas las personas que le habían arruinado la vida.
Matías acompañaba a Ramón hasta las duchas de la prisión. Cuando Ramón le preguntó:
—¡Ey Mati! —así le llamaba en plan cariñoso.
—Dime Ramón.
—¿Te acuerdas que llevamos meses planeando mi fuga no?
—Sí, sí, lo que pasa que tengo que ir con mucho cuidado, que últimamente mis jefes nos han visto mucho hablando.
—¡No me seas inútil y no la cagues! —le dijo Ramón otra vez con cara de loco.
—¡Joder Ramón, entiéndeme! Me juego la vida ayudándote y tengo que ir con mucho cuidado. En cuanto salgas de aquí yo cogeré y desapareceré para siempre de este país. Ah, se me olvidaba, el vigilante que está en la cocina y el de la puerta que registra los coches que entra y salen ya nos han dado el visto bueno. Con 200.000€ por barba podremos rehacer nuestras vidas.
—¡De puta madre Mati! Son buenas noticias. Ahora solo falta que venga mi hermano a España para poder salir de aquí.
El plan que tenían entre manos tenía que ser un miércoles cualquiera que era cuando estarían los vigilantes comprados. Ramón, ese día de la semana, tenía una tarea en prisión de castigo por su comportamiento. Tenía que fregar todo el ala norte de la prisión de cabo a rabo. Allí se encuentra también la cocina y el comedor pero están cerrados con llave. Ahí entraría el trabajo de Mati que le abriría la puerta del comedor que le conduciría a la cocina. Tendría que estar justamente unos minutos antes de las siete de la mañana dentro de la cocina que es cuando viene el repartidor de pan que accede por la puerta de atrás. El guardia que vigila el acceso desde fuera del comedor le abriría a Ramón el maletero de la Citroen Berlingo del repartidor. Ahí se metería.  Luego en el control de la puerta de entrada de vehículos el otro guardia comprado registraría el coche con plena normalidad para que nadie sospechara nada. Y Ramón sería un hombre libre.

¡¡¡Meeeeeeeeeeeeeeccccc!!!
Suena el telefonillo de casa de Mario.
—¿Sí?
—Mario, soy Olga ábreme.
—Sí, sube.
Olga subió las escaleras hasta llegar a casa de Mario. Llevaba unos tacones de palmo, un vestidito corto que le marcaba el tanga verde, y se había hecho un recogido en esa gran melena negra.
Nada más entrar por el apartamento de Mario sin alentar palabra le quitó el pijama, lo dejo como Dios lo trajo al mundo y lo tiró al sofá.
—Te voy a echar el mejor polvo de tu vida.
—Claro que sí mi chica, soy todo tuyo —dijo Mario con un tono de voz bajo…
Olga se puso en el sofá encima de Mario, estaba muy excitada. Estaban los dos fundidos. Olga se quito el tanga por debajo del vestido y empezó a cabalgar sobre de Mario. Los gemidos de Olga empezaban a subir de tono cada vez más y más, y de repente...
Din Don Din Don
—¡Joder! ¿Quién cojones llama a la puerta ahora? Tendré que ir a ver quién es —pensó Mario mientras disfrutaba de semejante velada.
—No abras, no abras —le repetía Olga a Mario en el oído mientras estaba en plena faena.
—Tengo que ir a ver quién es. Igual es algo importante.
—Anda, que voy yo en un momento —dijo Olga.
Olga se dirigió hacia la puerta, se bajo el vestido y abrió. No se podía creer quién era. Se quedo paralizada por segundos. El corazón le latía aún más rápido que cuando se estaba tirando a Mario.
—¡Qué grata sorpresa Pedro! —dijo Olga con cara de felicidad.
Pedro había ido a casa de su vecino a ver si le apetecía dar una vuelta y charlar un poco de todo ya que llevaban un tiempo un poco distanciados.
—¡No me jodas! —dijo Pedro con la cara desencajada.
—¿No te alegras de verme?
—¡Estas muy enferma de la cabeza!
Olga se subió el vestido lentamente...
—¿Te quieres unir a la fiesta y recordar viejos tiempos?
Pedro estaba pasándolo mal porque no sabía al 100% si él era el padre de los gemelos y ahora el panorama de Olga en casa de su vecino con el vestido subido e insinuándose. Era una bomba a punto de estallar y ¡boom!…
Cogió de los pelos a Olga, la metió en el apartamento de Mario,  la zarandeaba de lado a lado y le propino un puñetazo que cayó larga al suelo.
—¡Pero Pedro! —chilló Mario—. ¡Te has vuelto loco, mal nacido!
—¡Mira Mario, Olga nos está haciendo la vida imposible, es una persona mala y a ti te está utilizando para estar cerca de mí! La conozco bien y no va a parar hasta conseguir lo que quiere. Esta loca por mí. Ya sé que es difícil de asumir todo esto que te estoy contando, pero es la verdad.
—Voy a llamar a la policía —dijo Mario.
—¡Mira, por favor, hazme caso! ¿Qué gano yo con esto? Si llamas a la policía me meterían en la cárcel después de todo lo que me ha pasado últimamente. Por favor, habla con Ana. Ella te explicará todo. Nos conoces bien y nunca te mentiríamos.
—¡Vete de mi apartamento, quiero pensar en todo esto!
—Sí, me voy a mi casa. Piensa en todo que te he dicho, más tarde vendrá Ana y si quieres hablar con nosotros en casa estaremos.
Mario se quedo colapsado intentando asumir todo lo que le había dicho Pedro. Empezó a rebuscar en el bolso de Olga a ver si encontraba algún tipo de información que le hiciera abrir los ojos. Lo vació sobre de la mesa del salón. Había un monedero, tampones, carmín, clínex, chicles, llaves, móvil y una tarjeta de un bufete de abogados que le extraño un poco. Cogió el móvil y lo abrió. Tenía un whatsapp sin leer de un tal Ian.
“Tengo muchas ganas de que llegue el fin de semana para estar contigo te echo mucho de menos. Besos.”

Ramón se dirigía en la prisión a hacer el uso de su llamada que tenía cada quince días.
Un tono, dos tonos, tres tonos...
—¿Dígame?
—Thomas, soy Ramón.
—¡Ey hermano! Ya estoy en España, llegue anoche. Ya sabes que nunca te fallaría.
—¿Tienes ya arreglado lo del dinero?
—Sí, he abierto las tres cuentas en Suiza como acordamos.
—Pues si todo va bien pasado mañana estoy fuera. Iré en el maletero de la monovolumen del repartidor de pan. Sobre las siete y veinte para en la única panadería que está en el pueblo más cercano a la prisión. Espérame allí y cuando veas que se baja el repartidor fuerza el maletero y sácame de allí.
—Eso esta hecho. Allí estaré esperándote impaciente.

Mientras tanto Mario estaba flipando con el whatsapp que acababa de leer. Cogió el teléfono y marco…

—¿Sí? ¿Dígame?