martes, 17 de mayo de 2022

2022 DE LETRAS: Rosa María Valiente Urrea - Amila.

 Título: Amila.

Autor: Rosa María Valiente Urrea.

Procedencia: Zaragoza.

Hoy viene a sumarse a Zarracatalla una nueva compañera. En este caso se trata de Rosa María Valiente Urrea (Zaragoza). Nos ayudará en nuestro objetivo de llenar 2022 DE LETRAS como nos hemos propuesto.
En su primera participación nos trae un relato titulado "Amila", un texto que nos encogerá el alma a través de sus líneas.
Encantado de poder contar con su aporte en este proyecto y esperanzado que sea el primero de muchas colaboraciones en futuras aventuras literarias. Gracias, Rosa.



“AMILA”

 

Amila regresaba a casa, había terminado sus estudios en Europa. Sobrevolaba las nubes y pensaba que aunque  no renegaba de sus raíces, su larga estancia en el extranjero le había cambiado algunas de sus  ideas.

Vestía vaqueros, camisetas y en ocasiones lucia el hiyab, en su familia musulmana seguían algunas de las costumbres de su pueblo. Si bien en su país las mujeres eran  más libres que en otros países musulmanes a la hora de estudiar, conducir o vestir.

Llegaba a casa con la ilusión de ver a sus hermanos y con planes para salir a divertirse, irían al centro a escuchar música y bailar mezclándose con el turismo de lujo.

En un momento de la noche, Amila intuyó que alguien no dejaba de mirarla desde que habían llegado. Observando a su alrededor descubrió a un joven moreno y apuesto que le sonaba o le recordaba a alguien. Viendo que la saludaba levantando su copa e invitándola a acompañarlo, dejó a sus amigas y accedió por curiosidad o atracción. Ya a un palmo de de él, escrutando su rostro reconoce esa profunda mirada de ojos negros que siempre la perturbó, es Abdel, pensó, cómo ha cambiado, que atractivo… le venía a la memoria la insistencia de él cuando estudiaban juntos diciéndole que se casaría con ella, a lo que ella respondía, que su familia no la obligarían jamás a casarse con nadie que ella no aceptase.

Él si sabía de ella por sus hermanos y había seguido sus pasos por internet, siguió escuchándola admirando su belleza, esos ojos color de miel y ese cabello negro y rizado, estaba deslumbrante. A la hora de partir, Abdel se ofreció a llevarla en su coche ya que vivían en la misma urbanización de lujo a las afuera de la ciudad, con altos muros que ocultaban los jardines bien cuidados, árboles frutales y fuentes que ayudaban a mitigar los calurosos veranos.

De camino a casa, Amila llevaba colocado el hiyab ocultando solo parte del cabello con mucho estilo anudado y recogido al lado izquierdo del rostro, que junto con unos aros grandes de oro daba una imagen de princesa Árabe, Abdel, admirado, comentó que estaba guapísima con el hiyab preguntándole por qué no se lo ponía siempre. Ella notando como se le iban cerrando los ojos irremediablemente, experimentando algo extraño, pensaba en la diferencia de sus hermanos con Abdel tan joven y retrógrado.

Poco a poco Amila despertó y mirando a su alrededor sin reconocer el lugar. Comenzó a recordar la noche anterior y aun mareada sin comprender nada, sabía que no había probado el alcohol solo había consumido un refresco y recorriendo la casa cerrada con verjas en las ventanas era un palacete en medio de la nada, comprobó que estaba secuestrada.

Un golpe de la puerta la alertó de que alguien la visitaba, Abdel la estaba observando con una cínica sonrisa, ahora sí vas a cumplir con las costumbres de tu pueblo mostrándole un sador negro y un niqab que le cubriría el cabello y rostro dejando a la vista solo los ojos.

Pasaban los días y cada vez que escuchaba la cerradura de la puerta, se ponía a temblar, no accedía a nada de lo que requería Abdel, lloraba y había dejado de comer.

Un día él se la encontró tirada en el suelo inconsciente y con una herida en la cabeza sobre un charco de sangre, había sufrido una caída a consecuencia de su estado de abandono, asustado decidió llevarla al hospital de lujo donde la mayoría del personal sanitario era europeo.

Abdel exigiendo agresivamente que no la atendiera ningún doctor, le respondieron que no había ninguna doctora en ese momento y era muy urgente, la paciente presentaba un cuadro grave e instándole a que saliera fuera de la consulta a lo que se él negó. El doctor intuyendo lo que pasaba accionó el protocolo de malos tratos,  encontrando en ella muestras evidentes en los brazos y cuello de algún mal trato o violencia. Solo la mirada que Amila dedicó al doctor al recobrar el conocimiento, lo decía todo.

Abdel al ver a la policía poniéndose muy nervioso y agresivo trató de llevarse a Amila a la fuerza, sin conseguirlo, viéndose perdido y sin ella sacó un revólver disparándose allí él mismo en la cabeza, falleciendo en el acto.

 

Rosa Mª Valiente Urrea




Puedes seguir a este autor a través de los siguientes enlaces a sus redes sociales y páginas personales: 

PÁGINAS DE REFERENCIA:

Cuenta de Instagram

Cuenta de Facebook



Besetes a tod@s.

Nos leemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario