lunes, 20 de octubre de 2014

Nuestra historia. Capítulo XXXIV. Amandine.

Tras el fantástico capítulo capítulo de la pasada semana (33. Cómo ha podido) de Lara Garijo Labanda, hoy la acción continúa...
El capítulo pasado continúa la acción y Olga decide no coger la llamada de Pedro mientras observa llena de dudas a Ian.
Ian Andrews hijo de padre adinerado y tradicional irlandés y madre humilde española que se conocen de jóvenes y ella queda embarazada. Para evitar problemas con la familia de su padre, su madre decide criarlo sola y regresa a España. Al pequeño no le faltaría nunca nada ya que su padre siempre se encargó de ello. Cuando fue mayor esto le permitió irse de Erasmus a Estocolmo y allí conoció a Olga.
Mario había quedado en el Rock and Blues con Hugo (abogado amigo suyo) para explicarle todo el lío en que su amiga Ana se encontraba inmersa. Este le explica que las cámaras de seguridad demostrarán que su amiga es inocente y que deben hablar con Teresa para que no presente denuncia y demostrar su teoría. Así lo hacen, Teresa accede a visionar las cintas con ellos y comprueban como el cloroformo lo roba Ramón. Así que la propia Teresa se quita un peso de encima al no tener que denunciar a su amiga y acto seguido interpone la citada denuncia contra Ramón que acumula otra más a la de secuestro de su propio hijo.
Ana, ante el lío que se produce ante la noticia y para explicar por qué estaba defendiendo a Ramón, decide invitar a sus amigos (excepto a Olga) a una cena para exponer la situación. De todos obtiene respuesta excepto de Patricia. Una vez en su casa, acomodados en el sofá comienza a explicar lo ocurrido. No dan crédito de cómo ha podido Ramón llegar tan lejos secuestrando a Ana.
Ana les pregunta sobre la situación de Patricia, que extrañamente no ha contestado a la cita (raro en ella), y Rafa y Sandra instintivamente intuyen que puede que esté ayudando a Ramón en alguno de sus chanchullos embaucada por este que sabe que la joven alberga alguna esperanza sentimental.
Patricia mientras en Pau aprovecha un descuido de Ramón para avisar a Ana de su situación junto a Jack. Esta lo comunica al grupo y rápidamente Rafa da parte a la policía.
Los cuerpos de seguridad rodean en un momento la casa y Ramón comprende que Patricia ha dado el aviso. Enfurecido entra en la vivienda y golpea salvajemente a la joven hasta dejarla tendida inconsciente. La policía desde el exterior le sugiere que se entregue, no tiene escapatoria...
¿Qué ocurrirá en la cita con Ian? ¿Se decantará Olga por Pedro y dejará plantado al pelirrojo? ¿Qué pasos seguirán Ana y Pedro en sus procesos judiciales? ¿Podrá Ramón escapar de la policía? ¿Patricia ha fallecido? ¿Podrá Ana atender a razones y perdonar a Pedro por algo que no ha hecho o triunfará la perversa jugada de Olga? No os perdáis el capítulo de hoy.



XXXIV.     Amandine.



Abrí los ojos y me desperté confusa.
Oía lluvia fuera, parecía una tormenta fuerte con mucho viento. El sonido me resultaba conocido, como si ya hubiera vivido alguna de esas tormentas tiempo atrás. Eran muy típicas allí en Pau. Al momento reconocí el lugar donde me encontraba, tiempo atrás había estado visitando a un amigo de mis padres que estaba hospitalizado, a pesar de tener alguna laguna de que hacia allí. Intenté incorporarme pero los goteros me lo impidieron. La puerta de la habitación se abrió y mamá corrió a abrazarme.
Mientras, la Interpol contactó con un asistente social francés que sería quien acompañara a Jack hasta Londres para el tan esperado encuentro con su madre. Desde la casa de Patricia en Pau hasta el aeropuerto no había mucho, apenas unos 7 kilómetros al noroeste que con el coche de la policía se hicieron más amenos, ya que desde pequeñito siempre había querido ser policía, y le hacía mucha ilusión montarse en uno. Un impresionante avión blanco y azul de la compañía Rynair sería la encargada de hacerles cruzar el Canal de la Mancha para llegar por fin a casa.

En casa de Ana y Pedro todavía seguían sin dar crédito a lo ocurrido, sin nadie que les informara de novedades no podían parar de hablar del mensaje de Patricia, olvidando realmente el motivo por el que habían quedado a cenar. Así que Pedro y Ana decidieron ponerles al día de sus vidas hasta que tuvieran más noticias desde Francia. Ana ya había contado toda la historia de Ramón y los chicos aún seguían sin dar crédito permaneciendo boquiabiertos, Pedro tomo el mando de la conversación ahora contando lo ocurrido en el juicio con la ayuda de Sandra y Rafa. Y entre tanta historia mala, la pareja también tenía una noticia buena que darles, que hasta Sandra desconocía.
—Chicos, con todos estos líos que tenemos ahora se nos ha pasado por alto deciros algo. No solo vamos a ser tres en la familia, ¡estoy embarazada de gemelos! —era Ana la encargada de comunicarles esta buena noticia.
Todos se pusieron como locos y corrieron a darles la enhorabuena a la pareja. Tomaron café y alguna que otra copilla.
Ya se hacía tarde y Ana estaba agotada (no nos podemos hacer a la idea de lo que debe de ser tener a dos retoños dando mal en el vientre…). Todos se marcharon y después de bastante insistir Pedro consiguió que Ana le dejara quedarse a hablar de lo ocurrido con Olga.


Al bajar del avión, ni siquiera espere a recoger la maleta, corrí hasta encontrar a mamá, estaba seguro de que Amandine la recogería por mí. Amandine era la chica que me había acompañado hasta Londres, lo poco que había podido conocerla me pareció encantadora, a pesar de toda la información que intentó que le contara sobre lo ocurrido en casa de Patricia, pero yo solo quería ver a mi madre y contárselo a ella.
Así que nada más llegar allí y abrazar a mamá nos trasladaron a una sala apartada del aeropuerto de Londres en la que me dejaron un ratito a solas con ella. La habitación era rectangular, bastante grande, había una mesa central que ocupaba todo lo largo de la sala, tenía un color blanco roto que desprendía tranquilidad, aunque igual era que por fin estaba con mamá y realmente era eso lo que me producía la tranquilidad. En un rinconcito de la sala había un sofá de cuero muy cómodo junto a una mesa pequeña con un montón de comida, fue toda una alegría ya que desde antes de lo ocurrido con mi padre no había llevado nada a la boca más que un mísero zumo de naranja en el avión. Empecé por el queso curado, me priva el queso fuerte, también comí algo de jamón serrano que estaba buenísimo, en efecto “me puse las botas”. Mamá no paraba de mirarme con orgullo mientras se le escapaba alguna lagrimilla cada vez que pensaba que me podría haber perdido o que me podría haber ocurrido algo malo. No se lo hubiera perdonado jamás.
—Todo saldrá bien hijo, ahora van a venir unos miembros de la policía para que les cuentes todo lo ocurrido allí desde el momento que Ramón se te llevo de casa —me dijo mamá mientras me agarraba fuerte de la mano.
—Pero mamá, yo no quiero que le hagan nada malo a Ramón, el sólo quería estar conmigo.
—Cariño, es necesario y tienes que hacerlo, Ramón no quería estar contigo. Si sólo hubiera sido eso yo le hubiera dejado, pero lo que él quería era separarnos, y yo eso jamás se lo voy a permitir a nadie.
La puerta se abrió y aparecieron un señor muy alto vestido de traje y corbata y Amandine que se mostro contenta al verme ya con Mary. Ella parecía también ya más relajada, tenía pinta de haberse podido dar una ducha y cambiarse de ropa. Tenía otro color.
—Hola Jack, soy Tom, encantado. Soy miembro del cuerpo de la policía inglesa, seré el encargado de llevar tu caso. Para eso te tienes que portar bien y contarme todo lo ocurrido desde que Ramón te secuestró hasta lo ocurrido en Pau. Sentémonos en la mesa, así podremos tomar nota de todo para que no se nos escape nada.
Mamá me acompaño hasta la mesa y se sentó a mi derecha sin separarse de mí y para apoyarme, enfrente nuestro se sentaron Tom y Amandine.
—¿Qué es lo que te dijo para convencerte de que te montaras en el coche cuando te secuestro en tu casa? —leyó Tom de un ordenador portátil que traía con él.
—No recuerdo mucho. Me sentó en el asiento trasero de su coche y sin dar tiempo a más arranco. Yo no paraba de preguntar por mi madre, y él me mandaba callar. Me decía que todo iría bien.
—¿A dónde fuisteis después de que se te llevara?
—Estuvimos parados un buen rato en un sitio, no se donde estábamos ya que me oculté en el maletero, supongo que seria para esconderme de algo o de alguien. De allí cogimos un tren hasta Francia y fuimos atravesándolo pasando siempre por pueblecitos pequeñitos para que nadie sospechara. Aunque yo empecé a confiar en él ya que era lo único que podía hacer y parecíamos un padre y un hijo sin nada que ocultar. Después de muchas horas de viaje llegamos a un pueblecito llamado Pau, allí nos estaba esperando una mujer. Empecé a cogerle cariño, cuando ella se dio cuenta de lo que estaba pasando y de quién era yo, buscó por todos los medios encontrar la escapatoria para que ambos saliéramos de allí vivos. Estaba súper asustado y nervioso, se me paso por la cabeza mi madre y si la volvería a ver —Jack comenzó a llorar al recordar todo lo ocurrido.
Mary abrazó a Jack para intentar tranquilizarlo. Amandine se levanto y le sirvió un vaso de agua del botellero que había junto a la puerta. Bebió sorbo a sorbo hasta que se lo acabo. Tom le dijo si prefería dejarlo para dentro de un rato, pero Mary decidió que lo mejor era acabar cuanto antes e irse a casa con Jack.
—Está bien —dijo Tom—. ¿En ese momento llego la policía? —continuó con la entrevista.
—Sí, al esconderme y oír a Patricia como lloraba comencé a oír las sirenas de la policía y a Ramón como gritaba y corría hasta dentro de la casa en busca de Patricia sin parar de insultarla. Cuando por fin dio con ella empezó a golpearla fuertemente. Yo sólo oía gritos. Me escondí como pude debajo de una cama, al cabo de unos minutos deje de oír los chillidos. Una voz muy fuerte se oyó a lo lejos por él bosque. Ramón se detuvo unos segundos, imagino que sería mientras pensaba que hacer, si entregarse o escapar. Comenzó a correr saliendo de casa dando un fuerte portazo. La policía se monto en los coches y lo persiguió hasta que en el pueblo más próximo, Gelos, consiguieron cogerlo. En cuanto Ramón se fue dos agentes de policía entraron en la casa y se quedaron con nosotros. Llamaron a un helicóptero, ya que Patricia apenas respiraba. En escasos diez minutos el helicóptero con todos los medios desplegados para reanimar a Patricia estaba allí. Se la llevaron rápidamente y ya desconozco lo ocurrido a partir de aquí —terminó Jack.

—Para vuestra tranquilidad, Ramón esta en España en la cárcel a la espera de juicio para entrar a prisión. Patricia ha despertado y se encuentra favorablemente recuperándose, posiblemente sea trasladada a España para continuar la recuperación —Tom los pone al corriente, a pesar de que no todo son buenas noticias—. Le ha quedado alguna secuela, sufrió algún fuerte golpe en la cabeza y no recuerda nada de lo ocurrido, además…

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