martes, 26 de julio de 2022

Maty Marín Heredia - El niño actor

 Título: El niño actor.

Autor: Maty Marín Heredia.

Procedencia: Ciudad de México, México.

Hoy se une al universo Zarracatalla una nueva autora procedente del otro lado del Atlántico. ¡La de viajes que estamos haciendo de ida y vuelta desde que arrancó este proyecto! Se trata de Maty Marín Heredia (Ciudad de México, México), que nos ayudará en nuestro objetivo de llenar 2022 DE LETRAS como nos hemos propuesto. 
En su primera intervención nos regala un texto singular titulado "El niño actor". Una historia llena de nostalgia, de buenas intenciones y de un camino vital recto y admirable que nos llena de orgullo al echar la vista atrás.

Una suerte encontrar a esta escritora tan delicada a la hora de proponer sus relatos. Abajo os dejo el enlace a su blog *Viviendo* donde encontraréis más trabajos suyos. Ojalá quiera sumarse a los nuevos proyectos que están por llegar desde este rincón literario del planeta... Gracias, Maty.



“EL NIÑO ACTOR”

 

Su vida es suya, es de él, le pertenece.

 

Nadie tiene derecho a nada que no sea basado en el respeto. Vivió su vida como quiso, tal y como deseó, y no hizo daño absolutamente a nadie. Le dio a cada minuto su valor, su espacio. Fluyó con los segundos y con los acontecimientos. “Todo es bueno, todo es perfecto”. Y supo siempre que la vida de todos y cada uno de los seres humanos es valiosa, única e irrepetible, digna de ser vivida. Y sobre todo apreciada y valorada principalmente por el protagonista: por uno mismo. Mientras te das cuenta que la tienes, la vives. En el momento en que la vives, trasciendes y le das un sentido. Una cosa es VIVIR y otra muy distinta es “vegetar”. ¡Cuánta gente llega a la hora de partir porque ha cumplido muchos años ya, y durante todos ellos la prisa asesinó sus instantes, no fluyó, y es tan tarde para lamentarse!

 

Llegaba su hora de partir de este mundo y su mente confusa hacía repasos sin orden ni concierto, Imágenes diferentes llegaban a su mente y, navegando entre el aquí y el más allá, entre este tiempo y el otro plano, felizmente ignoraba lo que sucedía alrededor. Casi todo, pues lenguas inconscientes pronunciaban cerca de él cosas impronunciables.

 

Y así un día, cuando era muy pequeñito (tanto que ni siquiera su dicción era la óptima, se le presenta la primera oportunidad en la vida para estar en un escenario y no la desaprovechó. Era un concurso En el que haría el papel de un payasito, para lo cual fue maquillado desde muy temprano y su turno era… el último. No le importó. Cuando terminó su actuación y la gente se puso de pie para brindarle una ovación, hizo el primer decreto de su vida: JAMÁS ME BAJARÉ DE UN ESCENARIO.

Fue un niño tremendamente golpeado. Pero no en casa, no: ahí era muy amado. Fue golpeado por la sociedad por ser un niño amanerado. Recibía toda clase de insultos y ofensas hasta que un día no pudo más y a un niño que lo ofendió se le avalanzó a golpes. Cuando vio sus manos manchadas de sangre, fue cuando escuchó vítores y aplausos. Se dio cuenta que ese camino, no era el suyo. Por tanto, su segundo decreto: SERÉ ACTOR. VINE A ESTE MUNDO A SER FELIZ. ES TODO LO QUE IMPORTA, ES TODO LO QUE DESEO. PAZ, NO VIOLENCIA. ¡QUE HABLEN! NO ME HARÁ MELLA.

 

Y así volviendo a vivir dulcemente lo ya caminado, con candor abraza a ese niño, ese niñito lleno de sueños e ilusiones; niño que nunca dejó de ser porque siempre lo cuidó, siempre lo alimentó y siempre lo abrazó.

 

Con gran esfuerzo, traspiés, entusiasmo, hambre, falta de oportunidades porque él era un actor, no propiamente un “galán de televisión”, creó su propio teatro y fue fuente de trabajo para muchos, Co participe de los sueños e ilusiones de tantos otros. Tuvo un nombre, un prestigio.

 

Pero  “LOS TIEMPOS DE DIOS SON PERFECTOS”, como siempre decía, y llegaba su momento de partir a ese mundo espiritual que tanto había cultivado. Los signos vitales iban siendo cada vez más lentos, el cuerpo con el que había dado vida a tantos personajes y que le había permitido vivir otras vidas y hacerlas vivir al mundo, se rendía ante lo inevitable: partir. Partir, porque Dios así lo quería.

 

Sumido en ese estado en el que la medicina trata de menguar el dolor físico, en ese estado de conciencia mermada, su  pasado volvía todo a estremecerlo con esos recuerdos de una vida que fue consciente de lo bueno y de lo malo, que recibió heridas y al mismo tiempo bálsamos para curarlas. Dio y recibió, amó mucho, ¡mucho! Y fue muy amado.

Imposible haberse imaginado en otros ayeres que ese SU momento, sería aprovechado por algunos, que la ambición de notoriedad y de los bienes materiales, tan propio de la condición humana, se harían tan presentes. Le habría dolido profundamente pero ya no, ya no dolía…

 

Y así fue cerrando sus ojos espirituales para abrirlos a un mundo mejor. Así se fue soltando al lado de su amado Arcángel Miguel, quien no dejaba su mano en ese momento como en ninguno durante su vida terrenal. Así fue naciendo a la vida prometida, a dar sus funciones pero basado exclusivamente en el amor que todo lo puede, el amor que todo traspasa y viajaba hacia la LUZ y hacia la inmensa tranquilidad por haber obrado siempre dando amor.

 

Y…

 

SU RESPIRACIÓN CESÓ

SE FUE

PERO

SE QUEDÓ.

 

“VIDA, ESTAMOS EN PAZ”.

 

 

Maty Marín Heredia

Ciudad de México, México




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Besetes a tod@s.

Nos leemos.

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