sábado, 9 de abril de 2022

2022 DE LETRAS: Adrián Fontoba - El árbol humano.

Título: El árbol humano

Autor: Adrián Fontoba Ribó

Procedencia: Caspe, Zaragoza.

Hoy sumamos a un nuevo integrante a nuestro universo Zarracatalla, que viene dispuesto a ayudarnos a llenar este 2022 DE LETRAS. Se trata de Adrián Fontoba Ribó (Caspe, Zaragoza).
Debuta con un texto genial. Nos trae hasta este blog un relato titulado "El árbol humano". Una obra a caballo entre el surrealismo y el más sincero análisis al comportamiento humano, que seguro os arranca una sonrisa como me ha ocurrido a mí.
Un autor con un contenido muy diverso: textos, fotografías y vídeos colman sus redes (enlaces abajo). Una suerte conocerlo y esperanzado en contar con él en futuros proyectos. Gracias, Adrián.



“EL ÁRBOL HUMANO”

 

     Corría el invierno del año 2020 cuando Sandra fue a la Plaza España para tomarse el vermú. Era un día fresco y soleado, así que, antes de entrar a por la ración de calamares y la caña, decidió quedarse un poco al sol.

No se dio cuenta que el lugar que había elegido, estaba justo encima de un antiguo parterre destinado a un árbol. Lo fue en su tiempo, ahora no era más que un pavimento diferente.

Sintió un movimiento seguido de un cosquilleo en las plantas de sus pies y… ¡Quedó atrapada en el suelo!

Gritó y los viandantes, alertados, se acercaron a ver qué pasaba. Explicó la situación e intentaron liberarla. No pudieron. El cemento se la había tragado justo por encima de los botines. Era imposible sacarla de allí.

 Policía, Guardia Civil, sanitarios… incluso la alcaldesa se acercó para ver qué sucedía. Nada se les ocurrió, tan solo esperar.

 La tarde llegó y allí seguía. Rodeada y aprisionada. Entonces ocurrió lo inesperado. Pablo, que iba a jugar al balón, vio el tumulto y se acercó.

 —Hola, ¿puedo pasar? —dijo a la congregación de adultos.

 —Si solo eres un niño, anda a jugar —respondió un ingeniero de montes.

 —Pero es que se me ocurre una cosa —continuó el avispado infante.

 —Dejadlo. Hemos probado todo, igual él consigue algo —inquirió el capitán de la GC.

 —Señora, estire el brazo —ordenó el muchacho diligente.

 Sandra, asustada y cansada, hizo lo que Pablete le dijo, poniendo su brazo paralelo al suelo. El crío, ni corto ni perezoso, colgó su chaqueta de él y se fue a patear la pelota.

 

Adrián Fontoba Ribó

Caspe (Zaragoza)




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Besetes a tod@s.

Nos leemos.

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