viernes, 21 de febrero de 2014

Colección Cupido. Una parada en el camino

Aquí os traemos un nuevo relato de la Colección Cupido. En esta ocasión titulado "Una parada en el camino". Nos cuenta la historia de Pilar, una joven periodista absorbida por su trabajo y sola en la ciudad. El domingo revelaremos la identidad del autor de este maravilloso texto.



UNA PARADA EN EL CAMINO

   Empezaba a refrescar en el parque.
Aquella tarde, a pesar de que había tenido un mal día decidió salir a correr un rato, los excesos cometidos durante las pasadas fiestas habían dejado su huella, y quería recuperar su peso antes de que llegase el mes siguiente, se aproximaba la gran fiesta que tanto había esperado y no quería que nada fallase, todo tenía que ser perfecto, habían sido muchos años de duro trabajo y muchas horas robadas al sueño, para conseguir llegar a formar parte del equipo de dirección del periódico El Matinal, donde empezó a trabajar hacía ya cinco años, cuando terminó la carrera y decidió dejar su ciudad para probar suerte fuera de su entorno, quería empezar de cero y demostrarse que era capaz de arreglárselas sola.
Pilar fue contratada como  estudiante  en  prácticas al terminar sus estudios de Periodismo, y a pesar de que las cosas andaban mal por la condenada crisis, ella había conseguido hacerse un hueco y convertirse en imprescindible.
Siempre se había exigido mucho, así que desde el principio decidió que nada, ni nadie, le apartarían de la meta que se había marcado.
Quería vivir su vida de forma independiente, su tiempo era lo único que realmente le pertenecía y quería   vivirlo a su manera. Desde que era pequeña lo había sentido así, “mi tiempo es mío, es lo único que tengo” (cuantas veces se lo había dicho a su madre cuando esta le decía: “no pierdas el tiempo hija mía”).
Comenzó a correr despacio,  tenía los tobillos entumecidos y no quería forzar mucho, iría a medio gas hasta que hubiese calentado lo suficiente, se ajusto el gorro y los auriculares; empezó a sonar la música y de forma automática ella empezó a avanzar por los senderos mientras de forma distraída organizaba en su cabeza la jornada del día siguiente. 
No vio el socavón hasta que sintió un dolor que le pareció infinito y cayó de bruces al suelo, entonces se dio cuenta de que había un agujero que había quedado casi tapado por las hojas que se acumulaban en los bordes del camino. ¿Cómo pudo no verlo? Ella siempre se fijaba en todo y estaba atenta hasta de los más pequeños detalles. No podía ponerse en pié, el dolor y la inflamación iban en aumento, de repente se sintió vulnerable.
En dirección contraria venía  una chica que también practicaba footing y al verla en el suelo se acercó a socorrerla.
-¿Qué te ha pasado? –preguntó
-Pues…, parece que no me he dado cuenta de que había un socavón en el sendero y he metido el pié.
-¿Te duele? –Preguntó la desconocida-
-Muchísimo – respondió Pilar-, tengo un intenso dolor y además no puedo ponerme en pié y se me está inflamando el tobillo.
La desconocida echó un vistazo al tobillo y mientras le quitaba la zapatilla deportiva le dijo:
-Esto no pinta bien. ¿Cómo te llamas?, yo soy Eva, vivo cerca de aquí y tengo el coche aparcado a la salida del parque, no te muevas que voy a acercarlo y te llevo al Hospital.
De un salto se puso en pié y echo a correr tan rápido que antes de que se diese cuenta Pilar, Eva había desparecido de su vista. Habían pasado unos pocos minutos cuando vio acercarse hacia ella un pequeño vehículo, era un Smart que pasaba sin problemas por aquel sendero por el que Pilar jamás había visto pasar ningún coche, entonces el vehículo se paró a su lado, Eva bajó y ayudó a Pilar a entrar en el coche. Era muy pequeño, pero muy cómodo – pensó Pilar-, no sabía que decir, el dolor del tobillo era tan intenso y todo había pasado tan deprisa que se había quedado bloqueada. Entonces reaccionó y al final articulo palabra:
-Muchas gracias Eva, ¡me has salvado la vida!
- Ja, ja, ja, ja…, que exagerada eres, no será para tanto, pero todavía no se como te llamas.
-Perdona, soy Pilar, Pilar Mendiola, bajo con frecuencia al parque a practicar footing desde hace 5 años por el mismo sendero, y no entiendo como me ha podido pasar esto.
-¿Y a qué te dedicas Pilar Mendiola?, aparte de a romperte el tobillo en tus ratos libres, perdona, es broma.
-No te preocupes, no se como he podido ser tan descuidada…; pues…, soy periodista, trabajo en el Matinal. ¿Y tu?, ¿a que te dedicas?, además de a salvar a patosas como yo.
-Pues has tenido suerte, yo soy camarera, pero mi novio es médico y está de guardia hoy en el Hospital, así que cuando lleguemos nos estará esperando en la puerta, porque le he llamado mientras iba a buscar el coche. ¿Has llamado tú a alguien?
-Pues no, tengo la mala costumbre de no coger el móvil cuando salgo a correr, de todas maneras vivo sola y mi familia no vive aquí; además estoy acostumbrada a valerme por mi misma y a solucionarme los problemas solita.
-¡Pues en este caso no creo que hubieses podido dar un solo paso si no es con ayuda!
-Tienes razón Eva, no se que hubiese hecho sin tu ayuda.
Eva volaba con aquel pequeño coche, tocaba el pito continuamente para hacerse hueco entre los vehículos con los que se cruzaban  y apenas habían pasado 10 minutos cuando llegaron al Hospital, en la puerta había un caballero de pelo cano y con una bata blanca fumándose un cigarro, (no puede ser -pensó Pilar-, que ese anciano sea el novio de esta chica tan joven). Pilar le echaba a Eva unos 25 años, año arriba o abajo, y aquel hombre se diría que pasaba ampliamente de los 50.
-Mira Pilar, ahí está mi novio, se llama Julián, es ese que acaba de tirar el cigarro al suelo, no te lo creerás, pero cuando me ve hace siempre lo mismo, se piensa que no me doy cuenta, se comporta como un niño, y como habrás observado podría ser mi padre.
-Pues tienes razón, parece mayor… - Pilar sentía que Eva le había leído el pensamiento, y noto como un calor invadía sus mejillas-
- No te preocupes Pilar, todo el mundo piensa lo mismo cuando lo conoce, pero te aseguro que la diferencia de  edad no es un problema para que pueda existir una relación fantástica, yo soy el más claro ejemplo, y no te lo digo porque sea mi caso, siempre lo había pensado, incluso antes de enamorarme de Julián.
-No, si yo no…, vamos que me parece muy respetable, ¡en fin que no me gusta sacar conclusiones precipitadas!
-¡Hola amor! -dijo Eva-, ayuda a Pilar a sentarse en la silla de ruedas que yo voy a aparcar y ahora subo.
-Hola Eva, como se llama tu miga – preguntó Julián, mientras echaba un vistazo al tobillo de Pilar e intentaba moverlo y girarlo con sumo cuidado-
-¡Ay! Soy Pilar, me he torcido el tobillo en el parque y en ese momento pasaba Eva y me ha socorrido, ¡ha sido mi ángel de la guarda!
-Así es Eva, un ángel de la guarda, has tenido suerte Pilar, en medio de todo.
Todavía estaba Pilar acomodándose en la silla de ruedas cuando Eva había desaparecido de su vista y la había dejado con aquél desconocido. Pero que día llevaba…, en definitiva Eva también era una desconocida, solo 20 minutos antes ni siquiera conocía a ninguno de los dos, y ahora tenía la sensación de que Eva fuese su amiga de toda la vida.
Mientras Julián empujaba la silla por aquellos pasillos llenos de gente no paraba de hablar, Pilar tenía una rara sensación, el tobillo parecía que le iba a estallar y no podía concentrarse en todo lo que Julián iba diciendo.
-Así que eres amiga de Eva, ¿tu también vas a correr todos los días?, ella es incansable, tiene una energía desbordada, no puede parar un momento.
 Llevamos 3 años juntos y cada día conozco un nuevo amigo suyo.
-No, que va –dijo Pilar- acabo de conocerla, cuando me he caído ha venido a socorrerme y antes de que me diese cuenta ya casi habíamos llegado al Hospital.
-Así es Eva…, una amor. ¿Te duele mucho el tobillo?, ¿puedes apoyarlo?
-Si, me duele cada vez más, cuando me he caído en el parque no he podido ponerme en pié, ahora no puedo apoyarlo. La verdad es que entre Eva y tú me habéis llevado en palmitas.
-Tiene toda la pinta de ser un esguince, que en medio de todo es lo menos malo, si hubiese sido una luxación el dolor sería mucho más intenso y tendría otro aspecto, pero enseguida saldremos de dudas.
En aquel momento llegaron a una pequeña sala que estaba a rebosar de todo tipo de cosas, una enfermera se les acerco y saludo a Julián afectuosamente:
-Hola Julián, ¿que tenemos aquí?
-Parece un esguince, quiero que la lleves a rayos y que le hagan una radiografía del tobillo derecho, para descartar una lesión mayor, pero parece un esguince…, anda llévatela y luego me la traes a mi consulta; Pilar te dejo en manos de Nuria, es la mejor enfermera del servicio de traumatología, enseguida nos vemos.
Pilar estaba alucinando, iba pasando de mano en mano, de desconocido en desconocido y se dejaba hacer sin decir nada; cuando avanzaban por el pasillo vio que Eva se acercaba hacia ellas.
-Hola Nuria, cuanto tiempo sin verte, te encuentro fantástica, ¡la maternidad te prueba!, ya veo que has conocido a Pilar  
-Hola Eva, yo también me alegro de verte, me llevo a tu amiga a rayos, Julián está en su consulta, si quieres ir hacia allí en un momento os devuelvo a Pilar.
-¡Nos vemos Pilar!, le dijo Eva mientras se alejaba de ellas.
Todo transcurrió deprisa, nunca antes había estado en un hospital, gracias a Dios gozaba de muy buena salud, solo había ido en algunas ocasiones de visita y no le gustaba mucho el olor que destilaban los pasillos de los hospitales.
De nuevo se encontró con Eva y Julián, Nuria le dio las radiografías a Julián y se despidió muy afectuosamente de los tres.
-Bueno chicos a mandar, ya sabéis donde encontrarme, lo dicho Eva, me alegro de verte tenemos que quedar algún día y tu Pilar, que te mejores –dijo mientras cerraba la puerta de la consulta a sus espaldas.
Julián saco las radiografías del sobre y empezó a escudriñarlas con gran atención.
-Bueno Pilar, esto es lo menos que podía pasarte, estás de suerte; no tienes ninguna fractura, ni luxación, es un esguince limpio y en poco tiempo ni te acordarás de el, te lo voy a vendar  con una férula para procurar inmovilizarlo en lo posible y me tienes que prometer que harás reposo, también te voy a prescribir un antiinflamatorio, cuando llegues a tu casa te quitas el vendaje y te aplicas hielo, eso te irá muy bien para bajar la inflamación, te ha salido un pequeño hematoma que es absolutamente normal, la torcedura te ha tenido que doler, ¿verdad?
-Ya lo creo…
-No te preocupes en un mes como nueva.
       -¡Un mes!, -exclamó Pilar-, en ese momento se acordó de su fiesta importante del periódico, y de los zapatos de tacón que ya se había comprado a juego con su traje, se acordó de todo el tiempo que llevaba preparando ese día (que tenía que ser perfecto), y de repente explotó, empezó a llorar y a gimotear, como si toda la tensión acumulada por todos los acontecimientos que habían ocurrido aquella tarde de forma precipitada buscasen una vía de escape. Eva y Julián se miraron sin entender a que venia aquella explosión emocional.
-Perdonarme chicos –dijo Pilar cuando consiguió calmarse-, han sido muchas cosas las que me han pasado esta tarde. Estoy muy agradecida por vuestra ayuda, la verdad es que os habéis portado genial conmigo, no se que hubiera hecho en el parque si no llega a venir Eva a socorrerme .., el caso es que dentro de un mes tengo un acontecimiento profesional que llevo mucho tiempo preparando y cuando Julián ha dicho que en un mes estaré bien me he acordado de que ese día quería estar perfecta y estrenar mis zapatos de tacón, no se si podrá ser…, nunca antes he utilizado tacones, pero ese día quería ponerme unos especiales, es una bobada, pero para mi tiene sentido…,
-Pero Pilar, si no puedes ponerte tus tacones podrás acudir con calzado plano, lo que te aseguro es que para entonces ya tendrás curado el esguince y que la inflamación habrá cedido, y por supuesto el dolor habrá desaparecido.
-Por cierto Pilar –dijo Eva como si se descolgase de una nube-, antes me has dicho que no tenias teléfono, toma el mío y llama a quien quieras…
-No gracias Eva, aquí no tengo familia, ya llamaré desde casa cuando llegue, cogeré un taxi en la puerta del hospital, no quiero causaros más molestias.
-Cómo que un taxi, yo te llevaré a donde tú me digas y te ayudaré a instalarte en tu casa, faltaría más…
-Pero me sabe mal que…
-Calla, calla mujer, no hay más que discutir
Eva salio de la consulta mientras le decía a Julián:
-Que la baje un celador a la puerta de urgencias que en 3 minutos estoy yo allí.
Dicho y hecho, en pocos minutos Pilar se vio de nuevo en el asiento del smart de Eva.
-A donde vamos Pilar, ¿donde vives?
-En la calle que hay frente a la entrada principal del parque, en el número 10, vivo en un bajo.
-¡Pero que casualidad! –exclamo Eva-, yo también vivo en esa calle, por eso que suelo verte con frecuencia  por esa zona, y por el parque también te había visto en varias ocasiones.
Pilar se quedó paralizada, ¿como podía ser que la conociese?, ella nunca había reparado en Eva, y sin embargo Eva parecía conocer gran parte de sus movimientos.
-La verdad es que en alguna ocasión he pensado en saludarte a fuerza de verte con tanta frecuencia, pero parece que estás siempre en otro mundo, siempre concentrada en tu mundo interior, ¿no?
-Pues quizá tengas razón Eva, aprovecho mis ratos de ocio para organizarme el trabajo del día siguiente, las reuniones, viajes, y demás. Creo que debería desconectar de vez en cuando. Esta tarde puedo asegurarte que la desconexión ha sido total, no se ni que hora es.
-Son las nueve menos cuarto.
-¡Santo cielo! Tenía que haber llamado al jefe de redacción hace media hora, para concretar una noticia que tiene que salir mañana en primera plana, ¡creerá que me ha pasado algo!
-¡Pues creerá bien Pilar!, te ha pasado algo que te ha hecho detenerte, yo creo que ha sido algo positivo, las cosas nunca pasan si no hay una razón para ello, puedes estar segura -Eva siguió hablando-.
Yo vivo en el número 23, en un pequeño apartamento del ático, ese es mi cielo particular, desde la terraza tengo una vista maravillosa de toda la ciudad, se ve el mar y la montaña, y la luz entra a raudales, necesito la luz para vivir, soy como las plantas, si te digo la verdad no entiendo que ve la gente por la noche, las cosas más bonitas de la vida ocurren a plena luz del día, me encanta el día, la luz, el sol, me encanta verlo todo a plena luz.
-Que apasionada eres Eva, la verdad es que  me alegro de haberte conocido, aunque el motivo haya sido tan malo…
-Mira, ya hemos llegado Pilar, espera que me subiré un poco a la acera y te ayudaré a bajar.
Eva ayudó a Pilar a bajar del coche y la acompañó hasta su casa, allí se ocupó de dejarla bien instalada y se despidió
-Hasta mañana Pilar, procuraré venir a primera hora, intenta descansar y haz las llamadas justas y si quieres un consejo mañana deberías tomarte el día libre.
Habría pasado aproximadamente una hora cuando Pilar terminó de hacer todo lo que tenía en mente, llamó a su casa y habló con su padre, su madre había salido a hacer una visita.
-Querrá hablar contigo, cuando llegue a casa Pilar –le dijo su padre-
-Papá, dile que no me llame, me voy a acostar ahora, estoy agotada, pero me encuentro bien, yo la llamaré mañana a primera hora, te lo juro.
También había hablado con Paco –el jefe de redacción-
-No te preocupes por nada Pilar, faltaría más, ya era hora de que parases un rato.
Se acostó y se quedó profundamente dormida mientras  daba vueltas en su cabeza a todo lo que le había ocurrido aquella tarde, Eva, Julián, Nuria…, iban entrando y saliendo de sus pensamientos.
Sonó el despertador como cada mañana, Pilar de forma automática quiso ponerse en pie y de repente un dolor en el tobillo derecho la dejó paralizada.  Entonces se acordó de todo lo que había ocurrido la tarde anterior. Parecía que podía apoyar el pié, y con mucho cuidado se fue hacia la cocina a preparase un café; mientras se acercaba a la cocina fue marcando el teléfono de su madre, quería dejarla tranquila, que no se preocupase más de lo necesario
-Hola mamá, ¿te he despertado?
-¡Que me vas a despertar!, llevo toda la noche esperando tu llamada, me tenias muy preocupada, ¿como estas amor mío?
-Bien mama, no ha sido nada, pero anoche necesitaba descansar, y la verdad es que lo he conseguido, si no llega a sonar el despertador todavía seguiría durmiendo, eso no me pasaba desde que era niña. Siempre me despierto media hora antes de que suene. Anoche me dijo Paco, que ni se me ocurriese acercarme hoy por el periódico, que me tomase el día libre, que el se encargaría de ponerse en contacto conmigo si lo consideraba necesario y que si de todas formas me empeñaba en trabajar podía hacerlo desde casa perfectamente.
-Ay, que majo es Paco, y que bien se porta contigo, lástima que sea gay, porque a mi me encantaría de yerno, se preocupa tanto por ti…
-Que pesada eres mamá, siempre queriendo emparejarme, con lo a gusto que vivo sola…
Bueno te dejo ya te volveré a llamar por la tarde, que está sonando el timbre, te quiero mucho, cuídate.
-¿Quién será ahora?, pensó Pilar mientras se acercaba hacia la puerta, no espero a nadie a estas horas –pensó-
-¡Buenos días! –Pilar reconoció la voz de Eva al otro lado de la puerta
-¿Pero donde vas tan pronto Eva? –Dijo Pilar mientras abría la puerta-
-Pues a comprobar que te encuentras bien, que me tienes preocupada, mira he venido con mi hermano, me lo he encontrado cuando venía a verte, el también viene a correr al parque, y he pensado que quizá podías invitarnos a un café. Mira Daniel, esta es Pilar, la amiga de le que te venía hablando por el camino.
-Hola Pilar, ya me ha contado Eva lo que te pasó ayer, encantado de conocerte, ¿te duele mucho el tobillo?
Daniel se acerco a Pilar y le estampó dos besos en sus mejillas. Pilar estaba sorprendida de la familiaridad con que Eva se comportaba, sentía que había un lazo entre ellas, pero más se sorprendió cuando se fijó bien en su hermano, desde luego no podía negarse que eran hermanos porque el parecido era enorme, notó que se sentía atraída por Daniel desde que lo vio entrar por la puerta de su casa, estaba turbada, nunca le había pasado nada parecido. Solo había tenido un breve romance con un chico que conoció el primer año de universidad,  duró unos pocos meses pero le dejo un mal recuerdo y siempre había intentado olvidarlo.
-Pues gracias por tomarte tantas molestias por mi Eva, he dormido muy bien, de hecho, si no hubiese sido por el despertador todavía seguiría durmiendo, hacia años que no me ocurría esto, ahora se lo decía a mi madre, cuando habéis llamado al timbre estaba hablando con ella precisamente –Pilar sentía que no podía dejar de hablar, la presencia de Daniel le había turbado y eso le ponía muy nerviosa, estaba acostumbrada a controlar las situaciones, pero esto se le estaba yendo de las manos-.
-Ahora vuelvo, sentaros un momento que enseguida preparo el café –dijo Pilar-
-¡Que me voy a sentar! –Protesto Eva-, siéntate tu, que ya preparo yo el café, tu tienes que hacer reposo, recuerda lo que te dijo ayer el galeno, además juraste hacerle caso, yo estaba allí, ¿recuerdas?
Eva salio del saloncito y se fue a la cocina, el piso era pequeño, no tenía pérdida, además Eva se desenvolvía como pez en el agua en cualquier situación, había quedado demostrado.
Pilar se quedo a solas con Daniel en el salón, sintió que se le hacía un nudo en la garganta  no sabía de que hablar, al fin y al cabo acababa de conocerlo.
Daniel en cambio parecía sentirse como en su casa, le dijo a Pilar que se sentase en el sillón que el le acercaría una silla para que pudiese tener el tobillo en alto.
-¿Así que también corres por el parque?, ¿a qué hora acostumbras a salir? yo vengo siempre a las 8, hasta las 10 no empiezo a trabajar, ¿sabes?
Hablaba como si se conociesen de toda la vida.
-Trabajo en una inmobiliaria, y ahora con la crisis las ventas han caído en picado, a pesar de que los precios han caído de la misma manera, pero es lo que hay. En mi oficina estábamos 10 agentes inmobiliarios, mas el jefe, la secretaria y la mujer del jefe (que lo único que hacia era dar mal y controlar a una de las agentes inmobiliarias porque su marido estaba embobado con ella, y mira que la chica no le hacía ni caso…), pues ahora estoy yo solo con el jefe y nos pasamos las horas muertas mirándonos a la cara, hay pocos compradores y los que vienen no hacen más que regatear unos precios que están tirados, son gente con dinero que lo único que les interesa es especular, antes me encantaba mi trabajo, pero ahora las cosas han cambiado…, de todas formas estoy contento, por lo menos no lo he perdido como les ha pasado a muchos de mis amigos, que han tenido que emigrar, tengo 6 amigos en Bruselas, 3 en Alemania, 2 en Francia y 2 en Inglaterra, ahora nos llamamos “la cuadrilla internacional”, hasta nos hemos hecho un grupo en facebook. Pero no hago más que hablar de mi,  y tu ¿que haces Pilar?, mi hermana me dijo que trabajas en El Matinal, me encanta ese periódico, no te lo digo por hacerte la pelota, lo compro todos los días, me gusta por su independencia, cosa que es difícil encontrar hoy en día, donde reina el servilismo a sus anchas.
-Pues si, trabajo en el Matinal desde hace 5 años, me encanta mi trabajo, tengo jornada partida, así que hasta las 7 no llego a casa, tenemos un equipo de trabajo majísimo, la verdad es que son mi familia en la ciudad, aunque mi familia vive fuera nunca me he sentido sola.
-¡A ver Daniel!, hazme sitio en la mesa que vengo con una bandeja cargada hasta los topes – la voz de Eva que se acercaba interrumpió la conversación entre Daniel y Pilar-. Ya veo que habéis hecho buenas migas, así me gusta.
La verdad es que Pilar se encontraba cada vez más a gusto en  compañía de los dos hermanos, se sentía muy cómoda charlando con ellos. Eva repartió las tazas de café y unas pastas que había encontrado en la cocina, mientras iba colocando las tazas en la mesa, le acerco un zumo a Pilar.
-Toma Pilar, te he hecho un zumo con unas frutas que tenías en la cocina, esto te sentará genial, también te he traído hielo en una bolsa para ponerte sobre el tobillo, esto ayudará a bajar la inflamación, en una semana estarás genial, ya verás, al final podrás colocarte tus tacones –Eva hizo un guiño de complicidad a Pilar cuando terminó de hablar-
-Gracias Eva –dijo Pilar-
-Pues aquí nos estábamos conociendo Pilar y yo cuando has llegado Eva, ya le he dicho que soy asiduo de El Matinal.
-Eso puedo corroborarlo yo Pilar –dijo Eva-, ¡si no se lo lee todos los días se pone impertinente de lo más!
Pilar contemplaba la escena, que fácil había resultado todo y que relajada se sentía, el dolor había disminuido de manera notable y daba por bien empleado el accidente de la tarde anterior, así había tenido ocasión de hacer un paréntesis en su vida y sobre todo había tenido ocasión  de conocer a Eva, por la que sentía una profunda admiración y agradecimiento, y a la que ya consideraba como una gran amiga.
Cuando terminaron el café los dos hermanos se fueron.
-Cuídate mucho, esta tarde cuando termine de trabajar vendré a verte –dijo Eva mientras recogía las tazas y platos y los llevaba a la cocina-, procura moverte lo menos posible, y si tienes que hacerlo te colocas esta tobillera con la férula que te puso ayer Julián –Eva entrego a Pilar una tobillera que saco de su pequeño bolso de mano-.
-A mi también me gustaría volver a visitarte –dijo Daniel-, aunque hoy me resultará imposible, pero si no te molesta podría pasar mañana cuando termine de correr y antes de ir a trabajar, me ha encantado conocerte.
Pilar noto cierta complicidad en Daniel, que le hizo sospechar que la atracción entre ellos había sido mutua, ¿o quizá no?, en fin no quería hacerse ilusiones, pero la alegría de volver a ver a Daniel se traslucía por la inmensa sonrisa que le dedicó cuando este se acerco a sus mejillas para volver a estamparle dos besos.
-¡Hasta mañana preciosa! –Dijo Daniel mientras le guiñaba un ojo-.
-Hasta mañana Daniel, ¡y gracias por todo! (te estaré esperando ansiosa -pensó Pilar mientras los hermanos salían de su casa-).
Pilar pasó el resto del día haciendo reposo y conectándose a través de Internet con el periódico para realizar su trabajo, tenía en marcha un trabajo de investigación sobre la discriminación de la mujer en el mundo laboral y aprovechó el día para buscar información y estudiar la que ya tenía, no se encontraba con ánimos para cocinar, así que pidió comida preparada a un restaurante chino que tenía cerca de casa y al que recurría cuando tenía un día de los  que ella denominaba “hartazgo del chef”. El día se le pasó volando y estaba ya oscureciendo cuando de repente sonó el timbre de su puerta, se levantó con mucho cuidado pues su tobillo se resentía cuando apoyaba el pie en el suelo.
-¡Que sorpresa!, -dijo cuando al abrir descubrió que Eva no venía sola-
-Ya ves –dijo Eva- te he traído el médico a casa  para que te eche un vistazo al tobillo –dijo Eva mientras desparecía en dirección a la cocina-.
-Hola Pilar –dijo Julián-, ¿que tal has pasado el día?
-Bastante bien Julián, pero estoy deseando que me des el alta, ja, ja, ja,…
-Déjame echar un vistazo –dijo Julián mientras Pilar se sentaba y se quitaba el calcetín que cubría su pie derecho-, esto está bastante bien, la evolución es buena, como mañana es viernes, yo te recomendaría que no fueses a trabajar hasta el lunes, entonces seguro que puedes apoyar el pie sin problemas, te irá bien hacer reposo estos días, hazme caso.
-Gracias Julián eres muy amable
-De eso nada, he venido porque Eva ha comprado unas pizzas, que estará metiendo en el horno y hoy me apetecía una cena italiana, ja, ja, ja,…
-¡Pero esta Eva es un caso! –dijo Pilar en voz alta con la intención de que Eva la oyese desde la cocina.
-¡Calla Pilar! –Se oyó protestar a Eva desde la cocina-, no lo he hecho por ti, sino por mi, así no mancho mi cocina, ja, ja, ja…
En un momento la cena estaba preparada, Eva había cocinado una pizzas en el horno y había preparado también una ensalada con lo que  encontró en el frigorífico de Pilar. Julián había traído una botella de un buen vino tinto, y aunque Pilar no era experta en vinos supo reconocer la calidad del caldo. Los tres amigos estuvieron charlando durante horas, el tiempo transcurría sin que ellos se diesen cuenta, la sobremesa estaba siendo de lo más placentera, entonces Julián miro el reloj y exclamó:
-¡Pero si son las once!, os dejo chicas, que mañana el despertador no perdona, además tengo un buen rato hasta llegar a mi casa.
-¿Donde vives? –Preguntó Pilar-
-En la zona alta de la ciudad, a estas horas me costará una media hora llegar, cuando encuentro embotellamientos puedo tardar una hora o más en llegar a casa; bueno chicas os dejo, y tu Eva no te quedes mucho rato que Pilar debería acostarse pronto.
-No te preocupes, me iré antes de que tu llegues a tu casa, buenas noches amor –dijo Eva- mientras rozaba sus labios en un amoroso beso-
Se notaba que la relación entre aquellas dos personas tan distintas fluía de forma natural, a pesar de la diferencia de edad, cuando Pilar los veía juntos se le olvidaba que Julián podría ser el padre de su recién estrenada amiga.
Julián se fue y allí quedaron Pilar y Eva, siguieron hablando un buen rato, conociéndose y contándose sus vidas la una a la otra, las dos tenían ganas de hablar y ambas sentían la necesidad de contarse sus vidas mutuamente.
De repente Eva se puso seria
-Quiero contarte el inicio de mi relación con Julián, todo fue a raíz de la muerte de mis padres, ellos tuvieron un accidente de automóvil hace tres años, mi padre murió en el acto y mi madre quedó mal herida, fue trasladada al hospital y estuvo allí 15 días, que a mi me parecieron 15 años, Julián se tomó mucho interés en todo ese tiempo, pero a pesar de sus desvelos, mi madre no pudo superar las graves heridas sufridas y falleció, Daniel y yo quedamos destrozados, durante esos días Julián nos ayudó en todo lo que te puedas imaginar, supongo que el hecho de que mis padres fuesen más o menos de su edad le hizo volcarse con nosotros.
- Julián acababa de salir de un matrimonio que no debió haberse celebrado nunca -continuó Eva- se casó justo al terminar la carrera con una chica de su entorno, los dos procedían de familias acomodadas de la clase alta de la ciudad y habían compartido muchos ratos de infancia y adolescencia, los padres de ambos eran socios y las madres amigas de toda la vida, pero lo cierto es que Julián no estaba enamorado de su mujer y que su mujer lo utilizó para seguir viviendo cómodamente y tener una posición social de la que no quería prescindir, era incapaz de hacer nada positivo, le gustaba viajar, salir, ir de juerga,…, pero lo que mas le gustaba era hacerle daño, se acostó con todos los médicos del Hospital y con todos los “amigos” de Julián. ¡Está tarada!, me produce repugnancia hablar de esa mujer; mientras tanto Julián trabajaba y miraba hacia otro lado, era incapaz de afrontar la situación, hasta que no pudo más. Se la encontró un día totalmente borracha o drogada (nunca lo he sabido con certeza, porque a Julián no le gusta hablar del tema) y desnuda en el jardín de su casa con el hijo de su mejor amigo, un crío al que solo utilizó para torturar a Julián. No se como puede haber gente tan mala en este mundo, te lo juro Pilar, no puedo entenderlo.
El caso es que nos encontramos los dos totalmente destrozados y el amor surgió de forma natural y espontánea, tenemos una relación maravillosa, cada uno seguimos viviendo en nuestro mundo, pero procuramos compartir juntos todo el tiempo que podemos, los dos nos sentimos cómodos así y de momento no necesitamos más, soy de la opinión de que a la vida hay que pedirle lo justo, desde que murieron mis padres muchas cosas cambiaron para mi, empecé a valorar las cosas auténticas de la vida y dejar pasar la falsedad sin que me afecte.
-Lo siento Eva –Pilar se había quedado estupefacta escuchando la historia de Eva-.
- Has debido de sufrir mucho Eva… -no sabía que podía decir después de haber escuchado aquella historia, era cierta la manida frase de que la realidad supera ampliamente a la ficción-.
-Si, sufrí mucho y echo de menos a mis padres cada día. Pero no tuve otro remedio que continuar con mi vida. ¿Sabes Pilar?, cada día amanece, y después de la noche más oscura llega el día más claro.
-Bueno tengo que dejarte, que Julián estará a punto de llegar a casa y lo primero que hará será llamarme para comprobar que he cumplido mi palabra. Por cierto Pilar, dame tu numero de móvil, me resultará mas cómodo llamarte que no estar invadiendo tu intimidad cada día,  ja, ja, ja,… ¡y a ti también! -dijo Eva mientras le guiñaba el ojo-.
Las dos amigas intercambiaron sus números de teléfono y Eva se encaminó  hacia la puerta, cuando iba a abrirla le dijo:
-Por cierto Pilar, has dejado a mi hermano encandilado, no se que embrujo habrás utilizado, pero te aseguro que nunca lo había visto así.
Pilar ya no escucho el portazo que dio Eva cuando salió, estaba pensativa dando vueltas en su cabeza a todo lo que Eva le había contado en la última media hora, pero sobre todo no podía quitarse de la cabeza las últimas palabras de Eva con relación a Daniel.
En aquel momento fue consciente de cuanto había cambiado su vida en tan solo veinticuatro horas, llevaba 5 años en la ciudad y aunque su relación con todos los compañeros de la redacción era fantástica, y particularmente con Paco había entablado una profunda amistad, lo cierto es que su vida transcurría exclusivamente alrededor de su trabajo. Presentía que su vida estaba dando un giro inesperado.
Cuando sonó el despertador Pilar llevaba ya media hora despierta, y aunque parecía que la rutina quería instalarse de nuevo, ella sabía que nada volvería a ser igual. Pilar se levantó de la cama y noto que su tobillo seguía doliendo, se colocó la tobillera con la férula y se fue hacia la cocina procurando no apoyar el pie; quería tener el café preparado para que, cuando llegase Daniel, pudiese dedicarle toda su atención, estaba deseando verlo entrar de nuevo por la puerta de su casa.
Miró el calendario, era viernes, hoy tampoco iría al periódico, ya había quedado así con Paco que le había enviado un washtapp la noche anterior diciéndole que como pronto hasta el lunes no quería verla por la redacción, y que el sábado por la mañana quería ir a visitarla, pues le había resultado imposible ir antes.
Pilar encendió la radio y se quedó mirando el calendario que colgaba en su cocina, viernes 14 de Febrero San Valentín –leyó- y en ese momento en la radio se oía al locutor:
-¡Feliz día de los enamorados!
-¡Que tontería! –Exclamó Pilar-, ella nunca había creído en esas festividades.
Sonó el timbre y Pilar tuvo la sensación de que su corazón se aceleraba, fue hacia la puerta y su sorpresa fue mayúscula, allí estaba Daniel con un precioso ramo de flores.
-Buenos días guapísima, lo prometido es deuda, aquí estoy, me moría de ganas de volverte a ver, toma –dijo mientras le entregaba el ramo-, espero que no seas alérgica a las flores…, y ¡feliz día de los enamorados!
-Nunca he sido partidaria de celebrar este día
-Será porque nunca te has enamorado, aunque es difícil de creer…
-No, no es por eso, en realidad siempre me ha dado la sensación de que las grandes superficies lo utilizaban como un reclamo comercial
-¿Y qué más da? , -respondió Daniel-, cada uno puede encontrarle el sentido que quiera o usarlo como quiera, eso no tiene por que influirte, y no es necesario regalar nada para celebrarlo. Yo siempre lo he celebrado, estoy enamorado de la vida y ese es suficiente motivo, ¿no crees?
-Me estas convenciendo Daniel, anda siéntate que voy a buscar el café a la cocina.
-Déjalo, siéntate tu y voy a buscarlo yo
En ese momento los dos se dirigieron a la puerta y ocurrió lo inevitable, sus cuerpos se encontraron y Pilar perdió el equilibrio, Daniel ágilmente la recogió y sus ojos se encontraron, la profunda mirada de Daniel era limpia y Pilar se vio reflejada en sus ojos, un escalofrió recorrió su cuerpo y en ese momento sus labios se encontraron en un apasionado beso. Definitivamente su vida había cambiado para siempre.

Pilar, al cabo de un mes, acudió a su fiesta con calzado plano, estaba radiante, todo salió perfecto, mucho más de lo que ella hubiera imaginado, le acompañaban Eva, Julián y Daniel.

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