Aquí os traemos un nuevo relato de la Colección Cupido. En esta ocasión titulado "Una parada en el camino". Nos cuenta la historia de Pilar, una joven periodista absorbida por su trabajo y sola en la ciudad. El domingo revelaremos la identidad del autor de este maravilloso texto.
UNA PARADA EN EL CAMINO
Aquella tarde, a pesar de que había tenido un mal
día decidió salir a correr un rato, los excesos cometidos durante las pasadas
fiestas habían dejado su huella, y quería recuperar su peso antes de que
llegase el mes siguiente, se aproximaba la gran fiesta que tanto había esperado
y no quería que nada fallase, todo tenía que ser perfecto, habían sido muchos
años de duro trabajo y muchas horas robadas al sueño, para conseguir llegar a
formar parte del equipo de dirección del periódico El Matinal, donde empezó a
trabajar hacía ya cinco años, cuando terminó la carrera y decidió dejar su
ciudad para probar suerte fuera de su entorno, quería empezar de cero y
demostrarse que era capaz de arreglárselas sola.
Pilar fue contratada como estudiante
en prácticas al terminar sus
estudios de Periodismo, y a pesar de que las cosas andaban mal por la condenada
crisis, ella había conseguido hacerse un hueco y convertirse en imprescindible.
Siempre se había exigido mucho, así que desde el
principio decidió que nada, ni nadie, le apartarían de la meta que se había
marcado.
Quería vivir su vida de forma independiente, su
tiempo era lo único que realmente le pertenecía y quería vivirlo a su manera. Desde que era pequeña
lo había sentido así, “mi tiempo es mío, es lo único que tengo” (cuantas veces
se lo había dicho a su madre cuando esta le decía: “no pierdas el tiempo hija
mía”).
Comenzó a correr despacio, tenía los tobillos entumecidos y no quería
forzar mucho, iría a medio gas hasta que hubiese calentado lo suficiente, se ajusto
el gorro y los auriculares; empezó a sonar la música y de forma automática ella
empezó a avanzar por los senderos mientras de forma distraída organizaba en su
cabeza la jornada del día siguiente.
No vio el socavón hasta que sintió un dolor que
le pareció infinito y cayó de bruces al suelo, entonces se dio cuenta de que
había un agujero que había quedado casi tapado por las hojas que se acumulaban
en los bordes del camino. ¿Cómo pudo no verlo? Ella siempre se fijaba en todo y
estaba atenta hasta de los más pequeños detalles. No podía ponerse en pié, el
dolor y la inflamación iban en aumento, de repente se sintió vulnerable.
En dirección contraria venía una chica que también practicaba footing y al
verla en el suelo se acercó a socorrerla.
-¿Qué te ha pasado? –preguntó
-Pues…, parece que no me he dado cuenta de que
había un socavón en el sendero y he metido el pié.
-¿Te duele? –Preguntó la desconocida-
-Muchísimo – respondió Pilar-, tengo un intenso
dolor y además no puedo ponerme en pié y se me está inflamando el tobillo.
La desconocida echó un vistazo al tobillo y
mientras le quitaba la zapatilla deportiva le dijo:
-Esto no pinta bien. ¿Cómo te llamas?, yo soy
Eva, vivo cerca de aquí y tengo el coche aparcado a la salida del parque, no te
muevas que voy a acercarlo y te llevo al Hospital.
De un salto se puso en pié y echo a correr tan
rápido que antes de que se diese cuenta Pilar, Eva había desparecido de su
vista. Habían pasado unos pocos minutos cuando vio acercarse hacia ella un
pequeño vehículo, era un Smart que pasaba sin problemas por aquel sendero por
el que Pilar jamás había visto pasar ningún coche, entonces el vehículo se paró
a su lado, Eva bajó y ayudó a Pilar a entrar en el coche. Era muy pequeño, pero
muy cómodo – pensó Pilar-, no sabía que decir, el dolor del tobillo era tan
intenso y todo había pasado tan deprisa que se había quedado bloqueada.
Entonces reaccionó y al final articulo palabra:
-Muchas gracias Eva, ¡me has salvado la vida!
- Ja, ja, ja, ja…, que exagerada eres, no será
para tanto, pero todavía no se como te llamas.
-Perdona, soy Pilar, Pilar Mendiola, bajo con
frecuencia al parque a practicar footing desde hace 5 años por el mismo
sendero, y no entiendo como me ha podido pasar esto.
-¿Y a qué te dedicas Pilar Mendiola?, aparte de a
romperte el tobillo en tus ratos libres, perdona, es broma.
-No te preocupes, no se como he podido ser tan
descuidada…; pues…, soy periodista, trabajo en el Matinal. ¿Y tu?, ¿a que te
dedicas?, además de a salvar a patosas como yo.
-Pues has tenido suerte, yo soy camarera, pero mi
novio es médico y está de guardia hoy en el Hospital, así que cuando lleguemos
nos estará esperando en la puerta, porque le he llamado mientras iba a buscar
el coche. ¿Has llamado tú a alguien?
-Pues no, tengo la mala costumbre de no coger el móvil
cuando salgo a correr, de todas maneras vivo sola y mi familia no vive aquí; además
estoy acostumbrada a valerme por mi misma y a solucionarme los problemas
solita.
-¡Pues en este caso no creo que hubieses podido
dar un solo paso si no es con ayuda!
-Tienes razón Eva, no se que hubiese hecho sin tu
ayuda.
Eva volaba con aquel pequeño coche, tocaba el
pito continuamente para hacerse hueco entre los vehículos con los que se
cruzaban y apenas habían pasado 10
minutos cuando llegaron al Hospital, en la puerta había un caballero de pelo
cano y con una bata blanca fumándose un cigarro, (no puede ser -pensó Pilar-,
que ese anciano sea el novio de esta chica tan joven). Pilar le echaba a Eva
unos 25 años, año arriba o abajo, y aquel hombre se diría que pasaba
ampliamente de los 50.
-Mira Pilar, ahí está mi novio, se llama Julián,
es ese que acaba de tirar el cigarro al suelo, no te lo creerás, pero cuando me
ve hace siempre lo mismo, se piensa que no me doy cuenta, se comporta como un
niño, y como habrás observado podría ser mi padre.
-Pues tienes razón, parece mayor… - Pilar sentía
que Eva le había leído el pensamiento, y noto como un calor invadía sus
mejillas-
- No te preocupes Pilar, todo el mundo piensa lo
mismo cuando lo conoce, pero te aseguro que la diferencia de edad no es un problema para que pueda existir
una relación fantástica, yo soy el más claro ejemplo, y no te lo digo porque
sea mi caso, siempre lo había pensado, incluso antes de enamorarme de Julián.
-No, si yo no…, vamos que me parece muy respetable,
¡en fin que no me gusta sacar conclusiones precipitadas!
-¡Hola amor! -dijo Eva-, ayuda a Pilar a sentarse
en la silla de ruedas que yo voy a aparcar y ahora subo.
-Hola Eva, como se llama tu miga – preguntó
Julián, mientras echaba un vistazo al tobillo de Pilar e intentaba moverlo y
girarlo con sumo cuidado-
-¡Ay! Soy Pilar, me he torcido el tobillo en el
parque y en ese momento pasaba Eva y me ha socorrido, ¡ha sido mi ángel de la
guarda!
-Así es Eva, un ángel de la guarda, has tenido
suerte Pilar, en medio de todo.
Todavía estaba Pilar acomodándose en la silla de
ruedas cuando Eva había desaparecido de su vista y la había dejado con aquél
desconocido. Pero que día llevaba…, en definitiva Eva también era una
desconocida, solo 20 minutos antes ni siquiera conocía a ninguno de los dos, y
ahora tenía la sensación de que Eva fuese su amiga de toda la vida.
Mientras Julián empujaba la silla por aquellos
pasillos llenos de gente no paraba de hablar, Pilar tenía una rara sensación,
el tobillo parecía que le iba a estallar y no podía concentrarse en todo lo que
Julián iba diciendo.
-Así que eres amiga de Eva, ¿tu también vas a
correr todos los días?, ella es incansable, tiene una energía desbordada, no
puede parar un momento.
Llevamos 3
años juntos y cada día conozco un nuevo amigo suyo.
-No, que va –dijo Pilar- acabo de conocerla,
cuando me he caído ha venido a socorrerme y antes de que me diese cuenta ya
casi habíamos llegado al Hospital.
-Así es Eva…, una amor. ¿Te duele mucho el
tobillo?, ¿puedes apoyarlo?
-Si, me duele cada vez más, cuando me he caído en
el parque no he podido ponerme en pié, ahora no puedo apoyarlo. La verdad es
que entre Eva y tú me habéis llevado en palmitas.
-Tiene toda la pinta de ser un esguince, que en
medio de todo es lo menos malo, si hubiese sido una luxación el dolor sería
mucho más intenso y tendría otro aspecto, pero enseguida saldremos de dudas.
En aquel momento llegaron a una pequeña sala que
estaba a rebosar de todo tipo de cosas, una enfermera se les acerco y saludo a Julián
afectuosamente:
-Hola Julián, ¿que tenemos aquí?
-Parece un esguince, quiero que la lleves a rayos
y que le hagan una radiografía del tobillo derecho, para descartar una lesión
mayor, pero parece un esguince…, anda llévatela y luego me la traes a mi
consulta; Pilar te dejo en manos de Nuria, es la mejor enfermera del servicio
de traumatología, enseguida nos vemos.
Pilar estaba alucinando, iba pasando de mano en
mano, de desconocido en desconocido y se dejaba hacer sin decir nada; cuando
avanzaban por el pasillo vio que Eva se acercaba hacia ellas.
-Hola Nuria, cuanto tiempo sin verte, te
encuentro fantástica, ¡la maternidad te prueba!, ya veo que has conocido a
Pilar
-Hola Eva, yo también me alegro de verte, me
llevo a tu amiga a rayos, Julián está en su consulta, si quieres ir hacia allí
en un momento os devuelvo a Pilar.
-¡Nos vemos Pilar!, le dijo Eva mientras se
alejaba de ellas.
Todo transcurrió deprisa, nunca antes había
estado en un hospital, gracias a Dios gozaba de muy buena salud, solo había ido
en algunas ocasiones de visita y no le gustaba mucho el olor que destilaban los
pasillos de los hospitales.
De nuevo se encontró con Eva y Julián, Nuria le
dio las radiografías a Julián y se despidió muy afectuosamente de los tres.
-Bueno chicos a mandar, ya sabéis donde
encontrarme, lo dicho Eva, me alegro de verte tenemos que quedar algún día y tu
Pilar, que te mejores –dijo mientras cerraba la puerta de la consulta a sus
espaldas.
Julián saco las radiografías del sobre y empezó a
escudriñarlas con gran atención.
-Bueno Pilar, esto es lo menos que podía pasarte,
estás de suerte; no tienes ninguna fractura, ni luxación, es un esguince limpio
y en poco tiempo ni te acordarás de el, te lo voy a vendar con una férula para procurar inmovilizarlo en
lo posible y me tienes que prometer que harás reposo, también te voy a
prescribir un antiinflamatorio, cuando llegues a tu casa te quitas el vendaje y
te aplicas hielo, eso te irá muy bien para bajar la inflamación, te ha salido
un pequeño hematoma que es absolutamente normal, la torcedura te ha tenido que
doler, ¿verdad?
-Ya lo creo…
-No te preocupes en un mes como nueva.
-¡Un mes!, -exclamó Pilar-, en ese momento
se acordó de su fiesta importante del periódico, y de los zapatos de tacón que
ya se había comprado a juego con su traje, se acordó de todo el tiempo que
llevaba preparando ese día (que tenía que ser perfecto), y de repente explotó,
empezó a llorar y a gimotear, como si toda la tensión acumulada por todos los
acontecimientos que habían ocurrido aquella tarde de forma precipitada buscasen
una vía de escape. Eva y Julián se miraron sin entender a que venia aquella
explosión emocional.
-Perdonarme chicos –dijo Pilar cuando consiguió
calmarse-, han sido muchas cosas las que me han pasado esta tarde. Estoy muy
agradecida por vuestra ayuda, la verdad es que os habéis portado genial
conmigo, no se que hubiera hecho en el parque si no llega a venir Eva a socorrerme
.., el caso es que dentro de un mes tengo un acontecimiento profesional que
llevo mucho tiempo preparando y cuando Julián ha dicho que en un mes estaré
bien me he acordado de que ese día quería estar perfecta y estrenar mis zapatos
de tacón, no se si podrá ser…, nunca antes he utilizado tacones, pero ese día
quería ponerme unos especiales, es una bobada, pero para mi tiene sentido…,
-Pero Pilar, si no puedes ponerte tus tacones
podrás acudir con calzado plano, lo que te aseguro es que para entonces ya tendrás
curado el esguince y que la inflamación habrá cedido, y por supuesto el dolor
habrá desaparecido.
-Por cierto Pilar –dijo Eva como si se descolgase
de una nube-, antes me has dicho que no tenias teléfono, toma el mío y llama a
quien quieras…
-No gracias Eva, aquí no tengo familia, ya
llamaré desde casa cuando llegue, cogeré un taxi en la puerta del hospital, no
quiero causaros más molestias.
-Cómo que un taxi, yo te llevaré a donde tú me
digas y te ayudaré a instalarte en tu casa, faltaría más…
-Pero me sabe mal que…
-Calla, calla mujer, no hay más que discutir
Eva salio de la consulta mientras le decía a
Julián:
-Que la baje un celador a la puerta de urgencias
que en 3 minutos estoy yo allí.
Dicho y hecho, en pocos minutos Pilar se vio de
nuevo en el asiento del smart de Eva.
-A donde vamos Pilar, ¿donde vives?
-En la calle que hay frente a la entrada
principal del parque, en el número 10, vivo en un bajo.
-¡Pero que casualidad! –exclamo Eva-, yo también
vivo en esa calle, por eso que suelo verte con frecuencia por esa zona, y por el parque también te
había visto en varias ocasiones.
Pilar se quedó paralizada, ¿como podía ser que la
conociese?, ella nunca había reparado en Eva, y sin embargo Eva parecía conocer
gran parte de sus movimientos.
-La verdad es que en alguna ocasión he pensado en
saludarte a fuerza de verte con tanta frecuencia, pero parece que estás siempre
en otro mundo, siempre concentrada en tu mundo interior, ¿no?
-Pues quizá tengas razón Eva, aprovecho mis ratos
de ocio para organizarme el trabajo del día siguiente, las reuniones, viajes, y
demás. Creo que debería desconectar de vez en cuando. Esta tarde puedo
asegurarte que la desconexión ha sido total, no se ni que hora es.
-Son las nueve menos cuarto.
-¡Santo cielo! Tenía que haber llamado al jefe de
redacción hace media hora, para concretar una noticia que tiene que salir
mañana en primera plana, ¡creerá que me ha pasado algo!
-¡Pues creerá bien Pilar!, te ha pasado algo que
te ha hecho detenerte, yo creo que ha sido algo positivo, las cosas nunca pasan
si no hay una razón para ello, puedes estar segura -Eva siguió hablando-.
Yo vivo en el número 23, en un pequeño
apartamento del ático, ese es mi cielo particular, desde la terraza tengo una
vista maravillosa de toda la ciudad, se ve el mar y la montaña, y la luz entra
a raudales, necesito la luz para vivir, soy como las plantas, si te digo la
verdad no entiendo que ve la gente por la noche, las cosas más bonitas de la
vida ocurren a plena luz del día, me encanta el día, la luz, el sol, me encanta
verlo todo a plena luz.
-Que apasionada eres Eva, la verdad es que me alegro de haberte conocido, aunque el
motivo haya sido tan malo…
-Mira, ya hemos llegado Pilar, espera que me
subiré un poco a la acera y te ayudaré a bajar.
Eva ayudó a Pilar a bajar del coche y la acompañó
hasta su casa, allí se ocupó de dejarla bien instalada y se despidió
-Hasta mañana Pilar, procuraré venir a primera
hora, intenta descansar y haz las llamadas justas y si quieres un consejo
mañana deberías tomarte el día libre.
Habría pasado aproximadamente una hora cuando
Pilar terminó de hacer todo lo que tenía en mente, llamó a su casa y habló con
su padre, su madre había salido a hacer una visita.
-Querrá hablar contigo, cuando llegue a casa
Pilar –le dijo su padre-
-Papá, dile que no me llame, me voy a acostar
ahora, estoy agotada, pero me encuentro bien, yo la llamaré mañana a primera
hora, te lo juro.
También había hablado con Paco –el jefe de
redacción-
-No te preocupes por nada Pilar, faltaría más, ya
era hora de que parases un rato.
Se acostó y se quedó profundamente dormida
mientras daba vueltas en su cabeza a
todo lo que le había ocurrido aquella tarde, Eva, Julián, Nuria…, iban entrando
y saliendo de sus pensamientos.
Sonó el despertador como cada mañana, Pilar de
forma automática quiso ponerse en pie y de repente un dolor en el tobillo
derecho la dejó paralizada. Entonces se
acordó de todo lo que había ocurrido la tarde anterior. Parecía que podía
apoyar el pié, y con mucho cuidado se fue hacia la cocina a preparase un café;
mientras se acercaba a la cocina fue marcando el teléfono de su madre, quería
dejarla tranquila, que no se preocupase más de lo necesario
-Hola mamá, ¿te he despertado?
-¡Que me vas a despertar!, llevo toda la noche
esperando tu llamada, me tenias muy preocupada, ¿como estas amor mío?
-Bien mama, no ha sido nada, pero anoche
necesitaba descansar, y la verdad es que lo he conseguido, si no llega a sonar
el despertador todavía seguiría durmiendo, eso no me pasaba desde que era niña.
Siempre me despierto media hora antes de que suene. Anoche me dijo Paco, que ni
se me ocurriese acercarme hoy por el periódico, que me tomase el día libre, que
el se encargaría de ponerse en contacto conmigo si lo consideraba necesario y
que si de todas formas me empeñaba en trabajar podía hacerlo desde casa perfectamente.
-Ay, que majo es Paco, y que bien se porta
contigo, lástima que sea gay, porque a mi me encantaría de yerno, se preocupa
tanto por ti…
-Que pesada eres mamá, siempre queriendo
emparejarme, con lo a gusto que vivo sola…
Bueno te dejo ya te volveré a llamar por la
tarde, que está sonando el timbre, te quiero mucho, cuídate.
-¿Quién será ahora?, pensó Pilar mientras se
acercaba hacia la puerta, no espero a nadie a estas horas –pensó-
-¡Buenos días! –Pilar reconoció la voz de Eva al
otro lado de la puerta
-¿Pero donde vas tan pronto Eva? –Dijo Pilar
mientras abría la puerta-
-Pues a comprobar que te encuentras bien, que me
tienes preocupada, mira he venido con mi hermano, me lo he encontrado cuando
venía a verte, el también viene a correr al parque, y he pensado que quizá
podías invitarnos a un café. Mira Daniel, esta es Pilar, la amiga de le que te
venía hablando por el camino.
-Hola Pilar, ya me ha contado Eva lo que te pasó
ayer, encantado de conocerte, ¿te duele mucho el tobillo?
Daniel se acerco a Pilar y le estampó dos besos
en sus mejillas. Pilar estaba sorprendida de la familiaridad con que Eva se
comportaba, sentía que había un lazo entre ellas, pero más se sorprendió cuando
se fijó bien en su hermano, desde luego no podía negarse que eran hermanos
porque el parecido era enorme, notó que se sentía atraída por Daniel desde que
lo vio entrar por la puerta de su casa, estaba turbada, nunca le había pasado
nada parecido. Solo había tenido un breve romance con un chico que conoció el
primer año de universidad, duró unos
pocos meses pero le dejo un mal recuerdo y siempre había intentado olvidarlo.
-Pues gracias por tomarte tantas molestias por mi
Eva, he dormido muy bien, de hecho, si no hubiese sido por el despertador
todavía seguiría durmiendo, hacia años que no me ocurría esto, ahora se lo
decía a mi madre, cuando habéis llamado al timbre estaba hablando con ella
precisamente –Pilar sentía que no podía dejar de hablar, la presencia de Daniel
le había turbado y eso le ponía muy nerviosa, estaba acostumbrada a controlar
las situaciones, pero esto se le estaba yendo de las manos-.
-Ahora vuelvo, sentaros un momento que enseguida
preparo el café –dijo Pilar-
-¡Que me voy a sentar! –Protesto Eva-, siéntate tu,
que ya preparo yo el café, tu tienes que hacer reposo, recuerda lo que te dijo ayer
el galeno, además juraste hacerle caso, yo estaba allí, ¿recuerdas?
Eva salio del saloncito y se fue a la cocina, el
piso era pequeño, no tenía pérdida, además Eva se desenvolvía como pez en el
agua en cualquier situación, había quedado demostrado.
Pilar se quedo a solas con Daniel en el salón,
sintió que se le hacía un nudo en la garganta
no sabía de que hablar, al fin y al cabo acababa de conocerlo.
Daniel en cambio parecía sentirse como en su
casa, le dijo a Pilar que se sentase en el sillón que el le acercaría una silla
para que pudiese tener el tobillo en alto.
-¿Así que también corres por el parque?, ¿a qué
hora acostumbras a salir? yo vengo siempre a las 8, hasta las 10 no empiezo a
trabajar, ¿sabes?
Hablaba como si se conociesen de toda la vida.
-Trabajo en una inmobiliaria, y ahora con la
crisis las ventas han caído en picado, a pesar de que los precios han caído de
la misma manera, pero es lo que hay. En mi oficina estábamos 10 agentes
inmobiliarios, mas el jefe, la secretaria y la mujer del jefe (que lo único que
hacia era dar mal y controlar a una de las agentes inmobiliarias porque su
marido estaba embobado con ella, y mira que la chica no le hacía ni caso…), pues
ahora estoy yo solo con el jefe y nos pasamos las horas muertas mirándonos a la
cara, hay pocos compradores y los que vienen no hacen más que regatear unos
precios que están tirados, son gente con dinero que lo único que les interesa
es especular, antes me encantaba mi trabajo, pero ahora las cosas han
cambiado…, de todas formas estoy contento, por lo menos no lo he perdido como
les ha pasado a muchos de mis amigos, que han tenido que emigrar, tengo 6
amigos en Bruselas, 3 en Alemania, 2 en Francia y 2 en Inglaterra, ahora nos
llamamos “la cuadrilla internacional”, hasta nos hemos hecho un grupo en
facebook. Pero no hago más que hablar de mi, y tu ¿que haces Pilar?, mi hermana me dijo que
trabajas en El Matinal, me encanta ese periódico, no te lo digo por hacerte la
pelota, lo compro todos los días, me gusta por su independencia, cosa que es
difícil encontrar hoy en día, donde reina el servilismo a sus anchas.
-Pues si, trabajo en el Matinal desde hace 5
años, me encanta mi trabajo, tengo jornada partida, así que hasta las 7 no
llego a casa, tenemos un equipo de trabajo majísimo, la verdad es que son mi
familia en la ciudad, aunque mi familia vive fuera nunca me he sentido sola.
-¡A ver Daniel!, hazme sitio en la mesa que vengo
con una bandeja cargada hasta los topes – la voz de Eva que se acercaba
interrumpió la conversación entre Daniel y Pilar-. Ya veo que habéis hecho
buenas migas, así me gusta.
La verdad es que Pilar se encontraba cada vez más
a gusto en compañía de los dos hermanos,
se sentía muy cómoda charlando con ellos. Eva repartió las tazas de café y unas
pastas que había encontrado en la cocina, mientras iba colocando las tazas en
la mesa, le acerco un zumo a Pilar.
-Toma Pilar, te he hecho un zumo con unas frutas
que tenías en la cocina, esto te sentará genial, también te he traído hielo en
una bolsa para ponerte sobre el tobillo, esto ayudará a bajar la inflamación,
en una semana estarás genial, ya verás, al final podrás colocarte tus tacones
–Eva hizo un guiño de complicidad a Pilar cuando terminó de hablar-
-Gracias Eva –dijo Pilar-
-Pues aquí nos estábamos conociendo Pilar y yo
cuando has llegado Eva, ya le he dicho que soy asiduo de El Matinal.
-Eso puedo corroborarlo yo Pilar –dijo Eva-, ¡si
no se lo lee todos los días se pone impertinente de lo más!
Pilar contemplaba la escena, que fácil había
resultado todo y que relajada se sentía, el dolor había disminuido de manera
notable y daba por bien empleado el accidente de la tarde anterior, así había
tenido ocasión de hacer un paréntesis en su vida y sobre todo había tenido
ocasión de conocer a Eva, por la que
sentía una profunda admiración y agradecimiento, y a la que ya consideraba como
una gran amiga.
Cuando terminaron el café los dos hermanos se
fueron.
-Cuídate mucho, esta tarde cuando termine de
trabajar vendré a verte –dijo Eva mientras recogía las tazas y platos y los
llevaba a la cocina-, procura moverte lo menos posible, y si tienes que hacerlo
te colocas esta tobillera con la férula que te puso ayer Julián –Eva entrego a
Pilar una tobillera que saco de su pequeño bolso de mano-.
-A mi también me gustaría volver a visitarte
–dijo Daniel-, aunque hoy me resultará imposible, pero si no te molesta podría
pasar mañana cuando termine de correr y antes de ir a trabajar, me ha encantado
conocerte.
Pilar noto cierta complicidad en Daniel, que le
hizo sospechar que la atracción entre ellos había sido mutua, ¿o quizá no?, en fin
no quería hacerse ilusiones, pero la alegría de volver a ver a Daniel se
traslucía por la inmensa sonrisa que le dedicó cuando este se acerco a sus
mejillas para volver a estamparle dos besos.
-¡Hasta mañana preciosa! –Dijo Daniel mientras le
guiñaba un ojo-.
-Hasta mañana Daniel, ¡y gracias por todo! (te
estaré esperando ansiosa -pensó Pilar mientras los hermanos salían de su casa-).
Pilar pasó el resto del día haciendo reposo y
conectándose a través de Internet con el periódico para realizar su trabajo,
tenía en marcha un trabajo de investigación sobre la discriminación de la mujer
en el mundo laboral y aprovechó el día para buscar información y estudiar la
que ya tenía, no se encontraba con ánimos para cocinar, así que pidió comida
preparada a un restaurante chino que tenía cerca de casa y al que recurría
cuando tenía un día de los que ella
denominaba “hartazgo del chef”. El día se le pasó volando y estaba ya
oscureciendo cuando de repente sonó el timbre de su puerta, se levantó con
mucho cuidado pues su tobillo se resentía cuando apoyaba el pie en el suelo.
-¡Que sorpresa!, -dijo cuando al abrir descubrió
que Eva no venía sola-
-Ya ves –dijo Eva- te he traído el médico a casa para que te eche un vistazo al tobillo –dijo
Eva mientras desparecía en dirección a la cocina-.
-Hola Pilar –dijo Julián-, ¿que tal has pasado el
día?
-Bastante bien Julián, pero estoy deseando que me
des el alta, ja, ja, ja,…
-Déjame echar un vistazo –dijo Julián mientras
Pilar se sentaba y se quitaba el calcetín que cubría su pie derecho-, esto está
bastante bien, la evolución es buena, como mañana es viernes, yo te
recomendaría que no fueses a trabajar hasta el lunes, entonces seguro que
puedes apoyar el pie sin problemas, te irá bien hacer reposo estos días, hazme
caso.
-Gracias Julián eres muy amable
-De eso nada, he venido porque Eva ha comprado
unas pizzas, que estará metiendo en el horno y hoy me apetecía una cena
italiana, ja, ja, ja,…
-¡Pero esta Eva es un caso! –dijo Pilar en voz
alta con la intención de que Eva la oyese desde la cocina.
-¡Calla Pilar! –Se oyó protestar a Eva desde la
cocina-, no lo he hecho por ti, sino por mi, así no mancho mi cocina, ja, ja,
ja…
En un momento la cena estaba preparada, Eva había
cocinado una pizzas en el horno y había preparado también una ensalada con lo
que encontró en el frigorífico de Pilar.
Julián había traído una botella de un buen vino tinto, y aunque Pilar no era
experta en vinos supo reconocer la calidad del caldo. Los tres amigos
estuvieron charlando durante horas, el tiempo transcurría sin que ellos se
diesen cuenta, la sobremesa estaba siendo de lo más placentera, entonces Julián
miro el reloj y exclamó:
-¡Pero si son las once!, os dejo chicas, que
mañana el despertador no perdona, además tengo un buen rato hasta llegar a mi
casa.
-¿Donde vives? –Preguntó Pilar-
-En la zona alta de la ciudad, a estas horas me
costará una media hora llegar, cuando encuentro embotellamientos puedo tardar
una hora o más en llegar a casa; bueno chicas os dejo, y tu Eva no te quedes
mucho rato que Pilar debería acostarse pronto.
-No te preocupes, me iré antes de que tu llegues
a tu casa, buenas noches amor –dijo Eva- mientras rozaba sus labios en un
amoroso beso-
Se notaba que la relación entre aquellas dos
personas tan distintas fluía de forma natural, a pesar de la diferencia de edad,
cuando Pilar los veía juntos se le olvidaba que Julián podría ser el padre de
su recién estrenada amiga.
Julián se fue y allí quedaron Pilar y Eva,
siguieron hablando un buen rato, conociéndose y contándose sus vidas la una a
la otra, las dos tenían ganas de hablar y ambas sentían la necesidad de
contarse sus vidas mutuamente.
De repente Eva se puso seria
-Quiero contarte el inicio de mi relación con
Julián, todo fue a raíz de la muerte de mis padres, ellos tuvieron un accidente
de automóvil hace tres años, mi padre murió en el acto y mi madre quedó mal
herida, fue trasladada al hospital y estuvo allí 15 días, que a mi me
parecieron 15 años, Julián se tomó mucho interés en todo ese tiempo, pero a
pesar de sus desvelos, mi madre no pudo superar las graves heridas sufridas y
falleció, Daniel y yo quedamos destrozados, durante esos días Julián nos ayudó
en todo lo que te puedas imaginar, supongo que el hecho de que mis padres
fuesen más o menos de su edad le hizo volcarse con nosotros.
- Julián acababa de salir de un matrimonio que no
debió haberse celebrado nunca -continuó Eva- se casó justo al terminar la
carrera con una chica de su entorno, los dos procedían de familias acomodadas
de la clase alta de la ciudad y habían compartido muchos ratos de infancia y
adolescencia, los padres de ambos eran socios y las madres amigas de toda la
vida, pero lo cierto es que Julián no estaba enamorado de su mujer y que su
mujer lo utilizó para seguir viviendo cómodamente y tener una posición social
de la que no quería prescindir, era incapaz de hacer nada positivo, le gustaba
viajar, salir, ir de juerga,…, pero lo que mas le gustaba era hacerle daño, se
acostó con todos los médicos del Hospital y con todos los “amigos” de Julián. ¡Está
tarada!, me produce repugnancia hablar de esa mujer; mientras tanto Julián
trabajaba y miraba hacia otro lado, era incapaz de afrontar la situación, hasta
que no pudo más. Se la encontró un día totalmente borracha o drogada (nunca lo
he sabido con certeza, porque a Julián no le gusta hablar del tema) y desnuda
en el jardín de su casa con el hijo de su mejor amigo, un crío al que solo
utilizó para torturar a Julián. No se como puede haber gente tan mala en este
mundo, te lo juro Pilar, no puedo entenderlo.
El caso es que nos encontramos los dos totalmente
destrozados y el amor surgió de forma natural y espontánea, tenemos una relación
maravillosa, cada uno seguimos viviendo en nuestro mundo, pero procuramos
compartir juntos todo el tiempo que podemos, los dos nos sentimos cómodos así y
de momento no necesitamos más, soy de la opinión de que a la vida hay que
pedirle lo justo, desde que murieron mis padres muchas cosas cambiaron para mi,
empecé a valorar las cosas auténticas de la vida y dejar pasar la falsedad sin
que me afecte.
-Lo siento Eva –Pilar se había quedado
estupefacta escuchando la historia de Eva-.
- Has debido de sufrir mucho Eva… -no sabía que
podía decir después de haber escuchado aquella historia, era cierta la manida
frase de que la realidad supera ampliamente a la ficción-.
-Si, sufrí mucho y echo de menos a mis padres
cada día. Pero no tuve otro remedio que continuar con mi vida. ¿Sabes Pilar?,
cada día amanece, y después de la noche más oscura llega el día más claro.
-Bueno tengo que dejarte, que Julián estará a
punto de llegar a casa y lo primero que hará será llamarme para comprobar que
he cumplido mi palabra. Por cierto Pilar, dame tu numero de móvil, me resultará
mas cómodo llamarte que no estar invadiendo tu intimidad cada día, ja, ja, ja,… ¡y a ti también! -dijo Eva
mientras le guiñaba el ojo-.
Las dos amigas intercambiaron sus números de
teléfono y Eva se encaminó hacia la
puerta, cuando iba a abrirla le dijo:
-Por cierto Pilar, has dejado a mi hermano
encandilado, no se que embrujo habrás utilizado, pero te aseguro que nunca lo
había visto así.
Pilar ya no escucho el portazo que dio Eva cuando
salió, estaba pensativa dando vueltas en su cabeza a todo lo que Eva le había
contado en la última media hora, pero sobre todo no podía quitarse de la cabeza
las últimas palabras de Eva con relación a Daniel.
En aquel momento fue consciente de cuanto había
cambiado su vida en tan solo veinticuatro horas, llevaba 5 años en la ciudad y
aunque su relación con todos los compañeros de la redacción era fantástica, y
particularmente con Paco había entablado una profunda amistad, lo cierto es que
su vida transcurría exclusivamente alrededor de su trabajo. Presentía que su
vida estaba dando un giro inesperado.
Cuando sonó el despertador Pilar llevaba ya media
hora despierta, y aunque parecía que la rutina quería instalarse de nuevo, ella
sabía que nada volvería a ser igual. Pilar se levantó de la cama y noto que su
tobillo seguía doliendo, se colocó la tobillera con la férula y se fue hacia la
cocina procurando no apoyar el pie; quería tener el café preparado para que,
cuando llegase Daniel, pudiese dedicarle toda su atención, estaba deseando
verlo entrar de nuevo por la puerta de su casa.
Miró el calendario, era viernes, hoy tampoco iría
al periódico, ya había quedado así con Paco que le había enviado un washtapp la
noche anterior diciéndole que como pronto hasta el lunes no quería verla por la
redacción, y que el sábado por la mañana quería ir a visitarla, pues le había
resultado imposible ir antes.
Pilar encendió la radio y se quedó mirando el
calendario que colgaba en su cocina, viernes 14 de Febrero San Valentín –leyó-
y en ese momento en la radio se oía al locutor:
-¡Feliz día de los enamorados!
-¡Que tontería! –Exclamó Pilar-, ella nunca había
creído en esas festividades.
Sonó el timbre y Pilar tuvo la sensación de que
su corazón se aceleraba, fue hacia la puerta y su sorpresa fue mayúscula, allí
estaba Daniel con un precioso ramo de flores.
-Buenos días guapísima, lo prometido es deuda,
aquí estoy, me moría de ganas de volverte a ver, toma –dijo mientras le
entregaba el ramo-, espero que no seas alérgica a las flores…, y ¡feliz día de
los enamorados!
-Nunca he sido partidaria de celebrar este día
-Será porque nunca te has enamorado, aunque es
difícil de creer…
-No, no es por eso, en realidad siempre me ha
dado la sensación de que las grandes superficies lo utilizaban como un reclamo
comercial
-¿Y qué más da? , -respondió Daniel-, cada uno
puede encontrarle el sentido que quiera o usarlo como quiera, eso no tiene por
que influirte, y no es necesario regalar nada para celebrarlo. Yo siempre lo he
celebrado, estoy enamorado de la vida y ese es suficiente motivo, ¿no crees?
-Me estas convenciendo Daniel, anda siéntate que
voy a buscar el café a la cocina.
-Déjalo, siéntate tu y voy a buscarlo yo
En ese momento los dos se dirigieron a la puerta
y ocurrió lo inevitable, sus cuerpos se encontraron y Pilar perdió el
equilibrio, Daniel ágilmente la recogió y sus ojos se encontraron, la profunda
mirada de Daniel era limpia y Pilar se vio reflejada en sus ojos, un escalofrió
recorrió su cuerpo y en ese momento sus labios se encontraron en un apasionado
beso. Definitivamente su vida había cambiado para siempre.
Pilar, al cabo de un mes, acudió a su fiesta con
calzado plano, estaba radiante, todo salió perfecto, mucho más de lo que ella
hubiera imaginado, le acompañaban Eva, Julián y Daniel.
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