Procedencia: Tauste, Zaragoza.
Hoy viene a compartir líneas con todos nosotros al 2022 DE LETRAS Carmina Gascón (Tauste, Zaragoza). Ya se sumó a Zarracatalla durante el confinamiento y en esta ocasión nos trae un emocionante relato que no os permitirá apartar los ojos del mismo hasta su sorprendente final. Esta convocatoria está siendo tan reconfortante como variada... ¡Qué maravilla!
Espero poder seguir compartiendo estos momentos mágicos en nuevas aventuras literarias. Gracias, Carmina.
A continuación os dejo aquí su texto para que disfrutéis de su lectura...
“CULPABLE O INOCENTE”
Nueve y diez de la noche, tras los
titulares del informativo Roberto Fernández detalla las cifras actualizadas que
presenta la covid. Los espectadores, instalados en su rutina nocturna, no
muestran demasiado interés después de dos años de pandemia y las manos de la
mayoría de los españoles que permanecen delante del televisor buscan instintivamente
el móvil para comprobar si sus últimos mensajes ofrecen un reclamo más
atractivo.
El tedio desaparece con el gesto del
presentador al leer el rótulo impactante de “Noticia de última hora” que saca
inmediatamente a los telespectadores de su indiferencia. Este escueto letrero
provoca morbo y curiosidad por conocer dónde se ha producido el atentado esta
vez y hace reaccionar al público que, ahora sí, presta atención a la pantalla. No
es el terrorismo el protagonista de la imperiosa actualidad, el locutor
comienza a leer una noticia que parece sacada de la película Lo imposible, pero
las imágenes que acompañan el texto no dejan lugar a dudas: la ciudad más poblada
de Estados Unidos está siendo inundada de forma totalmente incontrolada, las
calles más próximas a la bahía de Nueva York aparecen como ríos desbocados por
los que coches, personas, marquesinas, semáforos… navegan de forma caótica. Bocas
de metro, garajes y sótanos, completamente anegados, albergan cadáveres que muestran
la magnitud de la tragedia. La causa de todo ello parece ser, según fuentes
consultadas, la fusión de uno de los glaciares más próximos a la zona norte del
continente americano; las corrientes, mareas y el destino han ocasionado el
resto. Rápidamente el presidente de la nación, Joe Biden, convoca a expertos en
desastres naturales que puedan dar respuesta a la terrible catástrofe que se
está produciendo. La situación de emergencia obliga a coordinar esfuerzos para valorar
los daños y buscar recursos necesarios que permitan actuar de forma inmediata.
Paliar en lo posible el drama que se está viviendo en esta gran ciudad es el
objetivo prioritario en esos momentos. Responsables de los cuerpos de bomberos,
policía, ejército y sanidad se reúnen por videoconferencia con políticos y especialistas
en oceanografía.
Llegan a la redacción desgarradoras
escenas desde la capital del mundo occidental, que se intercalan con declaraciones
de investigadores explicando las numerosas advertencias difundidas durante los
últimos años sobre los temibles efectos del cambio climático. Voces autorizadas
que hablaban sobre las consecuencias que podían sobrevenir por el maltrato
continuado que se estaba infligiendo al planeta habían sido ignoradas o
acalladas con discretas soluciones a medio plazo, un insignificante bálsamo
aplicado a un enfermo en estado crítico. Los políticos ahora se apresuran a
proclamar la toma de medidas urgentes que ya estaban anunciadas en sus
programas, pero que habían sido olvidadas junto con otras muchas de las
promesas electorales que cada cuatro años nos invaden.
Las personas que presencian desde la
tranquilidad de su salón la tragedia no dan crédito a lo que están
contemplando, pero, por otro lado, todos son conscientes de cómo la ficción se
ha visto superada en multitud de ocasiones por una realidad cruel y desmedida.
Los teléfonos, ante la avalancha de mensajes, whatsapp y consultas de todo
tipo, se colapsan por unos minutos. Los suficientes para que quienes permanecen
atónitos frente al televisor, por un momento y de forma angustiosa, tengan la
certeza de que los innumerables avisos sobre los graves efectos originados por
el calentamiento global no eran una falacia o premoniciones de un futuro poco alentador,
sino que ya se están haciendo notar y estamos empezando a sufrir la parte más
amarga de las anunciadas consecuencias. Las irresponsables conductas consumistas
están llevando el caos a una gran ciudad donde la vida de ocho millones de
personas se ha visto paralizada por la entrada masiva de un océano
descontrolado y furioso.
Tras unos minutos asistiendo a las
imágenes más salvajes acompañadas de declaraciones de gobernantes y científicos,
Roberto Fernández vuelve a mostrar un gesto de sorpresa mayor, si cabe, que el
de hace tan solo unos instantes cuando la noticia de última hora saltó a la
pantalla. Sus titubeos muestran a un periodista veterano como si apareciera por
primera vez ante las cámaras. Ninguna crónica, por inaudita y sorprendente que
pareciera, había llevado nunca al presentador al estado actual en el que se
encuentra. La policía está irrumpiendo de forma violenta en el plató de
televisión y la directora de informativos Lola Sanjuán es detenida por emitir
información falsa, por extorsión y manipulación de datos y por utilizar un
medio público para intereses particulares, delitos que los agentes le van
leyendo junto con sus derechos. Parece que esta situación también forme parte
de una película en la que los acontecimientos ficticios y reales se mezclan en
una extraña coctelera.
La actitud de la irresponsable
periodista desentona con el caos originado a su alrededor. La calma, la
satisfacción e incluso la alegría que su cara refleja, solo serían
comprensibles si se conocieran sus verdaderas intenciones. El convencimiento
del deber cumplido le proporciona el aplomo y la serenidad que tan extraños
resultan a sus compañeros. Más que nunca, en ese instante, se siente feliz por
haber llevado a cabo el mejor trabajo de su vida profesional y personal. Las
cámaras graban la insólita escena y dan testimonio de su marcha hacia los
juzgados.
La directora se dirige a declarar ante
la jueza de guardia, y con extraordinaria naturalidad le anuncia que no va a
ser necesario ningún tipo de interrogatorio, de su bolsillo extrae unos folios
en los que describe de forma detallada todo lo sucedido. Sus palabras son
publicadas de forma inmediata por diverso medios de comunicación y rápidamente
inundan las redes sociales. Unas declaraciones que no dejan indiferente a
nadie.
“Hoy, 8 de febrero de 2022, declaro que
toda la responsabilidad por los delitos que se me imputan es mía y solamente
mía. La falta de concienciación de políticos y entes económicos, que son los
que verdaderamente gobiernan desde la sombra este planeta, me ha llevado a
hacer lo único que, desde mi punto de vista, podía conducir a un cambio de
actitud en ellos: crear una situación ficticia que en no mucho tiempo podría
ser real. La ciudad de Nueva York, capital y símbolo de la civilización actual,
ha sido el escenario elegido porque las desgracias impresionan y perturban a un
mayor número de personas, y sobre todo de dirigentes y gobernantes, cuando se
producen en lugares económicamente más desarrollados. Las imágenes han sido
grabadas por técnicos que fueron engañados sobre cuál era el destino de este
documental, al igual que todos los profesionales con los que he contado para su
realización. Si quería que el éxito de este montaje fuera real, todo mi entorno
debía permanecer al margen de mis intenciones. Por supuesto, soy consciente de
la poca trascendencia que algo tan sensacionalista podía tener en el mundo de
la comunicación en el que estamos inmersos, pero si, por un momento, alguien
con poder de decisión ha sido tocado en su fibra más sensible me daré por
satisfecha”.
En la puerta del juzgado se van
concentrando de forma espontánea personas que quieren mostrar su solidaridad con
esta brillante e insensata periodista por su heroica acción y por ser tan
ingenua como para querer cambiar el mundo. Va subiendo la temperatura emocional
de la noche cuando comienza a sonar Imagine de John Lennon, un vídeo que pasa
de móvil en móvil poniendo banda sonora a estos esperanzadores instantes. La
melodía acompaña a la multitud que pretende que la música también sea escuchada
en el interior de la sala de interrogatorios.
La madrugada se echa encima mientras la
jueza se debate ante la duda de si mantener en prisión a la detenida o declarar
libertad bajo fianza…
Carmina Gascón Tovar
Tauste, Zaragoza
Enero 2022
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Uyyyy! este final me ha liberado de la angustia de la lectura. Sorprendente este final. ... al sonar Imagine de John Lennon, un vídeo que pasa de móvil en móvil poniendo banda sonora a estos esperanzadores instantes
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